miércoles, 1 de noviembre de 2017

Jueves 09 de Noviembre de 2017


Dedicación de la Basílica de Letrán

“TEMPLOS VIVOS DEL ESPÍRITU”

PRIMERA LECTURA
EZEQUIEL 47, 1-2, 8-9, 12

 “El Señor me llevó en éxtasis a la tierra de Israel”

En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo. Del zaguán del templo manaba agua hacia levante -el templo miraba a levante-. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar. Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho. Me dijo: -«Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.» Palabra de Dios.
REFLEXIÓN

En todas las culturas, los templos son expresión visible de la presencia de la divinidad, y también de la oración o la búsqueda de esa presencia por los hombres. Al templo acudimos con nuestras necesidades, preguntas, dolores, ofrendas o esperanzas, y en él esperamos encontrar luz, guía, consuelo, paz, remedio a nuestras dolencias y respuesta a nuestra indigencia. Ezequiel nos presenta un templo del que brotan la vida y la salvación. Un lugar de gracia. Un manantial de vida que sanea las aguas dañadas y que hace fecundos los árboles, con frutos deliciosos y nutritivos, y con hojas medicinales.

La imagen es muy fuerte: el río se va volviendo más y más impetuoso a medida que corre. Todo lo cambia a su paso avanza invencible restaurando el orden y la salud que se habían perdido. Si lo miramos bien, se trata de un retorno victorioso a la condición inicial del paraíso. Del templo sale una fuerza que hace posible el plan original de Dios. En el templo, pero más aún: desde el templo la redención nos acerca a la hermosura y la inocencia propias de la creación. Según esto, el templo es la señal visible de la acción progresiva de la gracia. Mientras la gracia tenga que seguir peregrinando, necesitamos de templos que marquen el ritmo de su caminar maravilloso.


SALMO RESPONSORIAL 45
R. El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:  R.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra. R.

Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra». R.

OREMOS CON EL SALMO
Este  salmo es un himno a Dios presente en medio de su pueblo. Esa presencia le asegura la protección cuando sobreviene calamidades físicas, cuando los enemigos lo rodean, pues Dios en medio de su pueblo se hace más real con la encarnación del Hijo de Dios, quien es con toda verdad “Dios con nosotros” y quien nos asegura la paz.  


SEGUNDA LECTURA
1CORINTIOS 3,9b-11.16-17

Somos compañeros de trabajo al servicio de Dios, y ustedes son un sembrado y una construcción que pertenecen a Dios. Yo fui el maestro albañil al cual Dios en su bondad encargó poner los fundamentos, y otro está construyendo sobre ellos. Pero cada uno debe tener cuidado de cómo construye,  pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, que es Jesucristo. ¿Acaso no saben ustedes que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios vive en ustedes?.  Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ese templo son ustedes mismos. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
El sentido más profundo al que nos lleva el mensaje de Pablo a la comunidad de Corinto y de hecho todo el mensaje de la liturgia de hoy es a considerarnos templos del Espíritu. La invitación del apóstol es clave como miembros del cuerpo de Cristo ( Iglesia) estamos llamados a un óptimo y sano comportamiento para no desentonar en la actitud para con los demás hermanos que formamos la comunidad. La comunidad de Corinto que sabe  por su historia, que la ciudad ha sido reconstruida un siglo antes, por eso Pablo el apóstol les dice: “Ustedes son la edificación de Dios. Yo, como buen arquitecto,  he puesto solamente los cimientos pero es otro que construye; pero nadie puede poner otros cimientos que el que ya está puesto, es decir Jesucristo”. Y agrega: “ ¿No saben ustedes que son el templo verdadero y vivo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?”, quien destruye el santuario de Dios que soy tu y soy yo, será destruido por Dios, porque el santuario de Dios (la vida) es santo y ustedes son su santuario. Jesús es el templo y nosotros su santuario. El mensaje nos debe llevar con urgencia a cuidar y respetar la vida humana, por ser  la habitación de Dios, lugar de gracia y bendición para nosotros y los demás.              

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 2, 13-22

“No conviertan la casa de mi Padre en un negocio"
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: -«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: -«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó: -«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.» Los judíos replicaron:«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo habla dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Veamos, en primera instancia, la actitud de los personajes en el relato: los discípulos captan el evento como un rasgo del celo de Jesús por el templo. Los judíos, por su lado, rechazaban ese suceso pues ellos no ven problema en la relación templo-mercado-negocio, ni aceptan la autoridad de Jesús para cambiar dicha práctica. Las autoridades religiosas interpretan el hecho como una auténtica provocación; se trata de una conducta rebelde y desafiante. Además está cerca la fiesta de la pascua, en la cual se celebra la liberación de la esclavitud de Egipto, el texto comienza con esta alusión y termina con el anuncio de la pascua de Jesús. El maestro ingresa al templo, el lugar propuesto desde antiguo, en Israel, como espacio privilegiado donde se celebra la comunión y el encuentro entre Dios y el pueblo de sus preferencias.

Pero en tiempos de Jesús, el templo ya cumple otras funciones: el mercado, los sacrificios, las monedas, las ofrendas, las alcancías, etc., sin embargo, cada vez se aleja más del ideal de Dios.
El azote de Jesús muestra su intención, este sistema debe ser destruido y cambiado por uno nuevo donde ya no prime la injusticia, y la opresión. Su interés es arrancar de raíz y para siempre todo sistema interesado que no busque el bien común. Por eso Jesús reacciona y libera a los suyos. Jesús aprovecha este escenario para insistir en la necesidad de destruir el viejo templo y construir uno nuevo, que es Jesús mismo. Pero ni los discípulos, ni los judíos entendieron el mensaje que él les quería dar. El templo en tiempos de Jesús como lo puede ser hoy era una “cueva de ladrones opresores”, no solo por el mercado de la religión, sino también por su convivencia con el dios dinero.
 Ahora bien, la palabra no está destinada a los muros o las columnas sino, desde luego, a las personas, es decir, a la comunidad. La palabra de los apóstoles (Ef 2,20;  Col 2,7) edifica a la comunidad, y es ella, en realidad, el templo que en el que Dios quiere habitar.
Por eso al celebrar hoy al lugar primero de la palabra del primero entre los apóstoles, enviemos desde aquí nuestra oración por el Papa, por su  ministerio; y recibamos también aquí la bendición, la plegaria y la palabra que él, como signo de unidad de todos los cristianos, concede a la iglesia universal desde su iglesia particular.

ORACIÓN
Buen Señor, llegar a ser templos tuyos es un gracia grande y una gran responsabilidad. Es dejar que tú vivas y reines en nosotros, con tus sentimientos, tus criterios, tu estilo y sobretodo, con tu propio amor. Queremos hoy abrirnos a ti, a que vivas  y reines en nosotros y nos enseñes a amar como tu amas, para servir con alegría a nuestro prójimo y construir un mundo nuevo. Bendícenos en esta tarea y moldéanos con la acción de tu Santo Espíritu. Amén


“El culto a Dios nace del corazón y de las obras”

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