sábado, 1 de febrero de 2020

Lunes 03 de febrero de 2020


“LA PALABRA LIBERA DE LA MUERTE Y GENERA VIDA”

PRIMERA LECTURA
2 SAMUEL  15,13-14.30;16,5-13a

“Huyamos de Absalón. dejad a Semeí que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor”

En aquellos días, uno llevó esta noticia a David: "Los israelitas se han puesto de parte de Absalón." Entonces David dijo a los cortesanos que estaban con él en Jerusalén: "¡Ea, huyamos! Que, si se presenta Absalón, no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, no sea que él se adelante, nos alcance y precipite la ruina sobre nosotros, y pase a cuchillo la población." David subió la Cuesta de los Olivos; la subió llorando, la cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todos sus compañeros llevaban cubierta la cabeza y subían llorando. Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo según venía. Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos -toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey-, y le maldecía: "¡Vete, vete, asesino, canalla! El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino."
Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: "Ese perro muerto, ¿se pone a maldecir a mi señor? ¡Déjame ir allá, y le corto la cabeza!" Pero el rey dijo: "¡No os metáis en mis asuntos, hijos de Seruyá! Déjale que maldiga, que, si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?" Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos: "Ya veis. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor. Quizás el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy." David y los suyos siguieron su camino.  Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Alguien dijo que vivir es preparar y construir lo mejor y saber soportar y superar lo peor. Algo así nos cuenta la primera lectura de hoy: David pasa por uno de los momentos más agrios y difíciles de su reinado, y soporta con admirable paciencia y espíritu de fe la humillación pública y el insulto de Semeí. No es lo único malo que le sucedía al rey por aquella época. Su propio hijo, Absalón, se había declarado en guerra contra él, y también en esto David se muestra particularmente humilde y prudente. La actitud de David es huir de Absalón, sin hacer valer ni su propia hombría y fuerza, ni su calidad de rey en ejercicio.
No siempre hay que huir, ni todo insulto hay que aguantarlo pero David nos está enseñando hoy algo. Tal vez lo más importante es: antes de reaccionar, piensa bien las cosas y pide a Dios que te muestre, que te ilumine qué te quiere decir con lo que te está sucediendo. Algunas cosas son desafíos que hay que enfrentar con coraje; otras son lecciones que hay que recibir con docilidad.
SALMO RESPONSORIAL: 3
R: Levántate, Señor, sálvame.

Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
"Ya no lo protege Dios." R.

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito, invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo. R.

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor. R.

  OREMOS CON EL SALMO
La confianza en el amor de Dios se hace más desinteresada cuando nos parece que Dios está lejos, cuando pensamos tener razones para desconfiar, cuando nos falta el apoyo de las cosas humanas. Jesús nos invita a confiar siempre en la bondad y el amor de Dios nuestro Padre.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 5,1-20

“Espíritu inmundo, sal de este hombre”

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: "¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes." Porque Jesús le estaba diciendo: "Espíritu inmundo, sal de este hombre." Jesús le preguntó: "¿Cómo te llamas?" Él respondió: "Me llamo Legión, porque somos muchos." Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus le rogaron: "Déjanos ir y meternos en los cerdos." Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país.
Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: "Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia." El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La “otra orilla” representa un desafío para Jesús y sus discípulos. Mientras la orilla occidental está ocupada principalmente por población Judía con poca presencia de gente griega y siria, la otra orilla oriental está ocupada casi exclusivamente por población extranjera, que tiene una religión distinta a la de Israel. La distancia mayor no es la geográfica, sino la distancia cultural y religiosa. Allí Jesús enfrenta una opresión mayor, representada por una legión. El hombre agobiado por este mal es incapaz de ubicarse en el ámbito de los vivos y prefiere la compañía de los muertos. La acción de Jesús lo libera, no sin antes hacer recaer el castigo sobre los cerdos, símbolo del culto a los dioses paganos y a la violencia institucional romana. La liberación sólo se completa cuando el hombre recién liberado marcha hacia los suyos para anunciarles la Buena Noticia de su propia salvación.

Nosotros hoy enfrentamos una legión de ideologías que legitiman la violencia sobre los más débiles y la manipulación de todos los seres humanos. Nuestra lucha sería vana si no supiéramos de antemano que podemos vencer, de la mano de Jesús. Si nos abandonamos a nuestras fuerzas, terminaremos derrotados, porque esta fuerza tiene un carácter sobrehumano, pero si lo hacemos en Jesús, seremos más que vencedores.

ORACIÓN
Bendito Dios, ayúdanos para que la proclamación de la buena noticia como testimonio de encuentro personal contigo  en medio de la comunidad sea siempre liberadora y generadora de vida y con tal autoridad que todo aquello que desespere, angustie y lleve a la oscuridad, sea derribado por la fuerza de la palabra en tu nombre. Amén

“Clama con fe firme y decidida al Dios de la vida en los momentos

de angustia y adversidad”

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