“HABLEMOS
DE AMOR”
PRIMERA LECTURA
1REYES 11,29-32.12,19
“Se independizó Israel de la casa
de David”
Un
día, salió Jeroboán de Jerusalén, y el profeta Ajías, de Siló, envuelto en un
manto nuevo, se lo encontró en el camino; estaban los dos solos, en descampado.
Ajías agarró su manto nuevo, lo rasgó en doce trozos y dijo a Jeroboán:
"Coge diez trozos, porque así dice el Señor, Dios de Israel: "Voy a
arrancarle el reino a Salomón y voy a darte a ti diez tribus; lo restante será
para él, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que elegí
entre todas las tribus de Israel." Así fue como se independizó Israel de
la casa de David hasta hoy. Palabra de Dios
REFLEXIÓN
La
lectura de hoy es en realidad el epílogo amargo de una historia que parecía
merecer otro final. Después de la calidad de amor y oración que hemos visto
brotar del corazón de David; después de la magnificencia del reinado de Salomón
lo único que nos encontramos hoy es una escena desabrida y la música
destemplada del cisma. Jeroboam viene a ser un oportunista aquí, y su
oportunidad ha llegado para alzarse con el trono del que será el Reino del
Norte.
Para
ser justos hay que reconocer que Jeroboam no fue el que creó esa división entre
las diez tribus del Norte y las dos del Sur. Más bien los historiadores tienden
a decir hoy que incluso antes de llegar a Egipto, los antiguos hebreos, lo que
la Biblia presenta como la familia de Jacob, ya tenía esa tensión, de modo que
el desierto y la lucha contra los enemigos comunes, los filisteos, en realidad vinieron
a servir como de frenos a las divisiones internas. Paradójicamente, una vez
consolidada una nación, cuando ya la amenaza exterior disminuía su importancia,
resurgió el recelo y los del Norte
buscaron pretextos para su añorada independencia.
No
hay que negar lo razonable de estas hipótesis de historiadores pero la
enseñanza fundamental no viene de esa clase de datos, a pesar de lo
interesantes que son. De todo esto podemos aprender que las codicias, y en
general los pecados, nunca mueren mientras estemos en esta vida y que todos
nuestros actos siempre tendrán consecuencias.
SALMO RESPONSORIAL: 80
R./ Yo soy el Señor, Dios tuyo:
escucha mi voz.
No
tendrás un dios extraño,
no
adorarás un dios extranjero;
yo
soy el Señor, Dios tuyo,
que
te saqué del país de Egipto. R.
Pero
mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel
no quiso obedecer:
los
entregué a su corazón obstinado,
para
que anduviesen según sus antojos. R.
¡Ojalá
me escuchase mi pueblo
y
caminase Israel por mi camino!:
en
un momento humillaría a sus enemigos
y
volvería mi mano contra sus adversarios. R.
OREMOS CO N EL SALMO
El salmista invita al
pueblo a celebrar una fiesta y a recordar las lecciones de la historia, para
poder obtener las bendiciones divinas. La fiesta cristiana también es un
recuerdo de la historia de salvación y una constante invitación a ser fieles al
Dios de amor.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 7,31-37
“Hace oír a los sordos y hablar a
los mudos”
En
aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del
lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que,
además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él,
apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la
saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo:
"Effetá", esto es: "Ábrete". Y al momento se le abrieron
los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les
mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más
insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: "Todo
lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos." Palabra
del Señor
REFLEXIÓN
La persona sorda se
aísla, se convierte en una isla y pierde capacidad de contacto con los demás,
porque termina confinada en su propio mundo. La propuesta de Jesús es tomar el
camino contrario, es decir, romper el aislamiento y abrirse a los demás, aun en
medio de las limitaciones. La palabra aramea “éffatá” representa esa
experiencia de apertura y de escucha del otro por medios que trascienden la
audición física. Hoy podemos releer esa experiencia del evangelio al reconocer
que el estruendoso ritmo de la sociedad de consumo no nos deja tiempo para
nosotros mismos, para la espiritualidad y para Dios. Ya no escuchamos ni
nuestra propia voz. Necesitamos la mano de Jesús que sintonice nuestros oídos
con la onda de la sabiduría del evangelio y desate nuestra lengua para
proclamar su mensaje en medio del ruido cotidiano. Tenemos que dejar que Jesús
nos destape los oídos para escuchar la voz de Dios allí donde antes sólo
habitaban las voces del consumo y del egoísmo. Nuestra lengua puede dejar de
repetir los clichés publicitarios para comenzar a comunicar una voz de consuelo,
esperanza y reconciliación. Bajémosle el volumen al televisor y subámosle el
volumen a la vida, y sobre todo a la Palabra de Dios.
ORACIÓN
Padre
Bueno, ten hoy compasión de nosotros. Abre nuestros oídos para que podamos
escucharte y entenderte. Que el ruido de este mundo egoísta no nos aturda, ni
distorsione tu vos en nosotros. Desata nuestra lengua para que podamos contarle al mundo tus maravillas, todo lo que
has hecho en nosotros. Amén
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