miércoles, 1 de agosto de 2018

Lunes 06 de Agosto de 2018

Transfiguración del Señor

“ESCUCHAR AL HIJO AMADO DEL PADRE”


PRIMERA LECTURA
Daniel 7,9-10.13-14

“Su vestido era blanco como nieve”

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.   Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

La visión  apocalíptica tiene sus raíces en la profecía. El profeta intenta mirar con los ojos de Dios la historia que transcurre. Intenta con esa ayuda, con esa gracia de Dios, dar el parecer divino sobre el conjunto de la historia, no sólo sobre el momento presente, sino sobre el desenlace, podríamos decir, sobre el misterio que se esconde detrás de la cotidianidad, detrás de las realidades de cada día.

 El libro de Daniel, lo mismo que otros textos apocalípticos, compara a los reinos de la tierra con todo género de fieras, algunas de ellas verdaderamente monstruosas: leones, leopardos, dragones, serpientes. Todo género de animales salvajes y crueles aparecen en estos textos y en estas visiones.
A través de esa comparación, podemos intuir el juicio de Dios sobre tantos gobiernos que existen en el mundo. Son feroces y se sostienen, precisamente, por la fuerza, por la crueldad. En contraste con todos esos poderes, la imagen de la primera lectura de hoy, es consoladora, es hermosa, es alentadora.
Este es un poder con rostro humano. ¡Jesucristo, el que recibe del Anciano venerable poder sobre toda raza, lengua, pueblo y nación! Jesucristo es el poder; pero, un poder que tiene rostro de hombre. Y como el hombre es también imagen de Dios, el poder de Dios y el poder de Dios realizado en esta tierra, en realidad tienen el rostro de Jesucristo.

Salmo responsorial: 96
R. / El Señor reina, altísimo sobre la tierra

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.

Porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este salmo es un himno de alabanza a la realeza de Dios, quien manifiesta su grandeza en los fenómenos naturales y en los juicios de la historia. Se anuncia la venida de la luz para los justos. Es la luz anunciada es Cristo, que al venir a este mundo ilumina a toda la humanidad.

SEGUNDA LECTURA
2Pedro 1,16-19

Esta voz del cielo la oímos nosotros

Queridos hermanos: Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: "Éste es mi Hijo amado, mi predilecto." Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El texto de San Pedro es la certeza del testimonio de quien se ha hecho testigo y escuchó la declaración del Padre reconociendo en Jesús, a su Hijo Amado y su motivo de complacencia. Podemos celebrar esta fiesta de la Transfiguración con la certeza de este testimonio que nos entregan los discípulos misioneros del Señor, de aquellos que han contemplado la manifestación gloriosa de Jesús Salvador antes y después de su pasión.
Somos la comunidad ( Iglesia) fundada sobre la experiencia de vida, amor martirial de los apóstoles y el testimonio de muchos profetas que estuvieron allí y que ahora fortalecen nuestra fe. De la misma manera valoramos y agradecemos hoy la entrega de tantos hombres y mujeres que se hacen los nuevos discípulos y misioneros, entregando su vida en el servicio a los demás, especialmente como el gran Maestro optando siempre por los más necesitados y excluidos de nuestra sociedad. 

LECTURA DEL EVANGELIO
MaRCOS 9,2-10

Este es mi Hijo Amado

 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos. Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús. Entonces Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Porque no sabía lo que hablaba, pues estaban espantados.
 Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd.  Y luego, cuando miraron, no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo.  Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos. Y guardaron la palabra entre sí, discutiendo qué sería aquello de resucitar de los muertos. Palabra del Señor

REFLEXIÓN
La narración de la transfiguración se encuentra en el corazón del evangelio de Marcos. Jesús, frente a su propio camino y a la posibilidad de su muerte, hace experimentar a sus seguidores su propia manera de comprender la voluntad de su Padre. Los representantes del Antiguo Testamento, Moisés y Elías, confirman a Jesús en su tarea y en su destino. Por su parte, los discípulos comprenden sólo con gran dificultad y el texto siguiente clarificará que se necesita el camino de todo el Evangelio para entender la plenitud del anuncio. Pero, ¿qué significa este hecho para nosotros? Pues bien, transfigurarse es transparentar a Dios en la historia, Jesús con su vida nos ha revelado a Dios, con Jesús Dios se ha humanizado. Él ha trasparentado con su anuncio y con su vida la presencia de Dios en su pueblo. Ha revelado el amor de Dios para con los pobres y oprimidos del mundo. Así pues, como cristianos ¿podemos transfigurar el rostro de Dios en nuestras vidas a la manera de Jesús?


ORACIÓN
Como quisiéramos quedarnos en la paz que produce la quietud en tu presencia, pero Señor, tú nos enseñas que debemos bajar del monte a nuestra realidad; pero necesitamos de esos momentos, de subir al monte,  para poder afrontar los vaivenes de la vida y percibir la certeza de tu amor, compañía, guía y actuar en nosotros. Que hoy nos trasfigures, y trascendamos de manera que te podamos mostrar con nuestro testimonio y asumir el reto de ser tus verdaderos discípulo(as). Amén


“Seamos resplandor de la bondad y misericordia de Dios, en medio de quienes más necesitan consuelo en sus tribulaciones y esperanza en las dificultades”

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