“EL DESCANSO EN DIOS”
PRIMERA LECTURA
HEBREOS 4,1-5.11
“Empeñémonos en entrar en aquel descanso”
Hermanos: Temamos, no sea que, estando aún en vigor la promesa de entrar
en su descanso, alguno de vosotros crea que ha perdido la oportunidad. También
nosotros hemos recibido la buena noticia, igual que ellos; pero el mensaje que
oyeron de nada les sirvió, porque no se adhirieron por la fe a los que lo
habían escuchado. En efecto, entramos en el descanso los creyentes, de acuerdo
con lo dicho: "He jurado en mi cólera que no entrarán en mi
descanso", y eso que sus obras estaban terminadas desde la creación del
mundo. Acerca del día séptimo se dijo: "Y descansó Dios el día séptimo de
todo el trabajo que había hecho." En nuestro pasaje añade: "No
entrarán en mi descanso." Empeñémonos, por tanto, en entrar en aquel
descanso, para que nadie caiga, siguiendo aquel ejemplo de rebeldía. Palabra
del Señor
REFLEXIÓN
Descansa tu corazón en Dios, por más adversidades que tengas en tu vida,
por más dificultades que estés atravesando, por más problemas que tengas en
este momento, ten claro que no puedes negarte a encontrar descanso en el
amor de Dios, “no has perdido la oportunidad”. Descansar en el Señor es saber
que en todo puedo salir vencedor por su amor, es tener claro que mi vida está
soportada en Él, que mi existencia tiene sentido porque soy obra de sus
manos y tener la certeza de que no hay montaña más alta que Dios no mueva. El
descanso en el Señor no tiene un día fijo en el calendario, no es el ejercicio
de no hacer nada el sábado o domingo, sino es saber que mi vida está puesta en
sus manos y que mi corazón puede respirar tranquilo en Él. Cuando tengo
claro que mis cargas son llevadas por Dios, también puedo vivir con la certeza
de su victoria en mi vida.
SALMO RESPONSORIAL:
77
R./ No olvidéis las acciones de Dios
Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder. R.
Que surjan y lo cuenten a sus hijos,
para que pongan en Dios su confianza
y no olviden las acciones de Dios,
sino que guarden sus mandamientos. R.
Para que no imiten a sus padres,
generación rebelde y pertinaz;
generación de corazón inconstante,
de espíritu infiel a Dios. R.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 2,1-12
“El Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados”
Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en
casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les preponía la
palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por
el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un
boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que
tenían, le dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados quedan perdonados."
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
"¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera
de Dios?" Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: "¿Por
qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados
quedan perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a
andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la
tierra para perdonar pecados..." Entonces le dijo al paralítico:
"Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa." Se
levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se
quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: "Nunca hemos visto una
cosa igual." Palabra del Señor
REFLEXIÓN:
La experiencia de fe se alimenta esencialmente de la vida comunitaria.
Este carácter comunitario de la fe lo vemos claramente en los cuatro hombres
que se esfuerzan por acercar al paralítico a los pies de Jesús, hacen todo lo
que está a su alcance para que el enfermo escuche y sea partícipe de las
palabras del Maestro. La generosidad de estos cuatro hombres, movidos por la
fe, es la que logra la salvación del paralítico. Esta sanación es fuente de
controversia con las autoridades judías, en este caso con los escribas, quienes
murmuran al escuchar las palabras de Jesús, considerándolas como una blasfemia,
pues solo Dios perdona los pecados. A esta reclamación Jesús responde no con
más palabras, sino con una acción mayor, revelando así que Dios está con él y
con los marginados: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. Tomar la
camilla y volver a casa significa iniciar una nueva vida, una vida alejada del
pecado y de la muerte; es volver a los brazos de Dios, es participar
activamente del amor y la justicia del Reino. Hoy nos sentimos llamados a
“levantarnos” de nuestros egoísmos e injusticias que nos paralizan, y a
ponernos en el camino de la conversión.
ORACIÓN
Señor hoy queremos pedirte que nos regales la fe y el atrevimiento del
camillero de la Palabra de hoy que no se deja vencer por ninguna adversidad y
es capaz de buscar algún modo para que el paralitico se encuentre contigo.
Amén.
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