miércoles, 1 de marzo de 2023

Lunes 06 de Marzo de 2023

 


“LA COMPASIÓN ES LA VERDADERA JUSTICIA”

 

PRIMERA LECTURA

DANIEL 9,4B-10

 

“Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos”

 

Señor, Dios grande y terrible, que guardas la alianza y eres leal con los que te aman y cumplen tus mandamientos. Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos, los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, padres y terratenientes.

Tú, Señor, tienes razón, a nosotros nos abruma hoy la vergüenza: a los habitantes de Jerusalén, a judíos e israelitas, cercanos y lejanos, en todos los países por donde los dispersaste por los delitos que cometieron contra ti. Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti. Pero, aunque nosotros nos hemos rebelado, el Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona. No obedecimos al Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por sus siervos, los profetas. Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

La lectura de Daniel es una súplica de misericordia, es un texto muy provechoso para aprender humildad, para orar con humildad. El reconocimiento de que Dios es justo y que nosotros hemos pecado contra Él. Pero ese reconocimiento de nuestros pecados se convierte en una fuerte súplica de misericordia, nosotros reconocemos nuestros pecados para hundirnos, pero no en la desesperación sino en la bondad de Dios, en su piedad y en su clemencia.

 

SALMO RESPONSORIAL: 78

R. / Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.

 

No recuerdes contra nosotros

las culpas de nuestros padres;

que tu compasión nos alcance pronto,

pues estamos agotados. R.

 

Socórrenos, Dios, salvador nuestro,

por el honor de tu nombre;

líbranos y perdona nuestros pecados

a causa de tu nombre. R.

 

Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:

con tu brazo poderoso,

salva a los condenados a muerte. R.

 

Mientras, nosotros, pueblo tuyo,

ovejas de tu rebaño,

te daremos gracias siempre,

contaremos tus alabanzas

de generación en generación. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Después de recordar lo que Dios había hecho en tiempos antiguos a favor de Israel, el salmista se lamenta por la situación presente de aflicción y opresión y pide a Dios que tenga compasión de su pueblo. En la calamidad o en la prosperidad la persona debe reconocer la soberanía y la santidad de Dios y debe recordar que siempre está en manos de Dios y de su amor.  

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 6,36-38

 

“Perdonad, y seréis perdonados”

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

La lógica de Jesús es fácil de comprender porque habla de actitudes humanas habituales que debieran brotar espontáneamente; pero en la realidad cotidiana es donde por acción- reacción, heridas, frustraciones, cansancios, se dificulta que muchas personas vivan la compasión, la tolerancia y el perdón. Jesús nos invita a poner en práctica la “regla de oro” de las relaciones y de la comunión: tratar a los demás como me gustaría que me trataran a mí. La propuesta de ser compasivos y no juzgar, dando generosamente, no es sólo en beneficio de quienes nos rodean sino de nosotros mismos; aquello de Dios que habita en nosotros no puede quedar desfigurado; llevamos dentro todo el potencial de bondad y misericordia. El camino de discipulado requiere de testimonio. No son sólo palabras bonitas o versos que podamos memorizar. Necesitamos esforzarnos por hacer brotar actitudes positivas, aunque nos cueste y creamos que no vale la pena. Ejercitemos la misericordia y la compasión con quienes nos cuesta amar más.

ORACIÓN

Señor, la consecuencia final del estar distanciados de ti, de tus enseñanzas, de tu amor y  misericordia, es caer  y perder norte de nuestras vidas; para luego con el tiempo  reconocer que nos hemos equivocado por haberte dejado de lado, pedir tu perdón y el de quienes hemos ofendido. Amado Dios  queremos volver a ti, a tu presencia, a tu camino, danos la posibilidad de invitar a otros a reconciliarse contigo y convertirse en discípulos(as) y servidores(as) tuyos y  ayúdanos a no volver a fallarte nunca. Amén  

  

  “Si permites que dentro de ti crezca la raíz del amor, no podrá salir de ti sino un amor reconciliador y misericordioso”

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