lunes, 1 de febrero de 2016

Domingo, 21 de Febrero 2016


“TRANSFIGURADOS EN CRISTO”

Si recordamos el domingo pasado nos remitía a la profesión de fe que hicimos, como base para vivir la Cuaresma. Hoy la liturgia nos conduce a la Alianza que hemos hecho con Dios, y nos invita a subir a la montaña con Jesús para vivir una experiencia de transformación.

PRIMERA LECTURA
GÉNESIS 15, 5-12. 17-18

“Dios hace alianza con Abrahán, el creyente”
En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: "Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes."Y añadió: "Así será tu descendencia."Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber. El Señor le dijo: "Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra."Él replicó: "Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?" Respondió el Señor: "Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón."Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba.Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: "A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
De nuevo volvemos a Abraham, el padre de la fe. La primera lectura nos cuenta la promesa y la alianza que Dios entrega a Abraham, para que tenga seguridad en la misión que le da de ser “Padre de una multitud y motivo de bendición para todas las naciones”. El texto nos dice cómo se sellaba un pacto o alianza entre dos contratantes. Había varios animales partidos en dos y dispuestas las mitades una frente a otra. Se fijaban las cláusulas del compromiso y los dos contratantes pasaban por en medio, repitiendo su compromiso de  cumplir plenamente lo pactado. Pero aquí lo novedoso es que Dios mismo es quien ofrece la alianza, quiere hacer de testigo y de contratante. Él es todo y se compromete totalmente por amor a Abraham y su pueblo.
Recordar esta alianza en Cuaresma es retomar la Alianza que Dios hizo con nosotros en el bautismo, renovarla y cumplirla en nuestra vida. Celebrar la Cuaresma es vivir un tiempo de gracia y de renovación de la Alianza que un día hicimos con Dios.   
SALMO  RESPONSORIAL 26
R. / El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
 ¿quién me hará temblar? R.

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
 Oigo en mi corazón:
"Buscad mi rostro." R.

Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio. R.

Espero gozar de la dicha del Señor
 en el país de la vida. Espera en el Señor,
sé valiente, ten ánimo,  
espera en el Señor. R.


OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Este Salmo consta de dos partes íntimamente relacionadas. En la primera (vs. 1-6), el salmista manifiesta con imágenes muy expresivas su inalterable confianza en el Señor  y su anhelo de vivir en constante comunión con él. La segunda (vs. 7-14) es una súplica en medio de la persecución, donde vuelve a ponerse de manifiesto ese mismo sentimiento de ilimitada confianza. La comunión con Dios se hace definitiva a través de su Hijo Jesucristo, quién es la luz que ilumina a todo hombre. Él puso su morada entre nosotros para hacernos participar de su vida.

SEGUNDA  LECTURA
FILIPENSES 3, 20-4, 1

“Cristo nos transformará, según el modelo de su cuerpo glorioso”
Hermanos: Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La carta a los Filipenses nos recuerda hoy que no podemos ser enemigos de la “Cruz de Cristo”, centrando nuestra vida en el vientre, nuestra gloria y nuestra mentalidad en las cosas terrenas. Por el contrario “somos ciudadanos del cielo” y pertenecemos a una comunidad de hermandad, de justicia y de paz, capaz de aportar al mundo caminos nuevos de liberación. 

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 9, 28B-36

“Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió”
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: "Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: "Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle." Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Este domingo se nos invita, también a subir con Jesús al monte de Dios y tener allí una experiencia fuerte de Dios y de la Palabra. Lucas nos dice que “Jesús se llevó a sus discípulos a lo alto de una montaña para orar”.  Ese es su proyecto para nosotros, su plan de amor en esta Cuaresma. ¿Quieres dejarte llevar para vivir intensamente esta experiencia? El mismo Lucas nos la describe: el rostro de Cristo se transforma, sus vestidos se llenan de luz, Moisés y Elías dialogan con Él sobre su Pascua, el Padre Dios nos invita a entrar en su nube del Espíritu y nos da una palabra de ánimo y de bendición, porque nos regala a Jesús como su Hijo, su escogido, a quien hemos de escuchar.
Con estas palabras tenemos la síntesis de lo que puede ser para nosotros esta Cuaresma. Para eso tenemos que subir y ascender, con un esfuerzo grande para no enredarnos en las cosas vanas y superfluas que nos absorben cada día. Subir a la montaña, donde habita Dios, es ingresar en un espacio de revelación y de claridad, que nos va a permitir conocer mejor al Señor y su misterio de santidad. Por eso, en Cuaresma podremos conocer mejor a Jesús, su rostro se revelará a nosotros con mayor esplendor y estaremos llenos de una presencia que cambia y transforma.
Moisés y Elías son la expresión de la Ley y los Profetas, cuyos textos son básicos durante este tiempo sagrado, para comprender el sentido profundo de la misión salvadora de Jesús.  Lucas lo dice de nuevo el día de la Pascua, cuando a los discípulos de Emaús, el mismo Resucitado les explicó “lo que en toda la Escritura se refiere a Él” y lo hizo “comenzando por Moisés  y siguiendo por todos los profetas”. Sólo en la Pascua se abrirán plenamente nuestros ojos y se encenderá nuestro corazón para entender mejor lo que en Cuaresma intentamos comprender.
Te invito, pues, a vivir gozosamente esta doble experiencia de Alianza renovada y de oración intensa durante esta  segunda semana del camino cuaresmal.

ORACIÓN
Que maravilloso sería quedarnos solo contemplándote, alabándote,  dialogando contigo Señor, sabemos que debemos ser personas orantes, pero para actuar; gracias por despertarnos y hacernos caer en cuenta de nuestra realidad y de nuestra misión; estamos en un mundo que nos necesita como seguidores y servidores(as), compasivos pero firmes, que entendamos al cansado, y ante nuestro cansancio nos apoyemos en ti,  que acojamos al caído y le llevemos a ti. Amén


“La conversión es proceso de configuración con Jesucristo en la cotidianidad de nuestra vida e implica camino de cruz y de donación constante”

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