jueves, 1 de marzo de 2018

Viernes 09 de Marzo de 2018


“UN SOLO MANDAMIENTO”

PRIMERA LECTURA
OSEAS 14,2-10

“No volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos

Así dice el Señor: "Israel, conviértete al Señor Dios tuyo, porque tropezaste por tu pecado. Preparad vuestro discurso, volved al Señor y decidle: "Perdona del todo la iniquidad, recibe benévolo el sacrificio de nuestros labios. No nos salvará Asiria, no montaremos a caballo, no volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos. En ti encuentra piedad el huérfano."
Yo curaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de ellos. Seré para Israel como rocío, florecerá como azucena, arraigará como el Líbano. Brotarán sus vástagos, será su esplendor como un olivo, su aroma como el Líbano. Vuelven a descansar a su sombra; harán brotar el trigo, florecerán como la viña; será su fama como la del vino del Líbano. Efraín, ¿qué te importan los ídolos? Yo le respondo y le miro: yo soy como un ciprés frondoso: de mí proceden tus frutos. ¿Quién es el sabio que lo comprenda, el prudente que lo entienda? Rectos son los caminos del Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan en ellos."  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Ante las amenazas, ¿qué hacer? Resulta que los dos vecinos más grandes, más terribles eran Egipto y Asiria; los israelitas tuvieron esta tentación: "Cuando nos ataquen lo Egipcios nos aliamos con los asirios y cuando nos ataquen los asirios nos aliamos con los egipcios". Pero Dios quería una cosa distinta, Dios no estaba de acuerdo en que ellos estuvieran buscando esas alianzas. Dios quería, sobre todo, que los israelitas buscaran la alianza con Él y confiaran en Él, pero el pueblo de Israel no lo hizo. Ellos habían puesto su confianza en las alianzas con los grupos de poder,  habían creído, que consiguiendo las armas fuertes de la época, es decir, los caballos,  con eso ya tenían. Y Dios les hace ver que si no tienen alianza con Él, entonces no importa que tengan las armas fuertes, no importa que tengan aliados fuertes, les va ir muy mal.
La fuerza no está en buscarse aliados que uno crea muy fuertes; la fuerza no está en buscarse armas que sean muy buenas, ahí no está lo principal; la verdadera fuerza está en Dios, en la alianza con Dios. Los israelitas, finalmente, no entendieron ese mensaje y finalmente, cuando ya estaban divididos, reino del sur y reino del norte, el reino del norte se perdió.
 Reflexionemos  hoy ¿Cuáles son nuestros aliados y en quién estamos poniendo nuestra confianza? Los pactos no son lo más fuertes, las armas no son lo más fuerte, lo más fuerte es Dios, y el que se vuelve a Dios de todo corazón, ese encuentra el verdadero pacto y la verdadera fuerza.

SALMO RESPONSORIAL: 80
R. / Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.

Oigo un lenguaje desconocido:
"Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré. R.

Te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel! R.

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto. R.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre." R.

OREMOS CON EL SALMO
El salmista invita al pueblo a celebrar una fiesta y a recordar las lecciones de la historia, para poder obtener las bendiciones divinas. La fiesta cristiana también es un recuerdo de la historia de salvación y una constante invitación a ser fieles a Dios.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 12,28b-34

“El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Qué mandamiento es el primero de todos?" Respondió Jesús: "El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos." El escriba replicó: "Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios." Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios." Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas. Palabra del Señor
REFLEXIÓN
El amor es el fundamento de la ley antigua. La pregunta del maestro de la ley por el mandamiento más importante da pie para que Jesús pueda confirmar este principio fundamental de la ley. El amor a Dios implica la totalidad de la persona. Nada puede sustituir al amor de Dios.
El maestro de la ley está empeñado en la búsqueda auténtica de la verdad y quiere saber la opinión de Jesús sobre el precepto más importante. La preocupación podría surgir del exagerado número de preceptos, que podían llegar hasta 613, que confundía e impedía cumplir lo realmente importante. La respuesta de Jesús une el amor a Dios y el amor al prójimo, combinando el texto de Dt 6,4-5 con Lv 19,18. La novedad de su respuesta radica en la afirmación de que “no hay mandamiento mayor que estos”. Con estas palabras, Jesús firma un testamento o un credo de fe, para quienes quieran acompañarlo en la construcción del reino. En adelante, cualquier observancia religiosa y actitud de vida, carecen de significado sino tienen el sello del amor. En otras palabras “Misericordia quiero y no sacrificios” El camino más seguro para encontrar a Dios es a través del amor al prójimo y, cuando amamos al prójimo, entramos en oración con Dios. Unas palabras de San Agustín para nuestra reflexión de cuaresma, “Ama y haz lo que quieras…”

ORACIÓN
Padre Dios de amor que has creado todo para nuestro bien. Queremos hoy darte gracias, adorarte y ofrendarte nuestra vida. Enséñanos a  amar sin medida como Tú lo haces. A reconocer en nuestros hermanos tu rostro, para que de nuestro ser brote misericordia por la humanidad. ¡Oh Padre Bueno! Perfecciónanos en tu amor. Amén


“El amor no es un acto deliberado, espontáneo y libre, sino la entrega más bondadosa y compasiva a Dios y al prójimo, sin esperar nada a cambio”

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