sábado, 1 de abril de 2017

ABRIL 2017


“LA MISERICORDIA DESDE LA PASCUA DE LA MUJER”

En este mes, que hablaremos  sobre la Misericordia con rostro de mujer, les invitamos  a reflexionar acerca de la Pascua de la Mujer. Recordemos el origen de la palabra: “Pascua” cuyo significado es “pasar por encima de” o “saltar por arriba de”.  Por lo tanto, cuando se habla del Paso de Dios, se está hablando de la Pascua de Dios, y viceversa. Más aún, se está anunciando el Paso de Dios que apacienta, que lleva a verdes y frescos pastos (Sal. 23, 2-3) para alimentar, para aliviar, para restaurar: para salvar. El sentido de la Pascua tiene sus raíces en dos tradiciones: La de la Pascua Judía, que celebra la salida de Egipto y el paso de la opresión a la libertad del Pueblo Hebreo, Dios que pasa por encima de los poderes del opresor para liberar a los oprimidos. Y la de la Pascua Cristiana, que celebra el paso de Jesús, el Cristo, de este mundo al Padre. Y su paso como Salvador o liberador y Señor de la Historia: Dios Pasa Salvando en Jesús Vivo y Resucitado,  persona central de nuestra Pascua;  Jesús que es Pascua para quienes Él ha vuelto a la vida, entonces quienes han vuelto a la vida por Él son Pascua de Jesús para el mundo.
Reflexionar sobre la Pascua, es pensar entonces en clave de resurrección: esa fuerza poderosa que se abre camino y es capaz de re-crear la vida y de imprimir sus huellas en medio de las realidades más crudas, las circunstancias más difíciles, los dolores más profundos y las crueldades más oscuras...La resurrección es la Fuerza de la Vida de Jesús en ti, en mí, en la creación…

MARIA MAGDALENA: Mujer Pascual

En los Evangelios quedó registrado uno de los episodios más significativos de ese Paso de Jesús, el Cristo por la historia. Concretamente por la vida y la historia  de una de sus más amadas discípulas: María Magdalena. (Juan 20, 1-2  y 11-18).
Los preceptos y leyes religiosas prohibían casi todo tipo de actividades durante el Sábado, incluidos los ritos funerarios. Así que María Magdalena debió ir “muy temprano” la mañana del Domingo; tanto que “aún estaba oscuro”. Cuando María llega a la tumba descubre que la roca de la entrada había sido removida, y se angustia. Ella en ese momento no parece siquiera considerar la posibilidad de la Resurrección de Jesús, simplemente supone que la tumba pudo haber sido robada, saqueada o profanada con el objetivo de difamar a su Maestro. A su dolor ahora se suma el horror y la incertidumbre.
María va en busca de Juan y Pedro, necesitaba como mínimo dos testigos hombres para que su testimonio fuera válido ante la ley. Quienes llegan y observan, y  dice el texto que “Juan regresa con Pedro a los suyos”.  Si hubiesen entendido el verdadero significado de esa “tumba vacía”, habrían salido a anunciarlo por todas partes…Pero regresaron, volvieron al mismo punto de donde habían venido…María, en cambio, permaneció. Ella, igual que ellos, aún no podía entender lo que estaba pasando, pero permanece en el sepulcro, así como permaneció con María, la madre de Jesús, y otras mujeres junto a la cruz...Y permanece con una fe activa, no pasiva, porque es una fe que busca, que acciona, que la hace “ir a”…Una “fe activa y actuante”.
Qué rotunda evidencia dejó el Evangelio al registrar cómo, en la Presencia de Dios (la cual el texto presenta bajo la forma de “dos ángeles”), María Magdalena es escuchada, consolada y vuelta a la vida!. Como mujeres, es central este momento de acompañamiento del dolor de la mujer de Magdala, nos debe ser muy liberador y esperanzador, sobre todo en un mundo que se ha caracterizado por ser sordo a las necesidades de las mujeres, por excluirlas, por violar sus derechos, por maltratarlas,  esclavizarlas y violentarlas a causa de su género.
María aún conversaba con “los ángeles” cuando vio a un hombre que allí también estaba; envuelta en llanto entabla dialogo con él y de pronto escucha por primera vez su nombre, aquel hombre la llama: “’¡María!” y reconoce en aquel hombre a Jesús, “¡Él está Vivo!…Tal vez no había podido reconocerlo porque su dolor y sus lágrimas le impedían verlo. O quizá porque estaba buscando a Jesús como a un hombre muerto, y ello le impedía reconocerlo vivo y presente.  Como a María, puede pasarnos que el dolor y las lágrimas lleguen a enceguecernos, y como ella, tal vez solo vemos lo que esperamos o queremos ver, pero no lo que necesitamos ver.  Aquello que necesitamos ver puede estar pasando justo  frente a nuestros ojos y que en lo profundo de nuestro ser, no lo queremos ver, porque somos traicionados(as)  por  el miedo, las ansiedades y las prevenciones: ellas nos paralizan y enceguecen. Tememos a lo desconocido, quizá porque no nos sentimos preparados(as) para enfrentarlo…Somos como “ciegos que dicen que ven pero no ven”…Por eso necesitamos soltar nuestros miedos, abrir nuestra visión a lo inesperado y permitir que Jesús nos sorprenda. María entonces, abrazada con Amor y ternura en su dolor, y experimentando liberación y salvación en su angustia, renace a una  nueva manera de vivir: “María es resucitada”

¿Y TU MUJER, CUÁL ES TU PASCUA?

¿Conoces a Jesús?.  Él está pasando y toca a la puerta de tu corazón, solo entrará si le invitas. El pasa todo el tiempo por tu vida, pasó ayer, antes de ayer, la semana pasada, el último mes; es más, acaba de pasar, hace un minuto, hace un segundo, ¿te diste cuenta? . Pero ahora quiere pasar, habitar en tu corazón y quedar contigo, como compañero de camino, si se lo permites. Su Amor quiere hacer morada en tí, y en la fuerza de ese Amor podrás ver quién realmente eres, lo valiosa que eres, la poderosa Luz que hay dentro de tí…La mujeres, somos expertas en los ciclos de la vida, aquellos que tienen que ver con el dolor y la alegría, con la angustia y la esperanza, con el nacer y con el morir, Algunos de ellos pueden llegar a estacionarse en tiempos difíciles de desierto, de hambre, de sed, de soledad...Sin embargo en todos ellos permanece en nosotras el pulso de la vida; somos portadoras de vida en el más amplio sentido de la palabra, y aunque la muerte nos rodee, ese pulso no se agota…Somos expertas en reciclar la amargura y la tristeza en alegría y esperanza, y seguramente por esa capacidad, María Magdalena permaneció acompañando en la cruz y en el sepulcro a Jesús, como tú los has hecho. Pero ella tuvo que experimentar el Amor en sí misma, el Amor con mayúscula, ese que la invitaba a salir de los lugares conocidos y comunes en donde la cultura y la sociedad la habían puesto. Ese que le permitió reconocer-ser digna y merecedora de todas las promesas para el Pueblo, porque ella, como mujer, era Pueblo. El Amor de la libertad, el Amor de la Reconciliación, el Amor de la Vida Plena, el Amor de la Resurrección. El Amor del Paso Presente y Salvador de Dios en Jesús que también la invitaba a amarse, a perdonarse, a re-encontrarse…Solo así podría amar, perdonar y vivir el encuentro y la reconciliación con los demás. La ser humana más próxima, que más cerca tienes de ti, eres tú misma.; sólo liberándonos, como Jesús nos liberó,  aprendemos a ser libres y a soltar…De este modo podremos ser realmente responsables de nuestra vida y cumplir nuestra misión
¿Cuáles son tus pasos? ¿Cuáles tus caminos? ¿Cuáles son las huellas que vas dejando? Jesús quien es Fuerza Vital, Fuente de Vida, la Vida misma, te está invitando a imprimir huellas de Vida por donde vayas…Así que ¡Levántate mujer magnífica! Renace, vuelve a  vivir, Resucita. Que nada te paralice, que nada te esclavice, que nada te enceguezca… Suelta tus miedos, rompe con decisión los lienzos y vendas que aún te atan, y ve a donde tus pies, impulsados por esa poderosa Fuerza de la Vida, quieran llevarte.
Está pasando, es el tiempo, Él te visita y quiere hacer camino contigo, ábrele la puerta.

A veces la vida se nos pasa y otras veces pasamos por la vida,
…Deja de pasar por la vidapermite que  la Vida de Jesús pase por tí…

             Dios, que  está a tu lado, te escucha, consuela y te vuelve a la vida y te bendice.

Sandra  Patricia González González
Servidora Comunidad Casa Abierta

ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA
Señor y Dios Nuestro al comenzar este nuevo día, te doy muchas gracias, te alabo y bendigo, por la  vida, gracias porque me permites despertar de nuevo y contemplar un nuevo día. Hoy quiero experimentar tu presencia amorosa y misericordiosa. Quiero realizar una oración de profunda confianza y abandono en ti; quiero decirte que creo, confío y espero en Ti, en tu poder, confieso al inicio de este nuevo día que tu eres el único Dios verdadero, mi Padre, confieso  que Jesucristo es mi Señor y Salvador, y que el Espíritu Santo es mi gran Defensor, Santificador y Hacedor de Vida Nueva. Inició este día seguro(a) de que Tú estarás a mi lado, ayudándome  a seguir luchando, y  seguir conquistando, todos mis  sueños e ilusiones. Aunque a veces Señor, he experimentado momentos difíciles en los que se me  ha nublado tu presencia, sabes que muchas veces he sentido que he perdido el horizonte a causa de las dificultades, sabes que muchas veces he perdido la esperanza y me he dejado llevar por las tribulaciones, pero también  sabes que también he puesto mi confianza en ti, porque eres un Dios Bueno que no me abandonas, por eso hoy te expreso mi fe: Confío plenamente en ti, creo que por más grandes que sean mis problemas, hoy, tú tienes el poder para levantarme animarme, sanarme, restaurarme y liberarme; Tú tienes el poder para sostenerme, para vencer toda dificultad que quiera alejarme de tu compañía. De la mano contigo quiero caminar en esta nueva Pascua mirando la cruz y el esplendor de tu resurrección, ayúdame a morir a todo lo que me esclaviza y no me deja vivir en la plenitud de tu amor. Hazme resucitar por la acción de tu Espíritu a una nueva manera de ver, pensar, sentir, hablar y construir el mundo, en mi entorno más cercano. Dame todo lo que requiero para hacer de este día el mejor de todos, ayúdame a actuar como un verdadero discípulo(a) tuyo(a). Que experimentando tu bendición, sea hoy un signo de bendición para todos los que tú vas a colocar en mi camino. Amén.                    

ORACIÓN AL FINALIZAR EL DÍA
Amado Padre Dios, al caer ya la noche de nuevo anhelo buscar de tu presencia, y darte gracias por todas tus bendiciones y manifestaciones de tu amor que he tenido a lo largo este día. Como lo hice en esta mañana al iniciar el día, quiero expresarte mis sentimientos de confianza y abandono en ti. Creo, confió y espero en ti Señor. Te presento aquellas situaciones o cosas de que alguna manera me robaron la paz en este día; Tú sabes que muchas veces me desespero  y desanimo porque no le encuentro  solución a los problemas, por eso te pido, que al caer ya la noche me regales tu Espíritu y en Él tu fuerza y sabiduría para hacerle frente a estas adversidades, enséñame a ser cada día más paciente, valiente y fuerte y a no perder nunca la esperanza y confianza en ti. Te pido perdón por los errores cometidos en este día, por no dar lo mejor de mí. Regálame en esta noche un buen descanso, que las dificultades no me roben la tranquilidad y sosiego que me da el estar en tu bendita presencia. Que bueno poder terminar este día compartiendo contigo este momento, en que me siento escuchado(a), animado y restaurado por ti. Permíteme despertar mañana con el impulso de tu Espíritu Santo en mí, para seguir adelante dando la batalla, siempre animado y esperanzado en ti. Lléname una vez más de tu Espíritu y de nuevo dame la sabiduría y la fuerza para enfrentar y vencer el mal que busca alejarme de ti. Gracias por todo lo vivido a lo largo de este día y por tu bendita compañía, que me hace sentir seguro para descansar sin miedo en tus manos. Desde ya prepárame para vivir a plenitud el día de mañana. Te amo, y gracias por todas las bendiciones que sigo recibiendo de Tí. Amén.          


PROMESA BÍBLICA DEL MES

“Jesús el Crucificado, ha Resucitado.  Marcos 16,6


ORACIÓN PARA LA PASCUA

Padre de Misericordia que por la acción de tu Espíritu, podamos en esta nueva Pascua recorrer parte del camino del Resucitado, que comienza del Monte de los Olivos y toma muchas direcciones. Que como el Señor, en cada una de estas direcciones podamos ir al encuentro de una nueva cultura y en cada cultura, como Él, ir al encuentro de los pecadores, excluidos y marginados. Que por el mismo Espíritu no sigamos haciendo del mensaje de Jesús más doctrinas y dogmas, teologías y filosofías, sino que podamos hacer de su vida y de su Pascua toda un experiencia de encuentro personal que nos lleva a ser camino de salvación para los otros. Que experimentar tu Resurrección nos haga seguidores(as) activos de tu escuela, y desde ella que es la comunidad ser signo de esperanza y transformación para nuestra sociedad. Que entendamos que seguir hoy a Jesús, es no dejar para mañana nuestra propia resurrección. Que resucitar es cambiar esta pobre existencia, víctima del pecado en una vida nueva, capaz de amar y perdonar. En esta nueva pascua, ven Señor, queremos sentarnos a la sombra de nuestros temores en satisfacciones. Ayúdanos a no temerle más al mundo del mañana. Que no sigamos creyéndole a tantos gurús que nos dicen que la verdadera felicidad o salvación está en el poder político o en las finanzas, o en las técnicas de superación de la nueva era. Despeja, Señor, la noche de nuestras dudas y miedos y haz que el sol “Del tercer día”, es decir el de tu Resurrección, sea la luz perenne de tu existencia. Agudiza, Señor, nuestros oídos, para que sintamos tu paso en nuestra historia, en el clamor y grito de auxilio de todos los que sufren, y con la fresca brisa de la tarde nos recuerde que Tú no estás en el huracán, sino en la tenue llama de esperanza que brilla sin parar en la oscura atmósfera de nuestro mundo, cada vez más contaminado por el egoísmo y la ambición desmedida. Amén.


Leonardo Boff  

RUT Y NOEMÍ

Compartamos esta bella historia de dos mujeres que se encuentran en el camino en un momento de sus vidas y enfrentan vivencias que a la postre las llevan a convertirse en generadoras de vida no solo en el acompañamiento mutuo sino para la familia y la sociedad. La más joven de ellas llamada Rut, cuyo nombre viene del hebreo que significa “compañera fiel”, se casa con el hijo de la mayor llamada Noemí, en hebreo “mi dulzura”, “mi alegría”; generando entre ellas una relación que sobrepasó los límites de sentimientos de nuera y suegra, convirtiéndose en una verdadera amistad, ejemplo para la humanidad y reflejo perfecto del Amor de Dios.
Noemí, mujer israelita, era viuda y tenía dos hijos, Mahlón y Kilión, quienes se casan con Rut y Orfa,  jóvenes del país de Moab, situado al este del mar Muerto, tierras de cultivos fértiles y a donde  había llegado esta madre a buscar el alimento ante la escasez que su pueblo  enfrentaba. A pesar de ser extranjeras fueron tratadas por Noemí con la mayor  cordialidad y amor,  lo que las llevó a respetarla y corresponder su sentimiento. Años más tarde mueren los hijos de Noemí quedando estas tres mujeres sometidas a la viudez, pues el esposo de Noemí ya había fallecido. A partir de ese momento inician un camino juntas. Noemí no quería que la amargura a la que quedó sometida después de la pérdida, primero de su esposo y luego de sus hijos, hiciera daño a sus nueras y les habló liberándolas de todo compromiso, para que mejor se devolvieran a su país de origen, al lado de su familias y de sus dioses. Orfa decide acatar la sugerencia y toma camino de regreso, pero Rut no admite abandonar a su suegra y le responde con la expresión que quedó como ejemplo de lealtad, solidaridad,  amor, amistad y símbolo de entrega, verdadero reflejo de la presencia de Dios en su corazón. “¡No me pidas que te deje y que me separe de ti! Iré a donde tú vayas, y viviré a donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tu mueras, y allí quiero ser enterrada. ¡Que el Señor me castigue con toda dureza si me separo de ti, a menos que sea por la muerte!
La narración  continúa con las bendiciones  de Dios sobre la vida de Rut y desde ella para Noemí. La joven recibe prosperidad económica, pues trabaja con toda dedicación recogiendo gavillas de trigo en los campos  de Booz, pariente del marido de Noemí, hombre rico y poseedor de tierras, quien viendo el comportamiento de Rut, le da la oportunidad de ejercer esa labor. Recibe el favor de Dios en su área sentimental y emocional, pues permite que este hombre se enamore de ella y le brinde un nuevo hogar en cuyo seno y como fruto del amor, llega un hijo que no solo alegra sus vidas sino que este hecho permite la restauración afectiva de Noemí.  Es importante resaltar lo que Dios nos muestra a través de esta historia y que debe quedar para nosotras(os) como punto de reflexión. Dios se nos revela en medio del encuentro directo con los hermanos. Esto quiere decir que el amor entre los seres humanos es el fundamento y prueba de la fe en Dios, lo que significa que es en la aceptación, la tolerancia, el respeto, la solidaridad y entrega donde el Padre Dios se goza y hace presencia, razón por la cual estas mujeres fueron bendecidas y hoy se convierten en un verdadero modelo a seguir.
RUT LA GRAN DISCÍPULA
La heroína de este pasaje bíblico es una mujer, extranjera, pobre y excluida, que al conocer al Dios del pueblo de Israel, lo hace suyo y como resultado se observa su disposición  para solucionar el problema del otro. Su alianza de amistad con Noemí la lleva a rescatar la identidad y el sentido comunitario, la alegría de vivir, la fe, la esperanza y el futuro del pueblo que, sin ser suyo, asume como propio (Rut 4,11-16).
Muy seguramente esta relación pasa por la disposición de Rut para recibir las enseñanzas que Noemí, como mujer hebrea, creyente en su Dios y llena de sabiduría, imparte sobre su nuera. Esta madre y esposa había perdido todo lo que daba sentido y estatus a la vida de una mujer en la sociedad de su tiempo: su esposo y sus hijos. Era ya muy anciana para proveer para sus necesidades, y de ahí que la responsabilidad del cuidado de las dos recayera sobre Rut. Pero la responsabilidad económica no se convierte en una excusa para que Rut pretenda dominar a suegra. Al contrario, Noemí encuentra un nuevo propósito para su vida a través de la joven moabita quien con su amor, dedicación, valentía, determinación y bondad se convierte en instrumento de bendición. La decidida actitud de Rut de perseverar en la bondad se evidencia en la negación ante las peticiones de Noemí de que la dejara. Rut no busca lo suyo, no corre tras sus propios intereses, busca refugio en el Señor, es humilde, como buena discípula aprende a escuchar la voz de Dios y a obedecer su Palabra y expresa coherentemente su pensar y sentir en acciones concretas.  En una sociedad como la nuestra, en la cual afrontamos el dolor, el sufrimiento, la injusticia, la violencia, tiempos críticos, es necesario llenarnos de un amor auténtico y leal, tal como lo hizo Rut, que nos impulse a responder con bien el mal, a perdonar, a no guardar rencor por la ofensa recibida, a no cansarnos siendo bondadosos
¿Qué tal si hoy, tú, mujer llamada a ser generadora de vida, te conviertes en verdadera discípula del Señor imitando estas cualidades que llevaron a la joven moabita a recibir toda clase de bendiciones? ¿Cómo podríamos imitar el amor leal de Rut en la familia, con los amigos y en la comunidad?
NOEMÍ, MUJER SABIA
La decisión tomada por Noemí ante el problema de la escasez que vivía su pueblo, dejándolo todo para buscar solución, muestra lo decidida y valiente y luchadora que puede ser una mujer creyente que confía en su Dios y el proyecto de vida que le va mostrando. Sin embargo la narración nos deja ver que ante las circunstancias vividas hay un momento en que se siente derrotada y llena de amargura, hasta el punto de querer cambiarse su nombre por “Mara” que significa amargura y esta misma razón la que la impulsa a pedirle a sus nueras que se vayan de su lado, pues no tiene nada que ofrecerles. Sin embargo no reniega de su Dios, sufre, pero a pesar de esto es una mujer que sin egoísmo da libertad a sus nueras, que durante el tiempo del compartir les enseña sabiamente sobre el amor de un Dios que no abandona, al Todopoderoso, Bondadoso, Misericordioso que cuida a su pueblo con ternura y compasión, al punto de lograr que Rut quisiera seguir a ese Dios y no a los suyos. Noemí logró mantener viva su fe y por eso Dios le permitió recibir bendiciones a través de su encuentro con Rut. Nosotros deberíamos tener esa misma actitud, sobre todo cuando afrontamos pruebas difíciles, con la plena confianza en nuestro Señor. El ejemplo de Noemí despierta a su alrededor una aceptación tan grande que quienes la rodean pueden ver la bendición de su maravilloso Dios, por eso las mujeres de Belén le dicen ahora a Noemí: “Bendito sea nuestro Dios, que [...] ha venido a ser restaurador de tu alma y uno que nutre tu vejez, porque tu nuera, que de veras te ama, que te es mejor que siete hijos, lo ha dado a luz” (Rut 4:14, 15). La mujer que había regresado a Belén “con las manos vacías” vuelve a estar “llena” (Rut 1:21).
Como necesitamos de modelos como los dejados a través de dos mujeres como Rut y Noemí, que con cualidades de verdaderas discípulas y siervas de Dios conquistaron un mundo que parecía perdido, gracias a la actitud desde lo más profundo del corazón de cada una, a su lealtad, amor, humildad, mansedumbre, diligencia, deseo de servicio y entrega decidida logran cambiar el rumbo de la historia, al ser bendecidas por Dios.
En esta cuaresma Dios nos hace un llamado a reflexionar sobre ¿Cómo estamos en este camino de discipulado?, ¿Cómo está nuestra confianza en Él y en sus proyectos de vida para nosotros?, ¿Cómo estamos viviendo nuestras relaciones con los hermanos?, ¿Seremos leales y amorosos como Rut, generosos y sabios como Noemí? Él quiere que nos dejemos amar, que confiemos en su dirección y acompañamiento.
Es importante entender que llevar la Cruz no significa quedarnos sumergidos en el problema, no es estar sufrientes, deprimidos, asumiendo posturas de derrotados; por el contrario es dar la cara al Resucitado.

Martha Ochoa
 Servidora Comunidad Casa Abierta




Sábado 01 de Abril de 2017


“PERMANECER FIRMES EN LA FE”

PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 11,18-20

“Yo, como cordero manso, llevado al matadero”

El Señor me instruyó, y comprendí, me explicó lo que hacían. Yo, como cordero manso, llevado al matadero, no sabía los planes homicidas que contra mí planeaban: "Talemos el árbol en su lozanía, arranquémoslo de la tierra vital, que su nombre no se pronuncie más." Pero tú, Señor de los ejércitos, juzgas rectamente, pruebas las entrañas y el corazón; veré mi venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Ante la inminente marginación de los malvados contra su labor, el profeta Jeremías acude a Dios, y pone en Él toda su confianza. Solamente Él puede garantizarle que su palabra es transparente, que su autenticidad es plena y que lo que esta denunciando es obra de la revelación divina. Así como en los días anteriores reflexionábamos sobre el
siervo de Yahvé Y Moisés como figuras de Jesús, hoy emerge Jeremías, un justo perseguido por su condición de profeta valiente. El texto que leemos hoy es la primera de las llamadas “confesiones de Jeremías”. Por gracia de Dios el profeta descubre las intenciones de sus enemigos, paisanos para quitarlo de en medio, pues sus palabras certeras y su estilo de vida les incomodan. Como el siervo sufriente en Isaías, Jeremías se siente como un cordero llevado al matadero. Entonces, dentro de la ley del talión (ojo por ojo y diente por diente) propio de la ley de Moisés, Jeremías pide a Dios que lo vengue  de sus enemigos. En este tiempo de Cuaresma sería muy iluminador para nuestra vida leer todo el libro de Jeremías, tratando de descubrir la grandeza del corazón de este profeta que, con su testimonio de amor y paciencia, prefigura ya al Mesías Jesús, perseguido, calumniado y hecho burla a la mano de los pecadores.

SALMO RESPONSORIAL: 7
R. / Señor, Dios mío, a Ti me acojo.

Señor, Dios mío, a ti me acojo,
líbrame de mis perseguidores y sálvame,
que no me atrapen como leones
y me desgarren sin remedio. R.

Júzgame, Señor, según mi justicia,
según la inocencia que hay en mí.
Cese la maldad de los culpables,
y apoya tú al inocente,
Tú que sondeas el corazón y las entrañas,
Tú, el Dios justo. R.

Mi escudo es Dios,
que salva a los rectos de corazón.
Dios es un juez justo,
Dios amenaza cada día. R.

OREMOS CON EL SALMO

El salmista expresa su vocación de que Dios ama la justicia y aborrece la maldad, que al final el bien triunfará sobre el mal. Sus enemigos lo atacan injustamente, por eso confía en Dios. La historia de Jesús nos muestra que la victoria del bien y del mal no se realiza necesariamente en la vida presente de cada individuo. Pero el cristiano sabe también que el amor es más fuerte que la muerte.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN  7,40-53
“¿Es que de Galilea va a venir el Mesías?”
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían: "Éste es de verdad el profeta." Otros decían: "Éste es el Mesías." Pero otros decían: "¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?" Y así surgió entre la gente una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima. Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: "¿Por qué no lo habéis traído?" Los guardias respondieron: "Jamás ha hablado nadie como ese hombre." Los fariseos les replicaron: "¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la Ley son unos malditos." Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: "¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?" Ellos le replicaron: "¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas." Y se volvieron cada uno a su casa. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Ante la revelación de Jesús, se dividen y surgen opiniones fruto de la actitud interior de los oyentes. Nadie había hablado como Jesús y sin embrago los jefes y dirigentes no quieren escucharlo. Este texto lleno de interrogantes muestra que Jesús fue un hombre sincero y controversial. Aceptó el riesgo y asumió los desafíos que provocaba su presencia, su denuncia. Finalmente la pregunta-excusa la harán las autoridades: ¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? Galilea era el lugar de los despreciados. La pregunta es en realidad: ¿Es que desde los pobres va a venir la Salvación? El papa Francisco respondió con sencillez y audacia: “Sí. Desde los pobres actúa Dios”. Desde las Galileas de este mundo viene salvación y gracia para una sociedad que se ha enfrascado en el egoísmo del mercado globalizado y la injusticia aceptada como normal y normativa. ¿Qué comprensiones de Jesús nos alejan de él y nos impiden reconocerlo y decidirnos a seguirlo? Si seguimos poniendo excusas marcharemos cada uno por nuestro lado, como los contemporáneos de Jesús.

ORACIÓN
Señor, ayúdanos a tener un compromiso real con la causa de la verdad y la denuncia valiente contra todo aquello que se opone al proyecto de vida y libertad que Tú quieres para la humanidad. ¡Señor! cuánto nos falta salir en defensa de los perseguidos, inocentes, marginados, y pobres, a riesgo de todo, como Tú lo hacías. Amén



“La confianza del siervo fiel esta puesta en Dios, a pesar del mal que le toque vivir”

Domingo 02 de Abril de 2017


“¿DESPUÉS DE ESTA VIDA QUÉ?”


PRIMERA LECTURA
EZEQUIEL 37,12-14

“Os infundiré, mi espíritu, y viviréis”
Así dice el Señor: "Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago." Oráculo del Señor. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Muchos pueblos de la tierra, en el pasado y en el presente, se han visto forzados a abandonar su tierra, a marchar al exilio. Sus habitantes forman las legiones de desplazados y refugiados que, hoy por hoy, las Naciones Unidas, a través de su Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR), se esfuerzan por atender. Para un desplazado no hay peor desgracia que morir lejos del paisaje familiar, de la tierra nutricia, del suelo patrio. El profeta Ezequiel, en la primera lectura, afronta esta situación viviéndola con su pueblo de Judá, hace 26 siglos: comienzan a morir los ancianos, los enfermos, los más débiles, lejos de Jerusalén, de la tierra que Dios prometiera a los patriarcas, la tierra a la cual Moisés condujera al pueblo, la que conquistara Josué. Al dolor por la muerte de los seres queridos se suma el de verlos morir en suelo extranjero, el de tener que sepultarlos entre extraños. Pero la voz del profeta se convierte en consuelo de Dios: Él mismo sacará de las tumbas a su pueblo, abrirá sus sepulcros y los hará volver a la amada tierra de Israel. Su pueblo conocerá que Dios es el Señor cuando Él derrame en abundancia su Espíritu sobre los sobrevivientes.
En el Antiguo Testamento no aparece claramente una expectativa de vida eterna, de vida más allá de la muerte. Sólo en los últimos libros del Antiguo Testamento, como en Daniel, en Sabiduría y en Macabeos, encontramos textos que hablan más o menos confusamente de una esperanza de vida más allá de la muerte, de una posibilidad de volver a vivir por voluntad de Dios, de resucitar. Esta esperanza tímida surge en el contexto de la pregunta por la retribución y el ejercicio de la justicia divina: ¿Cuándo premiará Dios al justo, al mártir de la fe, por ejemplo, o castigará al impío perseguidor de su pueblo, si la muerte se los ha llevado? ¿Cuándo realizará Dios plenamente las promesas a favor de su pueblo elegido?
SALMO RESPONSORIAL: 129
R. / Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R.

Si llevas cuentas de los delitos, Señor,
¿Quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
así infundes respeto. R.
                                               
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma guarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora. R.

Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R.

OREMOS CON EL SALMO
El salmo de hoy, es típicamente una fórmula de súplica que era utilizado por Israel en las ceremonias penitenciales comunitarias, particularmente en la fiesta de la Expiación, que consistía en ofrecer sacrificios en reparación por los pecados, antes de renovar la Alianza. Lo que llama la atención es que el “grito” del pecador no tiene por objeto confesar su pecado en forma detallada: no sabe de qué pecado se trata, el énfasis está en la certeza del perdón. Este salmo es ante todo un “grito de esperanza”.

SEGUNDA LECTURA
ROMANOS 8,8-11

“El espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros”

Hermanos: Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La segunda lectura está tomada de la carta de Pablo a los romanos, considerada como su testamento espiritual, redactada con unas categorías antropológicas complicadas, muy alejadas de las nuestras, que nos inducen fácilmente a confusión. El fragmento de hoy está escogido para hacer referencia al tema que hemos escuchado en la 1ª lectura: los cristianos hemos recibido el Espíritu que el Señor prometía en los ya lejanos tiempos del exilio, no estamos ya en la “carne”, es decir -en el lenguaje de Pablo-: no estamos ya en el pecado, en el egoísmo estéril, en la codicia desenfrenada. Estamos en el Espíritu, o sea, en la vida verdadera del amor, el perdón y el servicio, como Cristo, que posee plenamente el Espíritu para dárnoslo sin medida. Y si el Espíritu resucitó a Jesús de entre los muertos, también nos resucitará a nosotros, para que participemos de la vida plena de Dios.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 11,1-45

“Yo soy la resurrección y la vida”

En aquel tiempo, un cierto Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana, había caído enfermo. María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro.

Las hermanas mandaron recado a Jesús, diciendo: "Señor, tu amigo está enfermo." Jesús, al oírlo, dijo: "Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella." Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: "Vamos otra vez a Judea."

Los discípulos le replican: "Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?" Jesús contestó: "¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz. Dicho esto, añadió: "Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo." Entonces le dijeron sus discípulos: "Señor, si duerme, se salvará." Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les replicó claramente: "Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su casa." Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: "Vamos también nosotros y muramos con él."

Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá." Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará." Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día." Jesús le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."

Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: "El Maestro está ahí y te llama." Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba él; porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano." Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, sollozó y, muy conmovido, preguntó: "¿Donde lo habéis enterrado?" Le contestaron: "Señor, ven a verlo." Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: "¡Cómo lo quería!" Pero algunos dijeron: "Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?" Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: "Quitad la losa." Marta, la hermana del muerto, le dice: "Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días." Jesús le dice: "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?" Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado." Y dicho esto, gritó con voz potente: "Lázaro, ven afuera." El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: "Desatadlo y dejadlo andar." Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El evangelio nos presenta el último de los signos realizados por Jesús, que insiste en que su finalidad es “manifestar la gloria de Dios”. Por su vida y obras, Jesús revela al Padre, y a ello deben corresponder los discípulos confesando su fe en él. En el relato, esta fe de los discípulos, pasa por un proceso de crecimiento, que se deja ver claramente en los diálogos que tienen los doce y las hermanas con Jesús. El gran gestor de este proceso en los discípulos es Jesús, que por su palabra y su propia fe en el Padre, va conduciéndolos de una fe imperfecta a una fe más sólida. La fe de Jesús es confiada, y lo manifiesta en la oración que dirige al Padre: “Te doy gracias, Padre, porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas”. Jesús sabe que el Padre está con él y no le defraudará, y manifiesta esta confianza aun antes de que suceda el signo.

Las hermanas, en cambio, manifiestan una fe limitada y se lamentan de lo mismo. Partiendo de esta fe deficiente, Jesús les conduce a una fe mayor. Cuando le dice a Marta que su hermano resucitará, ella, según el sentir común, piensa en algo que sucederá al final de los tiempos, pero Jesús le rompe todas sus creencias revelándole que ésta es una experiencia ya presente y actuante en él: “Yo soy la resurrección y la vida”. Le revela además que esta resurrección, está ya presente y actuante en todos aquellos que crean en él: “El que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”. Entonces la obliga a dar un paso adelante en su fe: “¿Crees esto?”. Ella asiente positivamente: “Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”. Al resucitar a Lázaro, Jesús revela que “el don de Dios” desborda los cálculos humanos (se esperaba que lo curara, no que lo resucitara), incluso cuando ya no hay esperanza (“Señor, huele mal, ya lleva cuatro días muerto”), y anticipa el signo por excelencia de la resurrección de Jesús. A todo el que confié en él, “Dios le ayuda” (esto es lo que significa el nombre Lázaro). A todo discípulo que cree en Jesús, le sucede lo que a Lázaro, no hay que esperar al final de los tiempos para resucitar. La fe cristiana es un camino de vida y de esperanza en el que el Espíritu Santo, desde el bautismo, nos identifica con Cristo que nos ha sacado de nuestras tumbas para que vivamos ya ahora como resucitados.

ORACIÓN
Señor, necesitamos llevar una vida tan en el Espíritu que logremos levantarnos y  ayudar a otros a levantarse de sus muertes  internas y a tomar partido por ti. Que  sintiéndonos  tocados y amados, estemos abiertos siempre a un proceso de conversión y a una vida nueva. Ayúdanos por favor para que logremos resucitar en Ti. Amén 

“El ser humano fue creado para la vida y Jesús se la garantiza más allá de la vida”


Lunes 03 de Abril de 2017


“CONDENAR ES NO CONOCER A DIOS”

PRIMERA LECTURA
DANIEL 13,1-9.15-17.19-30.33-62

“Ahora tengo que morir, siendo inocente”

En aquellos días, vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín, casado con Susana, hija de Jelcías, mujer muy bella y religiosa. Sus padres eran honrados y habían educado a su hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un parque junto a su casa; como era el más respetado de todos, los judíos solían reunirse allí. Aquel año fueron designados jueces dos ancianos del pueblo, de esos que el Señor denuncia diciendo: "En Babilonia la maldad ha brotado de los viejos jueces, que pasan por guías del pueblo." Solían ir a casa de Joaquín, y los que tenían pleitos que resolver acudían a ellos. A mediodía, cuando la gente se marchaba, Susana salía a pasear por el parque de su marido. Los dos ancianos la veían a diario, cuando salía a pasear en el parque, y se enamoraron de ella. Pervirtieron su corazón y desviaron los ojos, para no mirar a Dios ni acordarse de sus justas leyes.

Un día, mientras acechaban ellos el momento oportuno, salió ella como de ordinario, sola con dos criadas, y tuvo ganas de bañarse en el parque, porque hacía mucho calor. Y no había nadie allí, fuera de los dos ancianos escondidos y acechándola. Susana dijo a las criadas: "Traedme el perfume y las cremas y cerrad la puerta del parque mientras me baño." Apenas salieron las criadas, se levantaron los dos ancianos, corrieron hacia ella y le dijeron: "Las puertas del parque están cerradas, nadie nos ve, y nosotros estamos enamorados de ti; consiente y acuéstate con nosotros. Si no, daremos testimonio contra ti diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías despachado a las criadas." Susana lanzó un gemido y dijo: "No tengo salida: si hago eso, seré rea de muerte; si no lo hago, no escaparé de vuestras manos. Pero prefiero no hacerlo y caer en vuestras manos antes que pecar contra Dios." Susana se puso a gritar, y los ancianos, por su parte, se pusieron también a gritar. Uno de ellos fue corriendo y abrió la puerta del parque. Al oír los gritos en el parque, la servidumbre vino corriendo por la puerta lateral a ver qué le había pasado. Y cuando los ancianos contaron su historia, los criados quedaron abochornados, porque Susana nunca había dado que hablar.

Al día siguiente, cuando la gente vino a casa de Joaquín, su marido, vinieron también los dos ancianos con el propósito criminal de hacer morir a Susana. En presencia del pueblo ordenaron: "Id a buscar a Susana, hija de Jelcías, mujer de Joaquín." Fueron a buscarla y vino ella con sus padres, hijos y parientes. Toda su familia y cuantos la veían lloraban. Entonces los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y pusieron las manos sobre la cabeza de Susana. Ella, llorando, levantó la vista al cielo, porque su corazón confiaba en el Señor. Los ancianos declararon: "Mientras paseábamos nosotros solos por el parque, salió ésta con dos criadas, cerró la puerta del parque y despidió a las criadas. Entonces se le acercó un joven que estaba escondido y se acostó con ella. Nosotros estábamos en un rincón del parque y, al ver aquella maldad, corrimos hacia ellos. Los vimos abrazados, pero no pudimos sujetar al joven, porque era más fuerte que nosotros y, abriendo la puerta, salió corriendo. En cambio, a ésta le echamos mano y le preguntamos quién era el joven, pero no quiso decírnoslo. Damos testimonio de ello." Como eran ancianos del pueblo y jueces, la asamblea los creyó y condenó a muerte a
Susana. Ella dijo gritando: "Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí."

El Señor la escuchó. Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios movió con su santa inspiración a un muchacho llamado Daniel; éste dio una gran voz: "¡No soy responsable de ese homicidio!" Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron: "¿Qué pasa, qué estás diciendo?" Él, plantado en medio de ellos, les contestó: "Pero, ¿estáis locos, israelitas? ¿Conque, sin discutir la causa ni apurar los hechos condenáis a una hija de Israel? Volved al tribunal, porque ésos han dado falso testimonio contra ella."

La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron: "Ven, siéntate con nosotros y explícate, porque Dios mismo te ha nombrado anciano." Daniel les dijo: "Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar yo." Los apartaron, él llamó a uno y le dijo: "¡Envejecido en años y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: "No matarás al inocente ni al justo." Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados." El respondió: "Debajo de una acacia." Respondió Daniel: "Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios ha recibido la sentencia divina y te va a partir por medio." Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo: "¡Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad. Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?" Él contestó: "Debajo de una encina." Replicó Daniel: "Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros."

Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión. Según la ley de Moisés, les aplicaron la pena que ellos habían tramado contra su prójimo y los ajusticiaron. Aquel día se salvó una vida inocente. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
La primera lectura de hoy termina con una hermosa constatación: "aquel día se salvó una vida inocente". Por esta vez, a lo menos, la perversidad no triunfó, y la maldad del malvado recayó sobre su propia cabeza. Dios intervino a través del profeta Daniel para hacer posible que se salvara esa vida. La ocasión le da al profeta Daniel la oportunidad de actuar lo que significa su nombre: “Dios es mi juez”. Dios va a hacer justicia a favor de los débiles y contra los jueces corruptos que han pervertido la ley en su favor. La acción del profeta, defendiendo la causa de las víctimas es fundamental. La confianza del inocente no queda defraudada: “Prefiero caer en sus manos antes que pecar contra Dios”. El Señor escucha el clamor del pobre y responde.La justicia de Dios es justicia para la vida, no para la muerte. En el horizonte de su justicia está la redención, el perdón de los pecados. En ese sentido, la muerte del pecador cierra la puerta a cualquier posibilidad de enderezar su rumbo.

Podemos aprender también  de esta escena es que ser inocente no siempre implica ser víctima. Ser inocente y buscar la inocencia es en sí mismo una victoria; incluso más: la primera y más radical de las victorias, porque entraña sinceridad. De hecho, el que no busca la inocencia jamás se habrá rendido al poder del bien. De otra parte, impresiona el veredicto: el mal cayó sobre el malvado; lo que él quería hacer se lo hicieron; la primera víctima del mal es el malvado. Y esto es fundamental para entrar en el camino del perdón, del perdón serio. No es posible perdonar al que nos ha hecho daño si no descubrimos en él o ella, antes que un agresor, una víctima, de un poder que en el fondo lo está usando para su desgracia. Y así resulta que una ley tan dura, como aquello de aplicar al malvado su propia maldad, en realidad nos pone en ruta de compadecernos, entender y perdonar. Vemos como el Antiguo Testamento lleva al Nuevo.

SALMO RESPONSORIAL: 22
R. / Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
 tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

OREMOS CON EL SALMO
Dos imágenes, la del pastor y la del banquete, sirven al salmista para expresar la relación personal de amistad con Dios. Esas imágenes también las usa Cristo: Él es el buen Pastor y Él nos invita a su mesa, en la que se nos entrega en persona.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 8,1-11

“El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?" Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra." E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?" Ella contestó: "Ninguno, Señor." Jesús dijo: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Los enemigos de Jesús le ponen una disyuntiva: la misericordia o la justicia de la Ley. La invitación de Jesús es pasar de ser jueces a una actitud de misericordia. Viendo el sufrimiento de esta pobre muchacha se encoge el corazón de angustia. ¡Qué humillación, qué violencia! Hombres de poder la han sorprendido, según dicen, en adulterio. Pero, ¿dónde está el hombre? La ley exigía que ambos debían ser juzgados. Ellos han traído sólo a la mujer. ¡Miserables! Está a los pies de Jesús llena de vergüenza. El corazón le late desesperadamente, esperando que Jesús pronuncie la sentencia. Pero Jesús escribe sobre tierra. La Ley de muerte había sido grabada sobre piedra. Jesús graba sobre tierra (para toda la humanidad) la Ley de la misericordia. En su corazón siente: “¡Cuánta necesidad de perdón tiene el mundo! La muchacha débil y esos hombres endurecidos”. Entonces pronuncia la frase que cambiará la historia: “El que esté sin pecado, que tire la primera piedra”. Luego dice: “ Yo tampoco te condeno. Vete y no peques más”

ORACIÓN
Buen Señor, son tantas las veces en que los seres humanos no tenemos en cuenta que Tú eres el que da o quita la vida, nos creemos dueños y con derecho de hacer daño y hasta acabar con nuestros semejantes. Perdón Señor por esta cultura de la muerte que nos envuelve todavía, ayúdanos por favor a no aprobar o a ser indiferentes ante los actos de injusticia y de maldad. Amén 

Que ligeros(as) somos para juzgar y condenar a otros, sin tener en cuenta los propios errores o la veracidad de los hechos


Martes 04 de Abril de 2017


LA CRUZ SIGNO DE VIDA

PRIMERA LECTURA
NÚMEROS 21,4-9

“Los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirar a la serpiente de bronce”

En aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edom. El pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo." El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes." Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: "Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla." Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Poco a poco la Iglesia va dirigiendo nuestra atención hacia el misterio de la Cruz de Cristo. Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, y los que miraban a la serpiente de bronce quedaban curados, así también Cristo fue levantado en la cruz, y quienes miran a Cristo quedan curados.
¿Por qué le mandó Dios a Moisés, la serpiente de bronce? Una serpiente obra a las escondidas; la serpiente que está viva, cuando todavía tiene veneno y cuando todavía puede atacar,  se esconde y no se deja ver;  pero resulta que esta serpiente, cuando la levanta Moisés, es una serpiente vencida. La única manera de que una serpiente se deje mostrar así, es una serpiente muerta. Los que habían sido mordidos por serpientes que todavía estaban vivos, miraron a la serpiente vencida, y llenos de fe en Dios, eran sanados de la mordedura. Es lo mismo que sucede con Cristo. En Cristo crucificado están todos los dolores. Cristo llegó a la cruz porque fue traicionado, porque fue golpeado, porque fue herido,  llegó allá por las mentiras, por los orgullos, por las cobardías, por todos los pecados.  Las llagas de Cristo son como la escritura en la que Dios dejó grabados todos los pecados y las miserias de la humanidad, pero en la cruz quedaron ya vencidos. Así como los israelitas miraron a la serpiente de bronce, que ya no les hacía daño, nosotros miramos a Cristo crucificado y  miramos los pecados del mundo, pero son pecados que ya no nos hacen daño porque son pecados vencidos por el amor de Dios. Por eso en la cruz de  Jesucristo se muestra todo el amor de Dios, nos ha salvado. Cristo en la cruz ha vencido, ha quebrantado el poder del mal, ha sanado nuestras dolencias, y por eso el que cree en Él, tiene vida.

SALMO RESPONSORIAL: 101
R. / Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.

Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro
el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco, escúchame en seguida. R.

Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R.

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo es una invocación a Dios en una grave enfermedad y lamentación por la situación de la ciudad en ruinas. En medio de tal situación se expresa la confianza en la intervención salvadora de Dios.  Las calamidades personales y públicas nos ayudan a reconocer nuestra pequeñez y a poner la confianza en Dios.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 8,21-30
“Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy”
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros." Y los judíos comentaban: "¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: "Donde yo voy no podéis venir vosotros"?" Y él continuaba: "Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis por vuestros pecados: pues, si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados."  Ellos le decían: "¿Quién eres tú?" Jesús les contestó: "Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me envió es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él." Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús: "Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada." Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El estilo del evangelio de Juan juega con el lenguaje cifrado, polémico y simbólico. De este texto resaltamos algunos aspectos que llaman la atención: en primer lugar, la oposición que establece el autor entre arriba y abajo; Jesús pertenece al mundo de arriba, es decir, al mundo de Dios; los judíos y seguidores de Jesús pertenecen al mundo de abajo, mundo limitado, temporal e imperfecto. Por eso, los del mundo de abajo no pueden entender el mensaje que les anuncia Jesús, porque éste pertenece al mundo de arriba. En segundo lugar, Jesús se declara como “YO SOY” que nos remite al libro del Éxodo 3, donde Dios revela su nombre a Moisés “YO SOY EL QUE SOY”. De esta manera Jesús se identifica con el mismo Dios. El Padre es el que le ha revelado todas las cosas al Hijo (Jesús); por eso, si no creen en Jesús y a Jesús, tampoco pueden creer en Dios. El gozo de Jesús está en hacer totalmente la voluntad del Padre. – Llegar a la comunión con Dios a través de Jesús es la misión principal de todo cristiano. Quien llega a esa comunión plena buscará su felicidad en la realización de la voluntad de Dios.

ORACIÓN
Bendito Jesús, Tú te adheriste al  Padre para vencer la cruz,  nosotros en cambio  somos más débiles y faltos de  fe y entendimiento, que no logramos hacerlo; pero sabemos que contamos con un Dios maravilloso, lleno de  amor y misericordia, que nos forma y acompaña y nos da siempre una nueva oportunidad.   Señor ayúdanos a asumir la cruz, a  hacer tu voluntad, para ser  tus verdaderos seguidores, servidores y evangelizadores.  Amén

La persona y mensaje de Jesús encuentran su mayor expresión en la cruz, como signo de victoria, porque nos reconcilia con Dios