“CUARESMA: UN CAMINO DEL JORDÁN → AL DESIERTO → Y A GALILEA”
La “Cuaresma” es un camino. La
comunidad cristiana inicia un período de preparación para la gran fiesta de la
Pascua que culmina en Pentecostés. El símbolo de los cuarenta días está tomado
de la tradición bíblica en la que aparecen tres grandes cuaresmas. Cada una de
ellas conduce a una gran alianza.
La primera cuaresma se refiere a
los cuarenta días que cubren el periodo del “diluvio”. Noé y su familia
representaban a la nueva humanidad que emprende un camino de reconciliación
consigo mismo, con la naturaleza, con el otro y con Dios. La armonía alcanzada
luego de la muerte violenta del inocente Abel se rompe por el crecimiento
descomunal de la violencia y egoísmo humano que lo llevan a llenar la tierra de
diversidad de conflictos. Sin embargo, el modo de vida justo de Noé alcanza la
misericordia y bendición de Dios, que decide a favor de él y de su familia
restablecer el orden perdido, por medio de una refundación de la humanidad.
La segunda Cuaresma representa el
paso fundamental del pueblo hebreo de la servidumbre o la esclavitud al
servicio. El pueblo que ha sido liberado de la opresión en Egipto marcha por el
desierto hacia la tierra prometida, y precisamente en el desierto se va
formando como pequeñas comunidades o
tribus en torno al servicio de unos a otros para seguir subsistiendo. Al igual
que en la primera cuaresma, comienza con una situación de violencia, pero ya no
se trata tanto de una violencia interhumana, sino de la violencia
institucionalizada. Los hebreos se presentan en el relato del éxodo como un
pueblo extranjero, a pesar de llevar más de diez generaciones en la tierra de
Egipto. La iniciativa de Moisés y de su familia busca desalojar esa violencia,
en primer lugar, del corazón del pueblo y luego de las instituciones del mismo.
Por eso emprende la vía del desierto que les habrá de mostrar cuán frágiles son
sus motivaciones y qué fuerte es el amor de Dios. En este camino por el
desierto, atravesando muchas dificultades, experimenta la purificación de Dios.
La tercera Cuaresma, es el
enfrentamiento definitivo de Jesús con el mal, representado por Satanás gran
tentador del desierto. Este personaje aparece al comienzo del camino de Jesús
para poner en duda sus grandes opciones y para mostrarle cómo el egoísmo y la
violencia humana, pueden superar el nivel comunitario e instalarse en los mejores propósitos
humanos como son: las necesidades básicas (pan), el poder y la riqueza, como fuerza para cambiar
la realidad del mundo, y la religión como un desafío a las experiencia humanas
básicas.
Hoy en nuestra vida de discípulos
y discípulas del Señor también atravesamos por momentos de desierto que nos
llevan a la reconciliación y purificación con el Dios del amor y la misericordia
en Jesucristo; como también a momentos o caminos de esclavitud al servicio en
medio de la comunidad.
Pensando que si experimentamos
momentos de opresión y esclavitud, la medicina que Dios nos sigue proponiendo
es el SERVICIO.
¿Quieres ser libre?: Disponte
entonces a servir a tu hermano. Te propongo en esta cuaresma el trípode:
CUARESMA=CONVERSIÓN
MISERICORDIA Y SOLIDARIDAD.
Oro por ti y los tuyos en este
tiempo de Cuaresma para que todos podamos experimentar el amor reconciliador
del Buen Dios.
Te bendigo.
PRIMER BLOQUE PARA REFLEXIONAR:
RENOVACIÓN DEL BAUTISMO
1.
AMOR DE
DIOS: El gran mensaje del evangelio,
primer anuncio o Kerigma que se repite con insistencia es el mensaje del amor
de Dios al ser humano. Ese amor de Dios por el hombre-mujer es el fundamento de
la dignidad humana, pues el mayor honor, la gloria del ser humano, es saber que
es hijo adoptivo de Dios. También en esta realidad radica la fraternidad con
los demás y la relación también con toda la creación. Dios te ama a ti, de una manera personal,
como un Padre amoroso ama a su Hijo predilecto. Te ama, es una gran verdad, le
importas mucho a Él. Mujer u hombre, de cualquier edad; raza, color de piel,
tamaño o figura, rico o pobre, con o sin estudios, culto o sin preparación,
empleado, obrero o campesino, “DIOS TE AMA”.
Por lo general todos tenemos bloqueos afectivos y emocionales que nos
han permitido experimentar esta realidad del amor de Dios; bloqueos que pueden
venir de nuestros antepasados, padres, o del mismo ambiente o cultura que nos
rodean. También podemos tener bloqueos de tipo religioso, por falta de una
buena evangelización y comprensión de lo que es el cristianismo; cuando
pensamos que es:
a.
Una serie de
dogmas y mandatos negativos que nos oprimen.
b.
Una serie de
doctrinas abstractas que hablan de algo lejano que no tienen relación con la
vida real.
c.
Una serie de
prácticas religiosas sin sentido.
d.
Pensamos que
consiste en esforzarse por ser buenos y no hacer mal a los demás.
Pero la gran
verdad es que el cristianismo es mucho más que todo esto. Se trata de tener una
relación viva y personal con Dios Padre, por medio de Jesucristo, en la
intercesión y poder del Espíritu Santo.
Fruto de esa
experiencia o esfuerzo es que podemos hablar o vivenciar el amor de Dios. El
Padre Celestial te ama, y desea que nosotros lo conozcamos y experimentemos, y
desde ese amor vivamos la verdadera alegría y la paz como resultado de su
comunión con Él.
Si intentáramos
definir lo que es el Amor de Dios, tendríamos que decir que es la máxima
realización del ser humano; en otras palabras la verdadera felicidad. Somos
felices en cuanto tengamos la capacidad de vivir ese amor y compartirlo con los
demás. Por eso también tendríamos que afirmar que en Jesús el amor es más que un sentimiento, es una
persona concreta todavía un proyecto de vida, Dios que en Jesucristo se dio y
se entregó para la felicidad de muchos (Juan 3, 16-17).
Algunos
pensadores y corrientes filosóficas han hablado de tres sentimientos
relacionados con el amor:
-
Amor
fillios: Sentimiento familiar (Padres,
hermanos, primos, hijos).
-
Amor eros: Sentimiento pasional, de la pareja
-
Amor ágape: El
sentimiento profundo de Dios
Reflexionemos con
esta frase: “EL AMAR ES DIFERENTE Y CONTRARIO AL QUERER”. El querer es un
sentimiento egoísta pues busca satisfacer: “El Yo”, mientras que el AMAR, es
entrega, donación, busca satisfacer el “Tú”.
CARACTERÍSTICAS
DEL AMOR DE DIOS (ÁGAPE)
-
Es personal
(Isaías 43, 1-5)
-
Es eterno
(Jeremías 31, 3)
-
Es fiel (Isaías 54,10)
-
Es accesible (
Jeremías 29,12-13)
-
Es incondicional
(Isaías 49,15)
-
Es salvador,
sanador y liberador ( Juan 3,16-17)
“Dios es amor y
ese amor se manifestó enviando a su Único Hijo Jesucristo, para que tengamos
vida por medio de él” (1ra de Juan 4,8-9)
A creer en Cristo
entramos una relación con nuestro Padre Celestial. Somos verdaderos hijos suyos,
pues somos uno con Cristo y así “El amor se derramará en nuestros corazones,
por el Espíritu Santo que hemos recibido” (Romanos 5,5).
Si sólo dejáramos
penetrar esas grandes verdades ahora en nuestro corazón, bastaría para que
Cristo nos tocara profundamente y transformara nuestra vida. De esta manera
podríamos decir: Dios me ama a mí personal, eterna e incondicionalmente, no
importa lo que sea ahora, lo que haya sido antes. “Su amor no se apartará de mi
lado”.
Quisiera
invitarte a que medites en unos momentos de silencio orante sobre esta verdad,
tan importante y fundamental, Buena Noticia que nos trae el evangelio de que
Dios te ama, de una manera única y personal.
Interrogantes para compartir en las pequeñas comunidades:
*¿Qué ideas o
rostros falsos de Dios has tenido?
*¿Cómo es el amor
de Dios?, ¿Cuáles son sus características?
*¿Qué
experiencias del amor de Dios has tenido? Compártelas.
*¿Cuáles posibles
bloqueos a ese amor de Dios has tenido?
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