“EL AMOR QUE DA OPORTUNIDAD”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 43, 16-21
“Mirad que realizo algo nuevo y apagaré la sed de mi pueblo”
Así dice el Señor, que abrió camino en el mar y senda en las aguas
impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, tropa con sus valientes;
caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. "No
recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo;
ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, ríos en el
yermo. Me glorificarán las bestias del campo, chacales y avestruces, porque
ofreceré agua en el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed de mi
pueblo, de mi escogido, el pueblo que yo formé, para que proclamara mi
alabanza." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Se ha llamado con frecuencia a Isaías el “profeta del nuevo éxodo”. Es
interesante que presenta una larga introducción (vv.16-17) sobre el pasado,
haciendo memoria de los acontecimientos del éxodo (Ex 13-14), pero le recuerda
a Israel que su fe no radica en los acontecimientos del pasado, sino en un Dios
que “hace” en el presente. Porque lo que viene “es nuevo”, ya no estamos
ante un río que se seca para que un pueblo pase, sino ante un desierto que se
llena de agua para que el pueblo beba; lo nuevo es el camino en el desierto
y el agua y la vegetación en ese lugar. Para el tiempo del éxodo,
el desierto es un lugar terrible, “enorme y temible”, allí Dios dio agua de la
roca, y alimento del cielo; lo que promete ahora, que ahora va a
realizar, será algo notablemente superior. Lo que quiere destacar el
autor es que no hay que quedarse en los acontecimientos del pasado por
difíciles o maravillosos que hayan sido; quedarse en los acontecimientos
y no en Dios es una forma sutil de idolatría; lo que hay que recordar es a Dios
que es quien las hizo, hace y hará. El éxodo es el acontecimiento más
representativo y por eso es modelo de acontecimientos nuevos, Dios no se ha
estancado en el pasado. La “sola memoria” puede ser peligrosa, no puede ser un
permanecer “estancados”, no tiene valor si no va acompañada de la esperanza, si
no prepara el futuro.
SALMO RESPONSORIAL: 125
R./ El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.
Hasta los gentiles decían:
"El Señor ha estado grande con ellos.
" El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este salmo presenta el recuerdo de la alegría que experimentó el pueblo
al regresar del destierro e invocación de una nueva intervención divina en un
nuevo peligro. La liberación de Israel seguirá siendo presagio y figura de la
redención que realizó Cristo y esta será prenda de liberación definitiva en la
consumación del Reino de Dios.
SEGUNDA LECTURA
FILIPENSES 3, 8-14
“Por Cristo lo perdí todo, muriendo su misma muerte”
Hermanos: Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo
basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía, la
de la Ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de
Dios y se apoya en la fe. Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección,
y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un
día a la resurrección de entre los muertos. No es que ya haya conseguido el
premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues
Cristo Jesús lo obtuvo para mí. Hermanos, yo no pienso haber conseguido el
premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome
hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al
que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En la carta a los Filipenses vemos que lo que ha cambiado a Pablo dando
un nuevo enfoque a su vida es el “conocimiento de Cristo Jesús”. Es cierto que
otro “conocimiento” puede ser inútil o hasta perverso, pero si de conocimiento
de Cristo se trata, ése llegará a su plenitud al final de los tiempos, donde
“conoceré, como soy conocido (por Dios)”, 1 Cor 13,12. Todo es “a causa de
Cristo”. Es importante notar cómo Pablo empieza a poner los cimientos para una
marcada separación entre Israel y la Iglesia: todo lo anterior, en comparación
con Cristo es nada menos que basura. El lenguaje que Pablo destaca es económico
“pérdida/ganancia”, pero más bien es deportivo. Pablo pretende: “ganar a Cristo
y ser encontrado por él”. Las imágenes deportivas no son extrañas a Pablo, y le
sirven a Pablo como un ejemplo más para destacar algo que ya ha comenzado pero
que aún no ha concluido. Sin embargo, Pablo no pretende que las imágenes sean
suficientes; él no corre con sus propias fuerzas, no espera llegar con su
“justicia”; no lo ha alcanzado, sino que fue él mismo alcanzado por Cristo.
Pablo sabe que colabora con la obra de Dios, pero sabe que no son sus fuerzas
las que le permiten alcanzar la meta. La justificación –la meta– sólo puede
venir de la iniciativa de Dios, no por la ley sino por la fe.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 8, 1-11
“El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se
presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose,
les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en
adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha
sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a
las adúlteras; tú, ¿qué dices?" Le preguntaban esto para comprometerlo y
poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "El que esté sin
pecado, que le tire la primera piedra." E inclinándose otra vez, siguió
escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por
los más viejos. Y quedó sólo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí
delante. Jesús se incorporó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus
acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?" Ella contestó: "Ninguno,
Señor." Jesús dijo: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no
peques más." Palabra del Señor.
REFLEXION
Como no conocemos el contexto de este relato del evangelio de Juan,
que es un relato añadido, no sabemos las razones por las cuales a Jesús quieren
“ponerle una trampa”. Pero dada la semejanza con los acontecimientos del final
de la vida de Jesús, según nos cuentan los evangelios sinópticos, podemos
pensar que el drama ya se ha desencadenado y se pretende ahora por todos los
medios encontrar argumentos para un juicio que ya está decidido. En ese
sentido, el texto es semejante al de la moneda del impuesto al César. Tampoco
es fácil saber exactamente cuál es la trampa, pero parece ser ponerlo en la
disyuntiva entre, por un lado, ser fiel a la ley de Moisés, y consentir en que
la adúltera sea apedreada, con lo que su insistencia en la misericordia se
revela “hipócrita”, o, por otro lado, insistir en la misericordia con lo que se
manifiesta como infiel a lo mandado por Moisés.
A Jesús no van a buscarlo porque confíen en su buen criterio o porque
reconozcan autoridad a su palabra, o porque él pueda decidir la suerte de la
mujer. En realidad, en este drama ni Jesús ni la mujer son importantes. Ambos
son rechazados por los escribas y fariseos. Jesús, porque buscan atraparlo; la
mujer porque es una simple excusa para ese objetivo. Por eso, porque su palabra
en realidad no importa es por lo que el Señor se inclina para escribir en
tierra. Manifiesta su desinterés por la cuestión, como ellos también la
manifiestan.
Somos tan prontos a juzgar y condenar, nosotros los hombres... ¡Es tan
fácil en este caso! Nada menos que una adúltera, descubierta en plena
infidelidad. Hay que aplicarle el rigor de la ley: ¡debe ser apedreada! De
paso, veremos cuánto de fiel a la ley es Jesús. La actitud del Señor no parece
ser muy atenta; casi, hasta parece indiferente. En nuestras actitudes, muchas
veces, juzgar y condenar van de la mano. Los hombres ya condenaron, falta que
hable Jesús, para condenarlo también a él.
¿Sexo? ¡Horror! Para tantos, todavía sigue siendo el más grave y
horroroso de los pecados. Es cierto que muchas veces nos hemos ido al otro
extremo, y ni hablamos ya del tema... pero cuántas veces nos encontramos con
actitudes o comentarios que parecen que el único pecado existente fuera el
pecado sexual. La envidia, la ambición, la falta de solidaridad, la injusticia,
la soberbia, y tantos otros, parecen no estar en la “lista”. El sexo es "el"
pecado. Ésa es, también, la actitud de los acusadores de la mujer: fue
descubierta en pleno pecado, ¡debe ser apedreada! "-Muy bien, el
que no tenga pecado, que tire la primera piedra". Y, casualmente,
los primeros en retirarse son los ancianos, los que ya no tienen "ése"
pecado. Muchos pecados hay, no uno, pero nosotros juzgamos, ¡y hasta
condenamos!
¿Quién considera pecado sus opciones políticas, que miran sus intereses
y no lo que mejor beneficie la causa de todos, especialmente de los pobres?
¿Quién considera pecado su falta de solidaridad con los marginados de su mismo
barrio o región? ¿Quién considera pecado su "no te entrometas",
o su falta de compromiso político para que los pecados desaparezcan?
Recordemos las palabras de Monseñor Romero con respecto a la lectura que
hacemos hoy: “No encuentro figura más hermosa de Jesús salvando la dignidad
humana, que este Jesús que no tiene pecado, frente a frente con una mujer
adúltera... Fortaleza, pero ternura: la dignidad humana ante todo... A Jesús no
le importaban (los) detalles legalistas... Él ama, ha venido precisamente para
salvar a los pecadores... convertirla es mucho mejor que apedrearla, ordenarla
y salvarla es mucho mejor que condenarla... Las fuentes (del) pecado social
(están) en el corazón del ser humano... Nadie quiere echarse la culpa y todos
son responsables... de la ola de crímenes y violencia... la salvación comienza
arrancando del pecado a cada persona". "–No peques más".
ORACIÓN
Señor tú abriste un camino por el mar, nos permitiste conocerte y nos
has dado la oportunidad de pedir perdón y ser perdonados por ti, por eso, te
pedimos ayúdanos a no caer en legalismos, sino a reconocernos necesitados de ti
para aprender a amar a nuestro prójimo, como Tú, Amen
“La ley ha sido dada para la vida y no
para la muerte”
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