lunes, 1 de noviembre de 2021

Martes 02 de Noviembre de 2021

 

“NUEVA VIDA EN JESÚS”

 

 

PRIMERA LECTURA

2 MACABEOS 12, 43-46  

 

 Efectuó entre sus soldados una colecta y entonces envió hasta dos mil monedas de plata a Jerusalén a fin de que allí se ofreciera un sacrificio por el pecado. Todo esto lo hicieron muy bien inspirados por la creencia de la resurrección, pues si no hubieran creído que los compañeros caídos iban a resucitar, habría sido cosa inútil y estúpida orar por ellos. Pero creían firmemente en una valiosa recompensa para los que mueren como creyentes; de ahí que su inquietud era santa y de acuerdo con la fe. Esta fue la razón por la cual Judas ofreció este sacrificio por los muertos; para que fueran perdonados de su pecado.  Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

El texto que nos propone la liturgia de la celebración de los fieles difuntos es 2 Macabeos en el capítulo 12, es un escrito muy tardío del antiguo testamento. Durante la dominación griega en Jerusalén, hacia el siglo II antes de Cristo nos cuenta como, después de la batalla contra  Gorguias, el ejército de Judas Macabeo fue a recoger los muertos para darles sepultura y encontraron en muchos de ellos “objetos consagrados a los ídolos” que la ley prohíbe a los judíos. Judas Macabeo, entonces ofrece una celebración de sacrificios de expiación, unos, para pedir perdón de los pecados; pero con el pensamiento puesto en la resurrección.

Hay aquí dos elementos muy propios de nuestra experiencia cristiana: la conciencia del pecado comunitario, que lleva a celebrar un sacrificio para pedir perdón, y la esperanza puesta en la resurrección. Lo segundo da confianza para lo primero; porque creemos en la resurrección, pedimos perdón a Dios por el pecado de todos, no solo por los pecados de nuestros difuntos.        

 

SALMO RESPONSORIAL 129

R. / Desde lo hondo grito a Ti, Señor.

 

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R.


Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R.


Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora R.


Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R.

 

OREMOS CON EL SALMO 

Este Salmo es un humilde reconocimiento del pecado y acto de confianza en el perdón de Dios para el salmista y para todo el pueblo. Con la misma convicción de que todos necesitamos el perdón de Dios, podemos hacer nuestras las palabras del salmista. En Cristo Dios concede a todos el perdón

 

SEGUNDA LECTURA

ROMANOS 6,3-9

 

¿No saben ustedes que, al quedar unidos a Cristo Jesús en el bautismo, quedamos unidos a su muerte? 

 

Pues por el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una vida nueva, así como Cristo fue resucitado por el glorioso poder del Padre.

 

Si nos hemos unido a Cristo en una muerte como la suya, también nos uniremos a él en su resurrección. Sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con Cristo, para que el poder de nuestra naturaleza pecadora quedara destruido y ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado. Porque, cuando uno muere, queda libre del pecado. Si nosotros hemos muerto con Cristo, confiamos en que también viviremos con él. Sabemos que Cristo, habiendo resucitado, no volverá a morir. La muerte ya no tiene poder sobre él. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

El texto que nos regala la liturgia se comprende mejor si se piensa en el bautismo primitivo cuando se usaba en el rito de la inmersión: el signo de sumergirse en el agua y salir de ella expresa muy bien lo que sucede a través de este rito: el hombre se une a Cristo sepultado en la muerte y resucitado de entre los muertos. Eso tiene una primera consecuencia: esta unión con Cristo trae un cambio en el modo de vivir. El que se ha unido conscientemente con Él, ciertamente querrá vivir del modo más parecido, sin pecado. Y esta unión tiene una segunda consecuencia que es vivir con Él más allá de la muerte. El cristiano cree que Jesús ha resucitado y vive para siempre, y por eso cree también que el que se ha sumergido con Él en la muerte vivirá también por siempre.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

JUAN 14, 1-6

 

“En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones y yo les estoy preparando la suya”

 

"No se angustien ustedes. Crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar. Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar. Ustedes saben el camino que lleva a donde yo voy."

Tomás le dijo a Jesús: --Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino?

Jesús le contestó:--Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre.  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

La fiesta de los fieles difuntos que celebramos hoy es continuación y complemento de la de ayer. Junto a todos los santos ya gloriosos, queremos celebrar la memoria de nuestros difuntos. Muchos de ellos formarán parte, sin duda, de ese «inmenso gentío» que celebrábamos en la fiesta de «todos los santos»... Pero hoy no queremos rememorar su memoria en cuanto «santos» sino en cuanto difuntos, y tal vez sobre todo en cuanto «nuestros difuntos».

En ese sentido, es un día para hacer presente en nuestro corazón la memoria de todos nuestros familiares y amigos o conocidos difuntos, que quizá durante la vida diaria no podemos estar recordando. El verso del poeta «¡Qué solos se quedan los muertos!», expresa bien esa limitación humana: con el tiempo, no podemos vivir prendidos constantemente al recuerdo de nuestros difuntos... por más que seamos fieles a su memoria. Acabamos olvidando de alguna manera a nuestros difuntos, al menos en el curso de la vida ordinaria, para poder sobrevivir.

Por eso, este día es una ocasión propicia para cumplir periódicamente con el  deber de nuestro recuerdo agradecido. Orar por los difuntos no deja de ser un acto de solidaridad, al querernos sentir en comunión con ellos, más allá de los límites del espacio, del tiempo y de la carne. Un día de recuerdo, de recogimiento, para sentir en nuestro corazón la memoria de los nuestros, y para curar si hiciera falta las heridas que a veces lleva consigo: la muerte empequeñece los errores cometidos, tanto por nosotros como por quienes ya se fueron. Nos debemos reconciliar con nuestros recuerdos, con compasión, con ternura... hasta que ya no nos duelan.

 

Y miremos también como los que nos han precedido, nos han dejado una herencia vivida en el amor y en la fe, en el sacrificio y en el trabajo El sacrificio de Cristo en la cruz, nos alcanza la salvación, abre a ellos y a nosotros la esperanza de la vida eterna. El apóstol Pablo nos anuncia hoy un mensaje de alegría, de esperanza y victoria; ante la muerte, Pablo no quiere que vivamos tristes y desconsolados como los que no tienen esperanza. Para un cristiano la muerte no puede ser el final, sino el comienzo de una vida nueva, pues tiene la absoluta certeza de que Dios le concede participar de la muerte de Jesús para resucitar victorioso con Él.

 

El evangelio de este día nos confirma, a través de la resurrección de Jesús, que la vida está por encima de la muerte. La vida es el destino de la humanidad, pues es el querer de Dios, es su proyecto; y es este proyecto el que Jesús vivió y proclamó: que todos y todas tuviéramos vida y vida abundante y digna. Los que presenciaban la agonía de Jesús en la cruz creían que era la derrota de un hombre y de un proyecto, no la donación de una vida a favor de la humanidad; el único que confiesa la acción salvadora de Dios efectuada en Jesús es el centurión romano: Realmente este hombre era Hijo de Dios; esta confesión nos lleva a afirmar que la muerte, y con ella todos los sistemas que ciegan la vida, es derrotada. Por lo tanto, la fe que confesamos debe estar apoyada por verdaderas acciones que defiendan la vida, tal como lo hizo Jesús de Nazaret.

 

ORACIÓN

Señor ayúdanos, por favor a experimentar desde ahora la trascendencia, la vida más allá de la muerte física, a llevar una vida centrada en tu Palabra y en el compartir de la comunidad discipular que nos permita buscar y vivir tu Reino;  que no  vivamos una vida superficial y sin sentido, que no nos dejemos llevar por los proyectos que nos proponen avanzar sin Ti,  que permanezcamos unidos a ti que eres camino, verdad y vida. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Aura Cecilia Ocampo en su cumpleaños.Amén

 

“La persona que cree y vive a la manera de Jesús, nunca morirá…”

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