domingo, 1 de diciembre de 2019

Martes 10 de Diciembre de 2019


“EL CONSUELO EXISTE PARA QUIEN ESPERA EN DIOS, QUIEN ESPERA UN TIEMPO NUEVO”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 40,1-11

“Dios consuela a su pueblo”

"Consolad, consolad a mi pueblo -dice vuestro Dios-; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados." Una voz grita: "En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres juntos -ha hablado la boca del Señor-." Dice una voz: "Grita." Respondo: "¿Qué debo gritar?" "Toda carne es hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, se marchita la flor, cuando el aliento del Señor sopla sobre ellos; se agosta la hierba, se marchita la flor, pero la palabra de nuestro Dios permanece por siempre." Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: "Aquí está vuestro Dios. Mirad, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN

La deportación a Babilonia significó la catástrofe más estrepitosa de la historia para el pueblo de Dios; aquella nación la entendió como castigo a sus pecados. Pero un día todo cambió, y una voz profética anunció el retorno a la tierra de los padres: había que preparar el camino. Preparación es quizá la palabra con menos eco en nuestros medios. Somos buenísimos improvisando. Preparar significa nutrir una visión de mediano y largo plazo. No dejar que la pereza y desidia se adueñen de nuestras disposiciones con eso de que “nadie sabe lo que va a pasar en el futuro” Dejemos de agobiar a la Providencia responsabilizándola de nuestras irresponsabilidades: "Ya estaría de Dios", “Si Dios quiere…” y frases parecidas. Adueñarse de la historia, preparar, mirar el futuro que Dios coloca en nuestras manos, como Isaías recomienda. ¡A levantar cabeza y a trabajar! La justicia y el derecho abren la brecha. Algo nuevo y bueno se avecina, es un adviento. Dios se apresta a consolar a su pueblo. 
Dios no nos gobierna con una ley inexorable, ni un destino ciego. Por grande y santo que sea el cielo, por puro y bello que sea Dios, sabe de tierras y miserias; entiende de dolores y pecados. En lo más alto hay un corazón. La suprema palabra no es una idea seca y fría, sino un corazón que palpita, que ama y que a su hora sabe gritar: "¡consuelen a mi pueblo!".

Ahora bien, el consuelo sólo es comprensible después del tiempo duro. Uno puede mirar los tiempos duros sólo como tiempos amargos, o puede mirarlos como purificación y preparación para una realidad nueva. El consuelo existe para quien espera un tiempo nuevo, preparémonos para vivirlo en esta Navidad.
SALMO RESPONSORIAL: 95
R. / Nuestro Dios llega con poder.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria. R.

Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.
Decid a los pueblos: "El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente." R.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque, R.

delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo es un canto litúrgico que expresa la alegría del pueblo fiel al Señor, e invitación universal a reconocer la gloria y el poder de Dios. Nuestra liturgia también debe ser expresión de la alegría que nace de nuestra fe en la obra salvadora de Dios en Cristo. La invitación universal es más actual gracias al evangelio. El juicio anunciado es juicio liberador.  
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 18,12-14

“Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Hoy encontramos a Jesús enseñando en medio del pueblo dedicado al pastoreo; acude a una experiencia posible, la pérdida de una oveja y lo que ella genera en el pastor.

El relato se ubica en la valoración de lo pequeño, en dejar claro cuál es la forma de actuar de Dios. En el corazón de Dios todos somos pequeños muy amados, dotados de libertad para poder optar por aquello que nos parezca mejor, aún a riesgo de perdernos en nuestros intereses. Aún así perdidos, Dios nos busca para reconciliarnos y hacernos volver al rebaño de la fraternidad.

La opción preferencial por los pequeños y por los que se pierden confronta, sin duda, nuestra experiencia cristiana. En la sociedad actual solemos mirar con cierto desprecio a quienes han sido víctimas de la violencia o padecen alguna enfermedad; con frecuencia juzgamos a otros de ser mala compañía, malas personas, malos trabajadores. Sin embargo, Dios nos pone ante el desafío de ir en busca de ellos y aportar a su conversión. Se trata de fomentar e implementar la acogida amorosa y fraterna en nuestra vida.

ORACIÓN
Padre misericordioso, somos tus hijos, en medio de nuestras debilidades y limitaciones, confiamos en ti, no permitas, Señor, que nunca nos alejemos ni olvidemos el perfume de tu amor; que nadie ni nada nos haga perder la ruta y olvidar el camino que nos conduce a ti. Como Padre Bueno, Maestro, Señor y Buen Pastor, sabemos que tu nos acoges y nos consuelas, eres nuestro auxilio; te pedimos ven hoy Señor, tú que nunca te olvidas de nosotros, ven que te necesitamos. Amén.


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