“DICHOSOS LOS LIMPIOS DE CORAZÓN”
PRIMERA LECTURA
SOFONÍAS 2,3;3,12-13
“Yo dejaré en ti, gente humilde y sencilla”
Busquen al Señor todos ustedes, los humildes de este mundo, los que
obedecen sus mandatos. Actúen con rectitud y humildad, y quizás así encontrarán
refugio en el día de la ira del Señor. Yo dejaré en ti gente humilde y
sencilla, que pondrá su confianza en mi nombre. Los sobrevivientes del pueblo
de Israel no cometerán injusticias, ni dirán mentiras, ni llenarán de embustes
su boca. Podrán alimentarse y descansar sin miedo alguno. Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Observemos como hoy la palabra nos habla de un pueblo que se vio
diezmado por factores esencialmente externos, un pueblo que fue desterrado. Mas
una lectura profunda de ese hecho externo los llevó a la conciencia de un
factor interno, por el cual sufrieron estas consecuencias: el pecado. Un pueblo
que al final entiende que ha sido infiel, como expresamente lo denuncia
Sofonías.
A Israel se le llama "infiel", a quienes desterraron a Israel
se les llama "ciudad potente y opresora." Con lo cual notamos que, no
son mejores los judíos, porque fueron infieles, ni son mejores los paganos,
porque oprimen.
Por otra parte, notemos cómo Sofonías habla de "los humildes de la
tierra, los que cumplen sus mandatos", esta gente humilde y pobre, pero al
mismo tiempo capaz de buscar la verdad, es un verdadero puente entre el Antiguo
y el Nuevo Testamento. Sofonías anuncia que este Pequeño Resto será la herencia
de Dios, son los verdaderos discípulos y si miramos el Evangelio lo que
encontramos es que María, José, Ana, Simeón y todos ellos, y también la mayor
parte de las multitudes que se apretujan para escuchar al Maestro son claros
representantes de ese grupo de humillados y a la vez fieles. Escuchemos hoy
esta voz... es un llamado también para nosotros a ser fieles al proyecto de
Dios y a buscar al Señor, con un corazón humilde y sencillo.
SALMO RESPONSORIAL: 145
R. Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de
los Cielos
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
él hace justicia a los oprimidos,
él da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R.
SEGUNDA LECTURA
PRIMERA DE CORINTIOS 1,26-31
"Dios ha escogido lo débil del mundo”
Hermanos, deben darse cuenta de que Dios los ha llamado a pesar de que
pocos de ustedes son sabios según los criterios humanos, y pocos de ustedes son
gente con autoridad o pertenecientes a familias importantes. Y es que, para
avergonzar a los sabios, Dios ha escogido a los que el mundo tiene por tontos;
y para avergonzar a los fuertes, ha escogido a los que el mundo tiene por
débiles. Dios ha escogido a la gente despreciada y sin importancia de este
mundo, es decir, a los que no son nada, para anular a los que son algo. Así
nadie podrá presumir delante de Dios. Pero Dios mismo los ha unido a ustedes
con Cristo Jesús, y ha hecho también que Cristo sea nuestra sabiduría, nuestra
justicia, nuestra santificación y nuestra liberación. De esta manera, como dice
la Escritura: "Si alguno quiere enorgullecerse, que se enorgullezca del
Señor." Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Pablo nos dice que Dios llama y consagra a los ignorantes, a los
débiles, a los insignificantes y despreciados del mundo, los que no son ni
valen nada, pero que si saben concretar la presencia de Cristo, fuerza y
sabiduría de Dios, para humillar y reducir a la nada a los que creen que valen
mucho.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 5,1-12ª
“Dichosos los pobres en el espíritu”
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y
se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
"Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los
cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los
sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y
sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de
corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa
de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros
cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa.
Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el
cielo." Palabra del Señor
REFLEXIÓN
La semana pasada contemplamos a Jesús que escoge vivir entre los pobres
de su pueblo, grita la presencia novedosa del Reino y llama discípulos a su
Escuela. Podemos decir que la liturgia de hoy describe quienes somos esos
discípulos y qué hacemos.
Nos dice Mateo: Jesús, sube al monte y se sienta allí para enseñar a los
discípulos la síntesis de la Nueva Ley, la Vida del Reino. El monte es su sede,
el lugar donde reside Dios y desde donde habla a los hombres. En Jesús hay
presencia de Dios, hay paz y hay siempre la posibilidad de “acercarse a Dios”
para escuchar su Palabra.
Por eso los discípulos llamados se acercan a Jesús para escucharlo y
recibir de Él una Palabra nueva y transformante que anime su lucha y su vivir
en medio del mundo.
A Jesús lo buscamos todos, necesitamos de Él, porque está en el centro
mismo del Evangelio y de la historia, como una persona que atrae poderosamente
los hombres hacia sí. En nosotros hay un hambre y una necesidad profunda de
Dios que sólo puede ser saciada por Jesús.
Frente a las bienaventuranzas (o más bien el “éxito”) que promete la
sociedad injusta e insolidaria, nos ofrece una descripción amplia de los
discípulos, los pobres en el espíritu, los que sufren, los que lloran, los
humildes o no violentos, los que tienen hambre y sed de justicia, los
misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz, los
perseguidos por causa de la justicia; Jesús proclama ocho veces en donde se
encuentra y cuáles son las bienaventuranzas del Reino de Dios. La verdadera
felicidad se encuentra en una sociedad justa, misericordiosa, pacífica. La
sociedad injusta ofrece felicidad en el egoísmo, el éxito personal, la
acumulación. El reino de Dios ofrece felicidad en el amor, en la sinceridad, en
la sencillez. La sociedad injusta a costa de la infelicidad de la mayoría, crea
la felicidad de la minoría. La propuesta de Jesús en el sermón de la montaña es
la de eliminar toda opresión y toda injusticia procurando la felicidad y la
vida en abundancia para todas y para todos. A todos éstos los invita a una sola
cosa; a la alegría desbordante y maravillosa de pertenecer al Reino de Dios en
medio de nuestra historia
Por eso es importante que desde el principio de este año, nos sintamos
llamados a participar como discípulos atentos y felices en este reino que ya ha
llegado y que se nos ofrece como don. Un reino abierto a todos y capaz de
llenar nuestros vacíos e ilusiones.
“Dios está de parte del pobre de
espíritu y corazón sencillo que busca a su Creador con alegría y se entrega a
Él sin reservas”
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