“DAR AL POBRE EL LUGAR QUE LE CORRESPONDE”
PRIMERA LECTURA
SANTIAGO 2,1-9
“¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres? Vosotros, en
cambio. Habéis afrentado al pobre.”
Hermanos: No
juntéis la fe en Nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas.
Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y
hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso. Veis al bien vestido y le decís: Por favor,
siéntate aquí, en el puesto reservado. Al otro, en cambio: Estate ahí de pie o
siéntate en el suelo. Si hacéis eso ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con
criterios malos? Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los
pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que
prometió a los que le aman? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre.
Y sin embargo,
¿no son los ricos los que os tratan con despotismo y los que os arrastran a los
tribunales? ¿No son ellos los que denigran ese nombre tan hermoso que lleváis
como apellido? ¿Cumplís la ley soberana que enuncia la Escritura: «Amarás a tu
prójimo como a ti mismo? » Perfectamente. Pero si mostráis favoritismos,
cometéis un pecado y la Escritura prueba vuestro delito. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Tal vez nos puede chocar un poco el estilo del Apóstol Santiago. Nos puede
dejar la sensación de un regaño continuo, de un reproche continuo, porque está
a cada momento señalando un problema, señalando un pecado, señalando un exceso,
o una injusticia. Pero
también tengamos en cuenta que esta
Carta tiene un estilo sapiencial, quiere decir relacionado con el saber
vivir, que es el modo como lo entiende la Biblia. Esta Carta, pues, no insiste
en algunos temas típicos de la predicación cristiana primitiva, sino pasa a
delinear el perfil de una vida genuinamente cristiana. El método de Santiago,
parece concentrarse en denunciar las incoherencias y mostrar los pecados.
Aunque parezca un poco incómodo, en cierto modo es una señal de amor. Lo que
amamos lo protegemos y lo resguardamos de aquello que pueda adulterarlo. Por ejemplo: si la comunidad
deja entrar la idolatría por las riquezas, que se traduce en veneración
hipócrita y vacía hacia los ricos, pronto perderá su esencia y su capacidad de
significado. Es aquí donde el apóstol deja ver su amor que defiende y habla con
vigor.
Tomemos pues con seriedad cada palabra del Apóstol. Reconozcamos que en
nuestras comunidades hay mucho que corregir. Reconozcamos que en nuestros
corazones también hay mucho que corregir, y que con la ayuda del Señor, con el
poder de su Espíritu, vamos a avanzar y
vamos a vivir a plenitud su mensaje.
SALMO
RESPONSORIAL: 33
R. / Si el
afligido invoca al Señor, él lo escucha.
Bendigo al Señor
en todo momento,
su alabanza está
siempre en mi boca;
mi alma se
gloría en el Señor:
que los humildes
lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad
conmigo la grandeza del Señor,
Ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al
Señor, y me respondió,
me libró de
todas mis ansias. R.
Contempladlo, y
quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido
invoca al Señor, él lo escucha
Y lo salva de sus angustias. R.
OREMOS CON EL
SALMO
El salmista nos
participa su experiencia del amor de Dios y nos invita a hacer nosotros mismos
esa experiencia. Jesús, más que a nadie en este mundo, puede hablarnos del amor
de Dios y puede hacérnoslo saber en toda
su profundidad.
LECTURA DEL
EVANGELIO
MARCOS 8, 27-33
“Tú eres el Mesías. el Hijo del Hombre tiene
que padecer mucho”
En aquel tiempo,
Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesárea de Filipo; por el
camino, preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy yo?"
Ellos le contestaron: "Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de
los profetas." Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy?"
Pedro le contestó: "Tú eres el Mesías." Él les prohibió
terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a
instruirlos: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser
condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y
resucitar a los tres días." Se lo explicaba con toda claridad. Entonces
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a
los discípulos, increpó a Pedro: "¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú
piensas como los hombres, no como Dios!" Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Las
dos preguntas que Jesús plantea a sus discípulos resuenan hoy con más poder:
“¿Quién dice la gente que soy yo?, ¿quién dicen ustedes que soy yo?” Con mucha
probabilidad el Evangelio según Marcos fue escrito para responder a estas dos
preguntas, no en vano ellas ocupan la mitad del evangelio. El texto que las
precede nos presenta el episodio de un ciego que gradualmente recupera la
visión en la medida en que se deja conducir por Jesús. El episodio siguiente
nos planteará el problema de seguir a Jesús asumiendo su causa y preparándose
para asumir la cruz que esta opción comporta. En este punto, este evangelio de
hoy nos deja claro que, si bien comenzamos reconociendo a Jesús como maestro
autorizado y como profeta de los nuevos tiempos, sin embargo, para confesarlo
como Mesías necesitamos caminar con Él, comprender su enseñanza y asumir su
estilo de vida. La misión que Jesús realiza supera los límites formales de una
religión basada en rituales o en el estricto cumplimiento de la Ley. Su
propuesta nos exige conversión y fe en su mensaje de salvación. Reconocer a
Jesús como ungido, como Cristo, es reconocer en su camino una alternativa que
no puede ser ni ignorada ni minimizada.
ORACIÓN
Bendito
Señor, en todo momento la Palabra nos revela que has elegido a los pobres, a
los humildes, sencillos, necesitados de ti y a quienes por la injusticia social
carecen de lo básico para vivir, se les vulnera sus derechos y se excluyen. Por
favor ayúdanos a quienes hemos decidido seguirte, optar a tu ejemplo por tus
predilectos, cuidándonos de acoger a los menos relevantes de la comunidad que a los más prominentes y pudientes. Amén
“Lo que se
entrega de corazón nunca se pierde”
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