“LA MISERICORDIA DE DIOS LLEGA
CON JESÚS”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 11,1-10
“Sobre Él se posará
el Espíritu del Señor”
Aquel
día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre Él se posará el Espíritu del
Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía,
espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No
juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con
justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su
boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de
sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el
cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán
juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías
se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura
del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No
harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de
ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se
erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa
su morada. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Jesé
es el padre del rey David, cuyo reinado se convirtió en el gran punto de
referencia y la medida propia de lo que significa reinar a la manera y al gusto
de Dios. En David brilló la fuerza y riqueza interiores de ese
"tronco" que es Jesé. El tronco de Jesé se prolongó luego en los
hijos y los hijos de los hijos de David, es decir, aquella dinastía que fue
anunciada por boca del profeta Natán: "Tu casa y tu reino permanecerán
para siempre delante de mí; tu trono será establecido para siempre" (2 Sam
7,16). Este anuncio maravilloso era como la manifestación visible de la
presencia de Dios y de su fidelidad inquebrantable. A pesar de las
infidelidades de los sucesores al trono de David, Dios una y otra vez mostró
que él permanecía y que defendía a su pueblo. Por ministerio de los profetas
reprochaba y corregía, aunque siempre sobre la base de una estabilidad: siempre
hay y siempre habrá un sucesor al trono. Pasara lo que pasara, el tronco de
Jesé seguía mostrándose fuerte y nuevos brotes, es decir, nuevos reyes,
presidían en nombre de Yahvé al pueblo de Judá.
El
destierro a Babilonia, quizá el acontecimiento más triste y el punto más bajo
de todo el Antiguo Testamento, vino a ser la gran contradicción de todo ese
esquema. Un rey ultrajado y cautivo, que además muere sin dejar descendencia al
trono, significaba simplemente que la profecía y promesa de Natán a David se
desplomaban en el vacío. El pueblo siente: Dios ya no está, su palabra ha
caído, su alianza se ha terminado, el tronco de Jesé ha quedado mutilado y seco
para siempre...Con este contexto nos asomamos a la profecía valiente, que nos
presenta Isaías hoy: "saldrá un brote del tronco de Jesé, un retoño
brotará de sus raíces" (Is 11,1). Estas palabras muy probablemente fueron
anteriores a la catástrofe del destierro, pero eso no las priva del eco
impresionante con que debieron retumbar después de los acontecimientos del
exilio. Un renuevo... un retoño... un brote... Algo pequeño, casi
insignificante, y sin embargo: un anuncio de esperanza, un principio de futuro,
un grito de rebeldía contra las fuerzas de la muerte, el desánimo y el fracaso.
SALMO RESPONSORIAL:
71
R. / Que en sus
días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente
Dios mío, confía tu
juicio al rey,
tu justicia al hijo
de reyes,
para que rija a tu
pueblo con justicia,
a tus humildes con
rectitud. R.
Que en sus días
florezca la justicia
y la paz hasta que
falte la luna;
que domine de mar a
mar,
del Gran Río al
confín de la tierra. R.
Él librará al pobre
que clamaba,
al afligido que no
tenía protector;
él se apiadará del
pobre y del indigente,
y salvará la vida
de los pobres. R.
Que su nombre sea
eterno,
y su fama dure como
el sol:
que él sea la
bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen
dichoso todas las razas de la tierra. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este
salmo es una oración por el rey de Israel, en la que se idealiza proféticamente
su figura como gobernante que implanta la justicia y la paz. El éxito del rey
asegura la prosperidad para todo el pueblo. Ya en el judaísmo este salmo fue
interpretado mesiánicamente y lo mismo ha hecho la ceremonia cristiana. Cristo
es el verdadero rey que establece la justicia y la paz, su Reino es universal.
LECTURA DEL
EVANGELIO
LUCAS 10,21-24
“Jesús, se lleno de
la alegría del Espíritu Santo”
En
aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: “Te doy
gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas
a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí,
Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y
nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el
Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.” Y volviéndose a sus
discípulos, les dijo aparte: “¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis!
Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y
no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.” Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús
exclama con gozo ante la elección hecha por el Padre para revelar a los
humildes y sencillos los misterios del Reino. Pero, a su vez, declara que esos
mismos misterios se les ha ocultado a los sabios y entendidos. Y Lucas, el
evangelista del Espíritu Santo, señala que Jesús está lleno del Espíritu de
Dios. Generalmente se suele confundir la sabiduría con la acumulación de
conocimientos, que producen poder y prestigio. ¿Cómo es posible que Dios elija
a lo débil del mundo para revelar su sabiduría? Comenzando por Jesús, cuyo
origen humano procede de la marginalidad y la pequeñez. Sin embargo, él es
quien revela o comunica la sabiduría de Dios a la humanidad.
Pero miremos desde la pequeñez,
desde la insignificancia, llama la atención cuando los niños se admiran de
cosas tan pequeñas que para los adultos no tiene ya valor. Ellos tienen la
capacidad de admirarse de una flor, una puesta de sol, un riachuelo, una
hormiga... Con el paso de los años nos vamos volviendo adultos y perdemos la
capacidad de contemplar las maravillas de Dios manifiestas en pequeñas
realidades. Jesús se admira de la revelación del Padre a los pequeños e
“ignorantes”. Aquellos que no tienen poder, que no ostentan títulos, que no
poseen viviendas, ni autos, ni aparatos lujosos y costosos. Ya lo dice Pablo,
Dios se manifiesta en lo que este mundo tiene por basura. Aprendamos, como
Jesús, a contemplar y valorar lo sencillo, lo pequeño, lo humilde e
insignificante; aquello que tiene poco o ningún valor para esta cultura de la
opulencia y el derroche. En este adviento, preguntémonos sinceramente por
nuestra sensibilidad frente a lo pequeño que hay a nuestro alrededor. Ahí está
lo esencial. ¿Cómo voy a celebrar esta navidad que me permita contemplar la
pequeñez de un Dios misericordioso?
ORACIÓN
Señor
hoy oramos para que nos concedas la sabiduría del Espíritu para descubrir la
presencia del Reino en lo sencillo y pequeño de este mundo y no en la
opulencia, el poder y la riqueza, que no busquemos la sabiduría de este mundo
sino tu sabiduría; abre nuestros ojos, nuestra mente, para ser como niños, renuévanos,
llénanos de ti, tu amor, tu Espíritu de justicia, de misericordia, de servicio
para todos los que nos rodean,
especialmente con los pobres y más necesitados. Amén
“Preparémonos mental y espiritualmente
para recibir en nuestro corazón al Hijo de Dios”
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