jueves, 1 de junio de 2017

JUNIO 2017


LA MUJER EN EL ESPÍRITU

Damos gracias al Buen Dios de la vida y el amor, que nos ha permitido llegar hasta esta parte del camino. Sí, quienes conmemoramos la venida y acción liberadora del Hijo de Dios en el mundo, hemos recorrido un itinerario de noventa días: Cuarenta días de preparación y decisión de cambios (CUARESMA), luego reflexionamos queriendo hacer vida la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesús (PASCUA), ahora celebrando cincuenta días, la RESURRECCIÓN, es decir el triunfo de la vida sobre la muerte, vamos hacia la meta o plenitud de la Pascua que es Pentecostés.
En este mes la invitación desde la propuesta de la misericordia, es la Mujer en el Espíritu o el Pentecostés de la Mujer. Ser mujer implica una misión muy grande e importante en nuestra existencia, estamos diseñadas por Dios para ser cocreadoras, nos hace parte de su obra permitiendo que se forme un nuevo ser en el vientre, amar a los hijos e hijas hasta el extremo de entregar la vida por ellos, siempre dadas a dar y buscar lo mejor para los demás. La mujer es todera, administra el hogar, forma y educa, trabaja el triple, hoy por hoy la gran mayoría tiene proyecto profesional y laboral, incursiona en lo social, la política, economía, belleza, en fin en muchos ámbitos. Todo lo cual requiere inteligencia, organización y sobre todo, la unción del Espíritu Santo, para no caer en un feminismo tergiversado, no de igualdad y propósito de construir el mundo  juntos como hombre y mujer, sino de dominación, violencia, libertinaje y conflicto. El Espíritu Santo, ( que es apoyo, luz, guía, regalo de Jesús al partir al Padre) nos indica cómo actuar en la vida para vivir al estilo de Jesús y de la escogida para ser su madre, María de Nazaret, dinámica, actuante,  formadora en el bien de su prójimo, recatada, pero sobre todo, amante de Dios y de su Palabra.
La mujer madre, esposa, soltera,  líder,…, en este tercer milenio requiere urgentemente volver  el rostro a Dios  y mantenerse (las que ya lo han vuelto), vivir una relación estrecha con su Hacedor, para no caer, no dejarse llevar por tantas tentaciones o alternativas que ofrece el mundo; reconsiderar lo que ha sido su liberación femenina, que debe iniciar por no depender emocionalmente de su pareja, de sus hijos, de sus amigos(as), de su trabajo, de las cosas, no levantarse en violencia y feminismo recalcitrante, sino depender de Dios, quien a través de su Palabra nos instruye para vivir empoderadas de nuestra vida, de nuestro ser mujeres llamadas a construir la civilización del amor, llevando al hombre a un encuentro con ese Dios de la vida y el amor, para que como personas con iguales derechos y dignidad formemos familias o comunidades y entornos con esa premisa “ Amaos los unos a los otros..” Solo así podrá cambiar el mundo. No se cambia cuando nosotras estamos alejadas de Dios, dando más importancia al culto del cuerpo, del dinero, la fama, de diversas relaciones sentimentales y sexuales, sino viviendo en el Espíritu de Dios que nos lleva a discernir que lo que puede mover al mundo en Dios es su verdadero y pleno sentido del AMOR.
Si todas las  mujeres en cualquier condición social, étnica, económica, colocamos por encima de todo a Dios, rogando y buscando obtener la guía y fuerza del Espíritu, lograremos un mundo mejor, la civilización del amor. Enseñémosles con firmeza, con ejemplo, con dignidad en nuestras actitudes, pensamientos, que nuestro perfume sea agradable a Dios. Hagámonos  todas las preguntas  en nuestro intimidad con el Señor,  de cómo está nuestra vida en el Espíritu y como podremos motivar a la conversión a las personas que nos rodean.
Tomemos el ejemplo de las grandes mujeres de la Biblia tanto desde antes y después de Cristo que no se dejaron maltratar, pero tampoco maltrataron, no permitieron ser objeto,  pero tampoco tomaron a los demás como objeto, pusieron por encima los principios  del amor de Dios,  mujeres  al estilo del Señor, mujeres sabias, valerosas, llenas del Espíritu que lograron cambiar su realidad.
Oremos al Señor
“Tú eres nuestro Dios Bueno, que corre a nuestro encuentro, cuando arrepentidos(as) volvemos a ti, no nos  juzgas, con ternura nos transformas, nos acompañas, nos guías y nos haces tus discípulos(as) en el Espíritu de Dios......”
Ivonne Tàutiva

Servidora Casa Abierta

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: