sábado, 1 de febrero de 2020

Sábado 29 de Febrero de 2020


“COMUNIÓN DE BIENES CON LOS POBRES”

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 58,9B-14

“Cuando partas tu pan con el hambriento..., brillará tu luz en las tinieblas”

Así dice el Señor Dios: "Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía. El Señor te dará reposo permanente, en el desierto saciará tu hambre, hará fuertes tus huesos, serás un huerto bien regado, un manantial de aguas cuya vena nunca engaña; reconstruirás viejas ruinas, levantarás sobre cimientos de antaño; te llamarán reparador de brechas, restaurador de casas en ruinas.

Si detienes tus pies el sábado y no traficas en mi día santo, si llamas al sábado tu delicia, y lo consagras a la gloria del Señor, si lo honras absteniéndote de viajes, de buscar tu interés, de tratar tus asuntos, entonces el Señor será tu delicia. Te asentaré sobre mis montañas, te alimentaré con la herencia de tu padre Jacob." Ha hablado la boca del Señor.  Palabra de  Dios.

REFLEXIÓN
Esta primera lectura nos ofrece una descripción de acciones típicas y propias de la conversión. La idea es: reemplaza tus obras malas por obras buenas. Y lo primero que nos llama la atención es esto, que la conversión se describe en términos de "obras" y no en términos,  de afectos, propósitos, sentimientos, resoluciones, ideas claras, conceptos diferentes, o lo que sea. Convertirse es aquí: obrar de otro modo.
Esto es importante afirmarlo porque nuestra sociedad y nuestro tiempo estiman que la vida sólo se reforma bajo el concepto de presentar un nuevo proyecto y que es la aceptación de esa nueva versión de mi "yo" la que abre la posibilidad de que yo mismo llegue a ser distinto. De este modo, el “yo” conserva siempre el control sobre todas las versiones de sí mismo, y en el fondo no cambia: no se convierte.
Así entendemos que toda conversión supone dos cosas: un acto de confianza, por el que entregamos el control del proceso de cambio a Otro, es decir, a Dios; y un acto de obediencia, por el que nos dejamos moldear y rehacer en sus manos, nos “hacemos barro en sus manos”. La confianza nos abre a una escucha profunda y sincera; la obediencia nos lleva a realizar aquellos actos concretos que van dando un perfil nuevo a nuestra vida.

SALMO RESPONSORIAL: 85
R. / Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad.

Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti. R.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti. R.

Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica. R.

OREMOS CON EL SALMO

Este Salmo es una lamentación y súplica, expresada en términos bastante generales, permite que se aplique a diversas circunstancias. El salmista quiere seguir siempre el camino trazado por Dios. También nosotros tenemos muchas ocasiones de acudir a Dios en busca de su ayuda y pedirle que nos enseñe el camino trazado por el mismo Jesús, quien nos invita a tomar nuestra propia cruz y seguirlo.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 5,27-32

“No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan”

En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme." Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: "¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?" Jesús les replicó: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Leví era un personaje despreciable para la sociedad de Jesús. Era “publicano”, es decir, un trabajador al servicio del gobierno. Su oficio era visto como “pecaminoso” tanto por el contacto con los paganos, como por las ganancias ilícitas que suponía el ejercicio de su cargo. Jesús, desafiando las lógicas de su tiempo, lo llama y convida a entrar en la anti-lógica del Reino. Es interesante cómo Jesús rompe todas las lógicas religiosas y sociales de su época. La acción de Jesús no puede generar otra cosa sino la murmuración de aquellos que se consideraban “justos” y “legales” en su sociedad; entonces vienen las preguntas recriminatorias. La acción de Dios no pueda estar en “cuidar la imagen”, en “mantener el orden”, o “el prestigio”. La propuesta de la alegría de Jesús ha llegado a los que la religión y la sociedad rechazan y marginan. Dios, a través de la persona de Jesús, es la posibilidad para aquellos que han sido condenados. ¿Estamos dispuestos a actuar, a nivel personal e institucional, como Jesús actuó?
ORACIÓN
A través de la experiencia de caminar contigo, Señor, hemos aprendido el verdadero sentido que tiene para ti la oración, el ayuno y el servicio. Por favor mantennos despiertos con la luz y la fuerza de tu Espíritu para realizar lo hermoso de tu voluntad: pensar y actuar por y con el otro, sin dejar de amarnos y de amarte, sino solo entregando la vida por amor sin esperar nada a cambio. Amén
“Aprovechemos el tiempo de cuaresma para enfocar nuestra vida hacia Dios”
y desastrosa. Lo penitencial no ha sido claro en la Iglesia. En ese tema estamos “más perdidos que embolatados”. En la dimensión penitencial cristiana hay elementos muy fatales y fatalistas, que impiden al creyente hacer un itinerario profundo de conversión. Toda esa dimensión de fatalidad hizo del seguimiento de Jesús una realidad lúgubre y carente de alegría. Hoy nos encontramos con un trozo del Evangelio que plantea cosas tremendas y diferentes: Jesús es el novio y mientras el novio esté los amigos están convocados a vivir la alegría contagiosa. Frente a esas dos claridades que presenta el Evangelio estamos invitados a vivir el ayuno como le agrada a Dios: siendo solidarios con la causa de la libertad y de la justicia en favor de las víctimas. Basta de seguir mostrando un cristianísimo carente de alegría, con miedo a la novedad, a la libertad y que se dedica a mantener solo los ritos y el orden establecido.


ORACIÓN
Señor, ayúdanos por favor a hacer el ayuno agradable a Ti, ese que ya nos has enseñado, no en decidir tener el estómago vacío, sino en el compartir solidariamente ese alimento, con los que lo viven porque no hay otra opción. Que logremos ponernos en los zapatos del que tiene hambre, desnudez, la soledad del anciano o del encarcelado, del migrante, del abandono de los niños, del que sufre las injusticias cometidas a diario por nuestros gobernantes, la mentira y la traición disfrazada de bondad en los medios de comunicación. Amén 

“La más fuerte razón para la solidaridad es el amor de Dios que se revela en la atención al débil y necesitado”


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