sábado, 1 de marzo de 2014

Miércoles 26 de Marzo de 2014


“CUMPLIR LA PALABRA DESDE SU ESPÍRITU”

PRIMERA LECTURA
DEUTERONOMIO 4,1.5-9

“Poned por obra los mandatos”

Moisés habló al pueblo, diciendo: "Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. Mirad, yo os enseño los mandatos y decretos que me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente."

Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy? Pero, cuidado, guárdate muy bien de olvidar los sucesos que vieron tus ojos, que no se aparten de tu memoria mientras vivas; cuéntaselos a tus hijos y nietos." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Los discursos del Deuteronomio se sitúan a la entrada a la tierra prometida, eso quiere decir que hay como dos proclamaciones de la ley.
Una primera proclamación apenas salidos de Egipto, cuando llegan al Sinaí; y una segunda proclamación, una generación después, unos cuarenta años después, de acuerdo con los relatos del Pentateuco, cuando ya van a entrar a la tierra prometida.

Esto tiene su significado, desde luego. La primera proclamación de la Ley como esta en el Éxodo, es como el código que sella la pertenencia a Dios que les ha dado la libertad. La segunda proclamación de la Ley, la que se hace a las puertas de la tierra prometida, es como una invitación a conservar la libertad.

En el Éxodo, el punto de referencia es el Faraón y la tierra de esclavitud, la tierra de Egipto; en el Deuteronomio el punto de referencia es Canaán y los cuentos paganos, los cuentos idolátricos que había en esta tierra de Canaán.

Entonces el argumento en la primera proclamación de la Ley es: "Acuérdate que yo con poder te saqué de Egipto" Exodo 20,2. El argumento en el Deuteronomio es: "No imites las costumbres idolátricas de esa tierra donde vas a entrar" Deuteronomio 4,2.

Esta nueva proclamación de la Ley sucede de alguna manera también en nosotros. Cuando Dios nos da su Ley, nos la da por las razones del Éxodo o por las razones del Deuteronomio.

Dios da estos mandatos, sus preceptos, sus provisiones, sus consejos, por una parte, para consolidar la libertad, para recordarnos que Él es el Señor, y también nos da su Ley y nos da sus mandatos para que nosotros, que ya hemos sido liberados por Él, no caigamos en nueva idolatría.
Lo primero es la proclamación de nuestra libertad para sólo servir a Dios, y lo segundo es la confirmación de esa libertad para no caer en nuevas idolatrías.
Hemos escuchado, en el libro del Deuteronomio, una invitación a obedecer la Ley.

Moisés está comunicando los mandamientos de Dios al pueblo. Pero antes de dar un lista de ordenanzas y decretos los invita a que muevan su corazón hacia Dios, les invita a la obediencia.
La obediencia es una palabra que no es muy popular, lo mismo que no es popular la ley. Obrar fuera de la ley parece reportar muchos beneficios. Y por eso la ley, y correspondientemente la obediencia, no tienen demasiada popularidad.
El tema de la obediencia, entonces, es un tema que tiene que ver con el buen orden de la familia, tiene que ver con la educación, porque sin obediencia es imposible que se pueda dar alguna educación.
¿Cómo haremos nosotros para acercarnos de una manera nueva a la obediencia para descubrir las bondades de la obediencia, para convencernos de lo que significa obedecer?
La obediencia es un acto que involucra todo lo que nosotros somos, y precisamente la obediencia fue lo que más brilló en el momento final de la vida de Cristo.

SALMO RESPONSORIAL: 147
R. / Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza. R.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Canto de acción de gracias a Dios por la reconstrucción de Jerusalén y el regreso de los derrotados, y de alabanza por la providencia con que gobierna el universo. La restauración de Jerusalén es anticipo y símbolo de la redención obrada por Dios en Cristo. Él sigue presente en medio de su pueblo y le ofrece diariamente pruebas de su amor.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 5,17-19

“Quien cumpla y enseñe será grande”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Jesús declara que no ha venido a abolir la ley, sino a llevarla a su plenitud. La ley surgió en el pueblo de Israel como garantía de su libertad y de su identidad como pueblo. Por lo tanto, el espíritu de la ley es liberador, dignificador y garante de unas relaciones justas para todo el pueblo. Pero con el trascurrir del tiempo este espíritu se fue perdiendo. Vinieron las instituciones religiosas (el templo) y políticas (la monarquía) que reprodujeron las estructuras opresoras de los otros pueblos. Entonces el espíritu igualitario y justo que caracterizó los orígenes tribales de Israel se fue ahogando en medio de tanto precepto minucioso y deshumanizante. La ley que fundamentaba la justicia se convirtió en un instrumento de dominación y deshumanización. Tal vez lo mismo ha pasado con la propuesta de Jesús: el Reino. La excesiva institucionalización del mensaje evangélico fue opacando poco a poco la fuerza liberadora de la Buena Noticia de la salvación anunciada y testimoniada por Jesús. No se trata de acabar con las leyes o las instituciones, sino hacer que éstas vuelvan a ser garantía de libertad y de la dignidad para todos los seres humanos, preferencialmente para los empobrecidos y excluidos de nuestra sociedad.

ORACIÓN
Ya terminando este mes, en que vamos siguiendo el proceso del tiempo de cuarenta días de preparación para la Pascua, que es más un tiempo espiritual, que ritual, te damos gracias Señor, porque cada día nos llevas  a comprender que la ley sin amor es letra muerta. Tal vez podemos ser muy religiosos(as), pero… ¿Qué nos falta para que, más que cumplirla, vivamos el sentido de tu Palabra desde el Espíritu que nos cambia y transforma en personas que ejercen los preceptos de  un Dios como Tú?. Amén

“El creyente debe siempre discernir si su práctica religiosa es un medio o un fin”

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