LOIDA
Y EUNICE
MODELOS
DE MAMÁS CATEQUISTAS
Más o menos hacia el año 48, cuando
Pablo y Bernabé viajaban por Asia Menor entraron a la ciudad de Listra, donde
se encontraron con unos ingenuos y supersticiosos pobladores, que, al ver la
curación que realizaron sobre un tullido, confundieron a los apóstoles con el
apuesto Zeus y el charlatán Hermes, dioses de la mitología griega y
pretendieron adorarlos y ofrecerles sacrificios como a unos dioses (Hechos
14,8-18). Sin embargo, hubo dos mujeres, madre e hija, Loida y Eunice que
escucharon y abrazaron la fe predicada por Pablo. No tomaron su conversión a la
ligera. Por su formación de judías creyentes conocían el compromiso de educar a
sus hijos en la fe, como les recordaba la ley antigua: “Guarda en tu corazón
estas palabras que yo te dicto hoy. Se las repetirás a tus hijos, les hablaras
de ellas, tanto si están en casa como si va de viaje, acostado y levantado”
(Deuteronomio 6,ss). Mañana y tarde, oportuna e inoportunamente en su propia
lengua leían las antiguas profecías, para entender mejor el misterio de Cristo
que Pablo les había anunciado. Educaron de tal forma a su hijo y nieto, el
joven Timoteo (Que significa: el que honra a Dios) que muy pronto la fama de su
buena conducta y profundo conocimientos, se extendió entre los cristianos.
(Hechos 16. 1-2; 2da de Timoteo 1,3 y 3,14).
Esta abuela y madre habían marcado tal
vez con un excesivo cariño a su hijo y nieto, que algunos dicen que este estaba
muy apegado a sus mamás y era un tanto tímido, lo que varias veces le valieron,
cariñosas reprimendas o regaños del recio San Pablo. Más adelante casi veinte
años más tarde Pablo recordara con nostalgia a su “Querido hijo en el
evangelio, la fe sincera que había recibido de su madre y su abuela” (2da de
Timoteo 3,14).
CARACTERÍSTICAS DE LA ESPIRITUALIDAD DE
LOIDA Y EUNICE (2DA DE TIMOTEO 1,7)
Estas dos mujeres influyeron
positivamente en la vida de Timoteo:
1.
TERNURA: las madres y abuelas están para
sembrar en sus hijos la sensibilidad y la ternura; el Papa Francisco la llama
la revolución de la ternura (1ra de Tesalonicenses 2,7)
2.
FE VERDADERA: Loida y Eunice eran
auténticas cristianas, no eran hipócritas, su fe no era fingida, mucho menos
falsa. Tenía una fe coherente; es decir rezaban, meditaban la Palabra, creían
pero actuaban de la misma manera. Abuelas y mamás por favor: “No olviden que
sus hijos no son tontos” ellos saben cuando una fe es real y cuando simplemente
estoy rezando y mintiendo, cuando mi fe a través de mi forma de vivir, no es
coherente con lo que digo creer.
3.
CONFIANZA EN EL PODER DE DIOS: Pablo le
recuerda a Timoteo, que no debe ser temeroso sino atrevido y valiente. Ese don
del Espíritu lo empiezan a activar la abuela Loida y madre Eunice en su hijo
Timoteo. ¿Qué es lo que ven en nosotros, en nuestras abuelas y mamás los
hijos?, ¿Será acaso miedo, desconfianza, cobardía? Cuidado, de que se pega se
pega.
4.
AMOR: Sembremos en nuestros hijos, amor,
del amor de Dios, ese amor que se da y entrega en beneficio de los demás
(ágape), enseñémosles el amor no interesado e incondicional (1ra de Corintios
13, 4-7).
5.
DOMINIO PROPIO: Enseñémosles a nuestros
niños e hijos a aprender a manejar su carácter; a tener dominio y control, a
autodisciplinarse, a dominar su temperamento. Como Loida y Eunice, enseñemósles
a buscar agradar a Dios y no agradar a lo que dice la gente y el mundo.
Loida y Eunice un buen testimonio y
ejemplo de vida para el mundo de hoy que tanto necesita de abuelas y mamás
catequistas.
Roberto Zamudio.
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