Vigilia Pascual en la noche santa
Sábado Santo
La vigilia pascual se inicia con
la experiencia del fuego nuevo, y la luz que con este fuego va iluminando poco
a poco el recinto sagrado. Nuestra historia ha sido una historia de tinieblas y
de muerte, una historia que parece no poder ver un camino de salida. Pero de la
tumba vacía surge la luz, de la muerte surge el fuego-luz que anuncia que
podemos creer en la vida, que podemos encontrar el camino en medio de la
oscuridad, que la muerte no es la última palabra para el hombre. Por el fuego
nuevo, por la luz del Cirio Pascual, por la luna llena que ilumina el
firmamento en esta noche pascual, empezamos a experimentar en nuestra vida las
consecuencias de la Resurrección de Jesús.
Las lecturas nos conducen desde
la experiencia de la creación hasta la tumba vacía, porque Resurrección es
agradecer los hermosos dones gratuitos de Dios que rodean nuestra existencia.
Es vivir como el pueblo de Israel, la experiencia de la salida de la esclavitud
a la libertad, una experiencia que pasa por el contacto con el agua del Mar
Rojo y para nosotros por la de las aguas bautismales; un camino guiado por la
columna de fuego y por la nube que conduce a Israel de la experiencia de muerte
a la de la vida.
La Bendición del fuego nuevo
En medio de las tinieblas del
pecado y de la muerte, la bendición del fuego nuevo tiene como finalidad
proporcionar la llama para encender el cirio pascual, que representa a Cristo
Resucitado. A medida que el cirio avanza se va iluminando el templo, y de la
llama del cirio se van encendiendo las velas de los presentes en el templo; se
disipan las tinieblas cuando se propaga la salvación a partir del Resucitado.
El Cirio Pascual permanecerá todo el año en el templo, como símbolo memorial de
la celebración pascual.
“EL
CRUCIFICADO…HA RESUCITADO”
PRIMERA
LECTURA
GÉNESIS
1,1-2,2
“Vio Dios todo lo que había
hecho; y era muy bueno”
REFLEXIÓN
Toda
la creación es la obra del amor de Dios Padre que quiso preparar para el hombre
un lugar hermoso y adaptado a su dignidad de imagen de Dios. Al ser humano le
corresponde el compromiso de continuar y conservar esta creación.
Nos
recuerda que toda realidad humana, todo el mundo como habitación humana es una
buena obra de Dios. El cristianismo no condena
aquello que es humano, ni mira con suspicacia la realidad del mundo.
Porque es obra de Dios y Él vio que “todo era muy bueno”, especialmente el
hombre hecho a imagen suya. La pascua no
es condenación de la realidad humana, no es un esperar otro mundo despreciando
este, sino un redescubrir la voluntad de Dios –a menudo estropeada por el
hombre. El paso a la mayor vida que ofrece la Resurrección de Jesús no es
negación de lo que llamamos lo “natural” sino valoración para ir más allá.
SALMO RESPONSORIAL: 103.
R.
/ Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Bendice,
alma mía, al Señor;
¡Dios
mío, qué grande eres!
Te
vistes de belleza y majestad,
la
luz te envuelve como un manto. R.
Asentaste
la tierra sobre sus cimientos,
y
no vacilará jamás;
la
cubriste con el manto del océano,
y
las aguas se posaron sobre las montañas. R.
De
los manantiales sacas los ríos,
para
que fluyan entre los montes;
junto
a ellos habitan las aves del cielo,
y
entre las frondas se oye su canto. R.
Desde
tu morada riegas los montes,
y
la tierra se sacia de tu acción fecunda;
haces brotar hierba para los ganados,
y
forraje para los que sirven al hombre. R.
Cuántas
son tus obras, Señor,
y
todas las hiciste con sabiduría;
la
tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice,
alma mía, al Señor! R.
OREMOS CON EL SALMO
Este
es un canto de alabanza a Dios por las maravillas de su acción creadora, desde
el comienzo y en cada momento. Reconocer la belleza de la creación es reconocer
la sabiduría del Creador. La grandeza de esta acción de Dios se perfecciona en
la nueva creación realizada en Cristo y llegará a su término en los nuevos
cielos y en la nueva tierra que esperamos.
SEGUNDA LECTURA
ÉXODO
14, 15-15, 1
“Los
israelitas en medio del mar a pie enjuto”
En aquellos días, dijo el Señor a
Moisés: "¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan
en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para
que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer
el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a
costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros.
Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a
costa del Faraón, de sus carros y de sus guerreros." Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba
al frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube
de delante se desplazó de allí y se colocó detrás, poniéndose entre el
campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era
tenebrosa, y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar
contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante
toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las
aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las
aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su
persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos del
Faraón y los carros con sus guerreros. Mientras velaban al amanecer, miró el
Señor al campamento egipcio, desde la columna de fuego y nube, y sembró el pánico
en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar
pesadamente. Y dijo Egipto: "Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en
su favor contra Egipto." Dijo el
Señor a Moisés: "Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre
los egipcios, sus carros y sus jinetes." Y extendió Moisés su mano sobre
el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios,
huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a los egipcios en medio del
mar. Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el
ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les
hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de
las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar.
Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo
temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y
los hijos de Israel cantaron este canto al Señor: Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Los
israelitas eran esclavos en Egipto, eran un pueblo sometido a otro pueblo. Pero
Dios vio la miseria y las penalidades del pueblo, escuchó sus clamores y le
abre un camino de salvación al pueblo esclavo y salva a Israel del poder del
faraón. Nos presenta la salida de Egipto con el paso del Mar Rojo, este texto
se describe con un género literario
propio, que caracteriza las narraciones de los orígenes todos los pueblos. Sin el Éxodo posiblemente
Israel, como pueblo, habría desaparecido de la historia.
TERCERA LECTURA
ISAÍAS
54, 5-14
Con
misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor
El
que te hizo te tomará por esposa; su nombre es Señor de los ejércitos. Tu
redentor es el Santo de Israel, se llama Dios de toda la tierra. Como a mujer
abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor; como a esposa de juventud,
repudiada -dice tu Dios-. Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te
reuniré. En un arrebato de ira te escondí un instante mi rostro, pero con
misericordia eterna te quiero -dice el Señor, tu redentor-.
Me
sucede como en tiempo de Noé: juré que las aguas del diluvio no volverían a
cubrir la tierra; así juro no airarme contra ti ni amenazarte. Aunque se retiren
los montes y vacilen las colinas, no se retirará de ti mi misericordia, ni mi
alianza de paz vacilará -dice el Señor, que te quiere-. ¡Oh afligida,
zarandeada, desconsolada! Mira, yo mismo coloco tus piedras sobre azabaches,
tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de rubí, y puertas de esmeralda,
y muralla de piedras preciosas. Tus hijos serán discípulos del Señor, tendrán
gran paz tus hijos. Tendrás firme asiento en la justicia. Estarás lejos de la
opresión, y no tendrás que temer; y lejos del terror, que no se te acercará. Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
Este
texto canta la fecundidad de la nueva Jerusalén. Nos muestra al pueblo de
Israel que, en el exilio, se encuentra en una situación como la de una esposa
abandonada, el abandono en que Dios tiene a su pueblo no es más que aparente y
“por un instante”, porque Él mismo va a recobrar a su pueblo “con gran cariño”,
ya que le ama con “misericordia eterna· de la que jamás se echará atrás.
CUARTA
LECTURA
ROMANOS 6, 3-11
“Cristo,
una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más”
Hermanos: Los que por el bautismo
nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo
fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado
de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en
una vida nueva. Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte
como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya. Comprendamos
que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida
nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al
pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado. Por tanto, si hemos
muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya
no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez
para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos
muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El
apóstol Pablo nos enseña que por el bautismo también el cristiano pasa de la
muerte a la vida. Ese misterio pascual de Jesús, misterio de muerte y
resurrección es nuestro propio misterio, porque el cristiano, mediante el
bautismo, está muerto al pecado y vivo para Dios. En Cristo Jesús el cristiano
vive el misterio de Cristo muerto y resucitado cada día en los momentos de
tristeza y gozo, de enfermedad y salud, cuando pecamos y sentimos que Dios
Padre nos acoge con misericordia. Lo vivimos especialmente en los sacramentos.
Cada sacramento que recibimos es una reactualización del misterio Pascual, y
esto lo vemos muy clara en el texto de Romanos que acabamos de escuchar.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 16,1-7
“Jesús Nazareno, el crucificado,
ha resucitado
Pasado el sábado, María
Magdalena, María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar
a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al
sepulcro. Y se decían unas a otras: “¿Quién nos correrá la piedra de la entrada
del sepulcro?” Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy
grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha,
vestido de blanco. Y se asustaron. Él les dijo: “No os asustéis. ¿Buscáis a
Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio
donde lo pusieron. Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va por
delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como os dijo.” Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
La escena del evangelio nos pone
ante una realidad teológica completamente nueva. Algo nuevo ha comenzado. Ha pasado el día de
reposo de los judíos, el día en que Jesús ha reposado, muerto, en el sepulcro. El primer día de la semana empieza a
despuntar. Las dos mujeres que se habían quedado sentadas ante el sepulcro
ahora vuelven a ir, para ver el lugar donde reposa aquel a quien habían seguido. De repente, todo cambia, Dios
interviene. El terremoto, el ángel del Señor resplandeciente
extraordinariamente, la piedra gira, los guardias quedan como muertos. Dios
interviene, nadie ve su acción, pero el ángel del Señor, aquel que habla en
nombre de Dios, explica a las mujeres lo que ha pasado. No es en el sepulcro
donde encontrarán a Jesús, el crucificado. La muerte en cruz no ha sido la
última palabra sobre Jesús, su vida, su mensaje. ¡Ha resucitado! Ha empezado
algo nuevo. Jesús continúa siendo el camino a seguir: “Va por delante de
vosotros a Galilea”.
ORACIÓN
Señor, hoy nos reúnes en
comunidad en torno a la vivencia de tu muerte, pero en vigilia, simbólicamente
te acompañamos y esperamos tu resurrección, como familias y comunidades
discipulares. Gracias amado Dios porque
con la luz y el agua nos ayudas a renovar nuestro compromiso personal y
comunitario de llevar la Buena Noticia liberadora y reconciliadora por todas
partes, con la certeza que si volvemos el rostro a ti seremos tus hijos e
hijas. Amén
“La voluntad liberadora de Dios trasciende las
épocas y los acontecimientos históricos de la humanidad con la intención de
llenarla de vida y felicidad”
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