“JUSTICIA, PAZ Y
CONVERSION”
PRIMERA
LECTURA
ISAÍAS
2,1-5
“El
Señor reúne a todas las naciones en la paz eterna del reino de Dios”
Visión
de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días
estará firme el monte de la casa del Señor, en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán
pueblos numerosos. Dirán: "Venid, subamos al monte del Señor, a la casa
del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus
sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor."
Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas
forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra
pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la
luz del Señor. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La primera lectura, de Isaías, una de cuyas frases –la de la
conversión de las lanzas en podaderas– figura en el vestíbulo del edificio de
las Naciones Unidas en Nueva York, expresa bien la dimensión terrena de la
utopía de esperanza que animaba a los profetas: un mundo reconciliado, en la
paz de la convivencia y el trabajo, superadas las guerras y las preparaciones
para las guerras –los arsenales de armas y las maniobras militares–. Por ser
parte del Primer Testamento, a Isaías le falta un poco la visión universalista:
ni el «final» ni mucho menos el «fin» son que la Humanidad camine hacia el
monte de Sión, sino simplemente hacia la Utopía de Dios, sea cual sea el monte
sagrado de su religión.
Este primer domingo de Adviento, esta inauguración del nuevo ciclo
litúrgico, con este planteamiento inicial del tema de la esperanza y de la
imagen, del fin del mundo y de la segunda venida de Jesucristo, es un punto
para ponernos a reflexionar.
SALMO
RESPONSORIAL: 121
R.
/ Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
"Vamos
a la casa del Señor"!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén. R.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia,
en
el palacio de David. R.
Desead
la paz a Jerusalén:
"Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios." R.
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: "La paz contigo."
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien. R.
OREMOS
CON EL SALMO
Ese
Salmo es un canto entonado por los peregrinos que se dirigen al templo de
Jerusalén para celebrar una fiesta. El encuentro con Dios es motivo de profunda
alegría. La casa definitiva de Dios, el lugar de encuentro de Dios con la humanidad,
es Cristo, presente en su comunidad discipular. La paz es símbolo de todos los
beneficios divinos.
SEGUNDA LECTURA
ROMANOS 13,11-14
“Nuestra salvación está cerca”
Hermanos: Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de
despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando
empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las
actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz.
Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni
borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias.
Vestíos del Señor Jesucristo. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En la carta a los Romanos encontramos, el énfasis que Pablo hace a la
comunidad sobre la distinción necesaria que deben tener los creyentes. Asumir la fe en el proyecto de Jesús
revoluciona todo, transforma todo, hacerlo hace
que la vida misma se asuma de un modo distinto. La vida de un creyente
no puede ser igual a la de uno que no cree. Es decir, que creer en Jesús
conlleva una visión nueva de la vida, una actitud nueva una toma de postura
bien definida; vivir en esta vida teniendo siempre presente que pensar con los
criterios de la sociedad injusta es no darse cuenta del tiempo en que vivimos,
del tiempo de la salvación, del tiempo de Jesús. Aquí, las “las actividades de
las tinieblas” hacen referencia no sólo a la vida desordenada de los paganos,
sino al mismo ser pagano que es tinieblas. El creyente que vive a lo pagano es
una contradicción en la vida. Dos maneras de vivir: a lo pagano o mundano o a
lo cristiano. Para mantener la fe hoy, y para darle nuevo aliento, es preciso
caer en la cuenta, de que ser discípulo del Señor o cristiano implica una serie
de exigencias de tipo espiritual y existencial.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 24,37-44
“Estad en vela para estar preparados”
En aquel tiempo dijo Jesús a sus
discípulos: Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé
entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a
todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán
en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo:
a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque
no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de
casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir
un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la
hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En
el evangelio a la comunidad mateana, se insiste en el tema de la vigilancia que
los creyentes debemos tener como condición para participar en la vida del Reino
de Dios. Jesús compara la venida del Hijo del Hombre (Mesías) a lo que sucedió
cuando el diluvio; pero a diferencia de la venida del Hijo del Hombre no será
ya un diluvio devastador sino una lluvia pacífica y fecunda. Lo que pasa es que
no avisa, no es algo previsible e incalculable. Y eso hace que cuando llegue,
la gente no esté preparada ni se de cuenta ( la muerte). Los grandes
acontecimientos de la vida que regularmente son los más sencillos pero los más
cargados de sentido, no suelen hacer bulla, ni anunciarse al son de trompetas,
el ladrón tampoco avisa, ni la muerte, ni los cambios culturales. Estas cosas
simplemente pasan, suceden de improviso, por algún hecho desencadenante y
cuando nos damos cuenta, ya están ahí. Pues de eso se trata el mensaje de hoy
de estar vigilantes, el darse cuenta a tiempo. No es que hayamos de vivir
temerosos, como si en cualquier esquina nos alcanzara una “mala hora”, ni el
desbocado ángel destructor, ni nada de eso que pertenece más a los de Hollywood
que a la realidad. Temerosos no, porque es falta de fe; pero tampoco
inconscientes o dormidos. La consigna es “vigilad”. Vigilad porque el Hijo del
Hombre (Jesús) viene en cada momento; porque la verdad y la justicia necesitan
ser defendidas en cada instante; porque la solidaridad, como el amor no
descansan; porque la libertad hay que ejercitarla en cada hora; vigilar para
que no perdamos la gracia del encuentro. La gente como tú y yo, a veces tenemos
días tranquilos y sin conciencia, como en los tiempos de Noé, comemos, bebemos,
trabajamos, compramos, consumimos, nos divertimos, lloramos, viajamos, jugamos,
etc, pero por dentro a veces estamos insatisfechos y vacíos y no nos damos
cuenta de nada. Por tanto la invitación es a mirar la vida con los ojos atentos
de quien encuentra sentido incluso en las adversidades porque sabe que la
historia está en las manos del Señor.
ORACIÓN:
Te saludamos en gratitud, Buen Dios, al comenzar este nuevo
mes. Reconocemos que finalizando el año tenemos todavía muchas cosas por
cambiar en nuestra vida. Muchas veces con nuestras palabras y actitudes hemos
creado roces, división y discordia, sembrando cizaña en nuestras relaciones
interpersonales con los demás. En este tiempo de Adviento queremos empezar a
preparar tu llegada, siendo a partir del hoy instrumentos de paz,
reconciliación, justicia, fraternidad y unidad. Desde ya nuestro gran clamor
es: “Ven Señor Jesús, a nuestras vidas, que te esperamos anhelante con gozo y
amor”. Amén.
“Donde todos conocen a Dios
y todos lo reconocen, allí hay paz”
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