Jesucristo Rey del Universo
“EL REINADO DE CRISTO, REVOLUCIÓN EN EL
SERVICIO A LA HUMANIDAD”
Concluye hoy el año litúrgico de la Iglesia con la celebración de la
fiesta de Cristo. Rey del universo. Hemos hecho un recorrido durante el año,
celebrando el misterio de Jesús, a la luz de evangelio de Marcos y un poco el
de Juan. Podríamos preguntarnos si hemos sido discípulos conscientes y fieles
en la Escuela del Maestro y evaluar nuestra acogida al evangelio de Jesús.
PRIME RA LECTURA
DANIEL 7, 13-14
“Su dominio es eterno y no pasa”
Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo
como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le
dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo
respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin. Palabra de
Dios.
REFLEXIÓN
El profeta Daniel nos dice que el Padre Dios le ha dado a Jesús poder y
dominio pleno, un reino eterno. Por eso, cuando el ángel le anuncia a María el
nacimiento de Jesús, le dice: “Tú hijo será grande; se le llamará Hijo del
Altísimo y el Señor Dios le dará el torno de David su padre; reinará por los
siglos y su reino no tendrá fin” (Lucas 1,32-33). Su reino es de verdad y
vida, de santidad y gracia, de justicia, amor y paz.
SALMO RESPONSORIAL: 92
R../El Señor reina, vestido de majestad.
El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R.
Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo, como muchos otros resaltan la realeza del Señor. Todos estos poemas proclaman al Señor como Rey
universal, destacando los diversos motivos en que se funda su realeza. En este
caso, la soberanía del Señor aparece fundada en el acto de la creación y
afianzamiento del mundo, como una victoria divina sobre las fuerzas del caos.
SEGUNDA LECTURA
APOCALIPSIS 1, 5-8
“El príncipe de los reyes de la tierra nos ha convertido en un reino y
hecho sacerdotes de Dios”
Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el
príncipe de los reyes de la tierra. Aquel que nos amó, nos ha librado de
nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho
sacerdotes de Dios, su Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los
siglos. Amén. Mirad: Él viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que
lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa. Sí.
Amén. Dice el Señor Dios: "Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que
era y el que viene, el Todopoderoso." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
En esta segunda lectura, Juan el vidente del Apocalipsis nos
muestra al Señor Resucitado, el que designa como “El Todopoderoso”, el
Rey por excelencia el príncipe de la paz sobre los reyes de la tierra, el mismo
que se declaró rey ante Poncio Pilato, el que nos ha revelado internamente de
nuestros pecados y vacíos con su sangre, y ha liberado a su pueblo de toda
opresión e injusticia venida de las clases dominantes. Jesucristo nos ha
convertido en reyes y sacerdotes para el servicio de la humanidad entera, se
trata aquí por el bautismo del sacerdocio (Servicio) de todos los verdaderos
creyentes.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 18, 33B-37
“Tú lo dices: soy rey”
En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: "¿Eres tú el rey de los
judíos?" Jesús le contestó: "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han
dicho otros de mí?" Pilato replicó: "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y
los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?" Jesús le
contestó: "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo,
mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi
reino no es de aquí." Pilato le dijo: "Conque, ¿tú eres rey?" Jesús
le contestó: "Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he
venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad
escucha mi voz." Palabra del Señor.
REFLEXIÒN
La fiesta de Cristo Rey fue establecida en la Iglesia por Pío XI, en
1925, y la reforma litúrgica del Vaticano II la propuso, luego, como
culminación lógica del año litúrgico. La semana pasada los textos de la Palabra
nos hablaban de la aparición gloriosa de Cristo para dar cumplimiento al plan
de Dios Padre; hoy lo contemplamos en su realidad de Rey y Señor de toda la
creación.
Como los pocos reyes que quedan en nuestro tiempo son casi sólo figuras
decorativas, quizás nos cuesta descubrir el poder de esa expresión: el Señor
reina, Cristo es el Rey. Tal vez la manera más directa de reconocer el poder
evocador que aquí se esconde es tomar la frase de modo complementario, es
decir, mirando nuestro ser en cuanto súbditos de ese rey. Aunque son
equivalentes, las dos frases "Jesús es mi Señor" y "Yo soy
siervo de Cristo" tienen diverso poder en el corazón y en la mente. Pero
no se trata de un asunto personal y devocional solamente, sino es Cristo Rey
del Universo, o sea, Cristo como rey de todo y de todos.
Pilato el gobernador romano como vemos en el texto de hoy le pregunta
públicamente a Jesús: “¿Eres tú el Rey?”. Y la respuesta decidida de Jesús fue:
“Soy Rey”. Para esto he nacido, para esto vine al mundo, para ser testigo de la
verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz. Pero “mi reino no es
de este mundo”. (Jn 18,33-37). De acuerdo con esto, podemos decir que Jesús Rey
no tiene súbditos; tiene discípulos y éstos son discípulos de verdad.
Jesús no está diciendo que su Reino no toca las realidades de este mundo
sino que no depende de la autorización o de los poderes de este mundo y que en
ese sentido goza de la libertad y el poder que sólo Dios puede dar.
Celebremos que Jesús es Rey y Rey de nuestra vida y oremos durante esta
semana, como San Juan Eudes :
“Jesús, Rey legítimo y soberano de todos los corazones. Sé tú, el
Rey de mi corazón. Que yo sea todo corazón y amor por ti, como tú eres todo
corazón y amor por mí. Tú me has colmado de tus gracias y favores: Que todos
los actos de mi corazón sean amor y alabanza a ti. Corazón lleno de amor, que has
muerto por darme vida: Que yo viva tu vida, que muera de tu muerte y por
tu amor. Corazón inmenso, que me amas por doquier: que también yo te ame en
todas partes y en todas las cosas. Amén”
ORACIÓN
Buen Señor Jesús, por la acción de tu Espíritu haznos partícipes de tu
reinado, a través de una sincera y humilde fe, que se traduzca en un servicio,
generoso y misericordioso a los demás. Ven Rey del Universo, y especialmente
Rey y Señor de nuestra vida y establece tu morada perpetua en cada uno de
nosotros. Amén.
“Seguimos a un Rey
cuyo gobierno está basado en la fuerza del amor misericordioso, no del poder
político, egoísta y que calla conciencias”
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