miércoles, 1 de agosto de 2018

Domingo 26 de Agosto de 2018


“SEÑOR, ¿A QUIÉN IREMOS?”

PRIMERA LECTURA
Josué 24, 1-2a. 15-17.18b

Nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!

En aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquién. Convocó a los ancianos de Israel, a los cabezas de familia, jueces y alguaciles, y se presentaron ante el Señor. Josué habló al pueblo: "Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor." El pueblo respondió: "¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!" Palabra de Dios

REFLEXIÓN
Josué organiza la gran asamblea de Siquem, como la reunión constitutiva del pueblo de las tribus. Es el punto de partida de un movimiento nuevo que arranca del Éxodo. El pueblo debe aceptar su nueva identidad teológica, social, cultural. Es fundamental identificar al Dios del Éxodo: el que ve la opresión del pueblo, el que oye el griterío de dolor y conoce sus sufrimientos, el que está decidido a bajar para librarlo del poder de los opresores (Éxodo 3,7-8). El Dios de sus Padres, el Dios de la Historia.Las tribus proceden de diferentes orígenes culturales, religiosos, étnicos, pero ahora se aglutinan, gracias a la fe en este Dios del éxodo, en un solo pueblo: Israel. Es la teología, la fe en Yahvé y no la sangre quien los compacta para una alianza tribal.

El corazón de esta alianza comunitaria es la fe común en este Dios de los pobres. Pero supone también, identificar a los dioses »extraños» a los dioses cananeos y egipcios, imágenes corrompidas de Dios, que generan esclavitud y muerte: un sistema de impuestos, una vida de esclavos, una religión opresora. Cambiar esos dioses por el Dios del Éxodo, fundando una sociedad de leyes para la vida, de reparto de la tierra, de culto nuevo basado en la pascua es el tema central de esta gran asamblea de Josué en Siquem.

Salmo responsorial: 33
R./ Gustad y ved qué bueno es el Señor

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor;
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. R.

Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará. R.

La maldad da muerte al malvado,
y los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R.

OREMOS CON EL SALMO
El salmista participa su experiencia del amor de Dios e invita al ser humano a hacer esa experiencia. Jesús, más que nadie en este mundo, puede hablar del amor de Dios y puede hacérnoslo comprender en toda su profundidad. 
SEGUNDA LECTURA
Efesios 5, 21 - 32

Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a cristo y a la Iglesia.

Hermanos: Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne." Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Pablo hace una reflexión a la comunidad de Éfeso sobre el tema del matrimonio y la realidad del amor profundo que experimentan los esposos. Naturalmente que se debe partir de la expresión “en Cristo”, ese es el fundamento para comprender lo que Pablo pide tanto al esposo como a las esposa. Uno puede someterse al otro, sólo cuando la relación de pareja esta sometida y cimentada “en Cristo”. Entonces, cada uno de los cónyuges será capaz de hacer por el otro lo mismo que Jesús hizo por su iglesia, entregarse totalmente y por amor hasta la muerte. El reto de la vida de pareja en el matrimonio es amar con un amor oblativo y de entrega como Cristo nos ha amado.

LECTURA DEL EVANGELIO
Juan 6, 60-69

¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de Vida Eterna

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: "Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?" Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: "¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen. "Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: "Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede." Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También vosotros queréis marcharos?" Simón Pedro le contestó: "Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Las palabras de Jesús chocan con la mentalidad vigente. Hace veinte siglos parecía inadmisible que una persona pudiera comunicar un mensaje tan exigente y tan liberador. Hoy, seguimos en el mismo plan: tratamos de endulzar las palabras de Jesús para que no hieran nuestros prejuicios. Con frecuencia queremos convertir la palabra de Jesús en el ejercicio de un conjunto de ritos. Pero, la palabra de Jesús nos desestabiliza  y nos lleva a cuestionar la vida diaria. A veces, incluso, decimos como los discípulos. “Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso?”. No obstante, si queremos seguir a Jesús, la única respuesta posible es un “SI” rotundo, un “AMÉN” decidido y generoso. Queremos seguirlo y queremos ser como Él. No deseamos contentarnos con los laureles que nos ofrece el mundo, sino que anhelamos caminar con el Nazareno la difícil y tortuosa vía del pueblo de Dios en la historia.

Ahora, muy pocos se atreven a criticar a Jesús de Nazaret, pero esto no significa que estén de acuerdo con Él. Muchas personas hace tiempo que se “echaron para atrás” y cogieron su propio camino, solamente que se contentan con llevar en su memoria el recuerdo de un bautismo sociológico y el aval de las ceremonias religiosas. Pero, para aquellos que anhelamos escuchar la voz del Maestro, no existe otra respuesta que la de Pedro ante el desafío de Jesús: “¿Señor, a quién iremos?, sólo tú tienes palabras de vida eterna”.
¡Qué útil sería examinar nuestras eucaristías.....nuestros encuentros diarios con el Señor¡. ¿Generan un “Movimiento de Jesús” en dirección hacia la Utopía solidaria de lo que Él llamaba Reino? ¿Van cambiando nuestro modo de pensar y actuar? ¿Nos hacen capaces de identificar las otras presencias del Dios entre los desheredados de la vida?. El mismo Jesús, en cuya boca Juan puso estas palabras: “Yo soy el Pan de Vida”, también nos dice y nos cuestiona en Mateo: “porque tuve hambre y me diste de comer, cada vez que lo hicieron con mis hermanos más pequeños, era conmigo mismo con quien lo estaban haciendo.” (Mateo 25,35).

ORACIÓN
Ayúdanos, Amado Dios, a descubrirte y a hacer que otros te reconozcan. A saber que Tú eres el ser más importante en toda nuestra existencia, porque nos creaste, nos engendraste, nos hiciste reconciliar a través de tu Hijo Precioso y nos regalas tu Espíritu que nos ayuda para no apartarnos de Ti y poderte ver en todo lo que vivimos hasta llegar a la plenitud de tu dimensión de Amor. Amén


“Tenemos necesidad de Dios, de su gracia, de su amor, de su amistad, de su protección y de su perdón, no nos separemos de Él”

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