miércoles, 1 de agosto de 2018

Miércoles 08 de Agosto de 2018

“ALEGRÍA Y TERNURA DE DIOS”

PRIMERA L ECTURA
Jeremías 31, 1-7

“Con amor eterno te amé”

En aquel tiempo -oráculo del Señor-, seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellas serán mi pueblo. Así dice el Señor: "Halló gracia en el desierto el pueblo escapado de la espada; camina Israel a su descanso, el Señor se le apareció de lejos. Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi misericordia. Todavía te construiré, y serás reconstruida, doncella de Israel; todavía te adornarás y saldrás con panderos a bailar en corros; todavía plantarás viñas en los montes de Samaria, y los que plantan cosecharán. "Es de día", gritarán los centinelas en la montaña de Efraín: "Levantaos y marchemos a Sión, al Señor, nuestro Dios."" Porque así dice el Señor: "Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos: proclamad, alabad y decid: "El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel." Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN
Con la fama de triste que tiene Jeremías, tal vez no esperaríamos una declaración de amor tan clara y tan bella como la que hemos encontrado hoy. Es Dios mismo quien nos dice estas palabras, que deben ser saboreadas: "Con amor eterno te amo, por eso te mantengo mi favor; te edificaré de nuevo y serás reedificada, doncella de Israel; de nuevo tomarás tus panderetas y saldrás a bailar alegremente."Es importante recordar con frecuencia ese fondo de amor inagotable que está ahí, muy adentro de todo el lenguaje de los profetas, incluso si el deber les impone, como le impuso a Jeremías, hablar fuerte en contra de las hipocresías e injusticias del pueblo. En realidad es que este es un criterio para distinguir al verdadero profeta del falso: el verdadero habla desde el amor, también cuando corrige y exhorta. Un ejemplo reciente y una aplicación de este criterio lo tenemos en los típicos análisis de la realidad social que hace unos años eran punto de partida ineludible en todo estudio sobre la Iglesia en América Latina. Por aquella época algunos pensaban que el análisis marxista era, si no el único, sí el más apropiado para descubrir los engaños sociales y pecados colectivos de la región.

El problema es que este análisis, que ciertamente tomaba ribetes proféticos en su ardor, dejaba siempre un sabor de encono, de desquite, de venganza de los pobres y desposeídos. Tal profetismo tenía entrañas de ira y en su fondo último parecía siempre preferible vencer al opositor y no convertirlo. Según lo que hemos visto hoy, se entiende que la Iglesia tuviera que intervenir y hacer ver que no cualquier análisis se puede usar, sobre todo si sus presupuestos contradicen las entrañas de caridad y de amor que son evidentes en los genuinos profetas, como Jeremías.


SALMO. Interleccional: Jeremías 31
R. / El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
"El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño." R.

"Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte."
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo es un cántico litúrgico que celebra las promesas hechas a David, la elección de Jerusalén como sede del templo y consagración de este como lugar para el arca de la alianza, símbolo de la presencia de Dios en medio de su pueblo. La presencia definitiva de Dios en medio de los seres humanos se realiza en Jesucristo. La nueva Jerusalén es la comunidad de seguidores, que constituyen el cuerpo de Cristo o Iglesia.    


LECTURA DEL EVANGELIO
Mateo 15, 21-28

“Mujer, qué grande es tu fe”

En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: "Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo". El no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: "Atiéndela, que viene detrás gritando". El les contestó: "Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel". Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas: "Señor, socórreme". El le contestó: "No está bien echar a los perros el pan de los hijos". Pero ella repuso: "Tienes razón, Señor, pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos". Jesús le respondió: "Mujer, ¡qué grande es tu fe!; que se cumpla lo que deseas". En aquel momento quedó curada su hija. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La comunidad del evangelista Mateo afronta un dilema: ¿Atendemos primero a los necesitados ‘de casa’ o atendemos a los ‘de fuera’? Para el evangelista la respuesta es clara: la misión de Jesús dio prioridad a los ‘de casa’, a las ovejas perdidas de Israel; pero sus seguidores, siguiendo su ejemplo, deben abrirse a los ‘de fuera’, a las naciones. La acción de Jesús con los de casa es el modelo a seguir con los de fuera, con los extranjeros, como con la mujer del pasaje de hoy que sorprende a todos por su persistencia y por la extraordinaria grandeza de su fe. Jesús conoce los riesgos de su acción entre los paganos, por eso da una respuesta sacada de la sabiduría popular de su pueblo. La mujer responde con la misma sabiduría para mostrar cómo la oferta de Dios, si bien pasa primero por los necesitados de Israel, beneficia a todas las personas, porque si se trata de la gracia de Dios, incluso las migajas son suficientes.  Nosotros afrontamos un desafío semejante; corremos el riesgo de dar tanta importancia a las urgencias internas de nuestras propias comunidades cristianas que olvidamos que nuestra vocación es un llamado pascual a abrirnos a las urgencias del ‘resto’ de la humanidad.

ORACIÓN
Señor ayúdanos a confiar en tu inmensa bondad y sabiduría,  a tener la certeza de que es en tu perfecta voluntad en que nos haces vivir para ser personas libres, sanas, que luchan por un mundo diferente, basado en tu pedagogía: la del verdadero amor. Ese que lleva a pensamientos, sentimientos y actitudes de no discriminación, de justicia, solidaridad, misericordia y ternura. Amén 


“La mujer que, con ternura de madre y comunión con Dios, implora la misericordia y protección para sus hijos, alcanza la compasión de Señor”

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