sábado, 1 de febrero de 2014

Viernes 07 de Febrero de 2014


“LA LUZ BRILLA EN MEDIO DE LA OSCURIDAD”

PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO 47,2-13

“De todo corazón amó David a su Creador, entonando salmos cada día”
Como la grasa es lo mejor del sacrificio, así David es el mejor de Israel. Jugaba con leones como con cabritos, y con osos como con corderillos; siendo un muchacho, mató a un gigante, removiendo la afrenta del pueblo, cuando su mano hizo girar la honda, y derribó el orgullo de Goliat. Invocó al Dios Altísimo, quien hizo fuerte su diestra para eliminar al hombre aguerrido y restaurar el honor de su pueblo. Por eso le cantaban las mozas, alabándolo por sus diez mil. Ya coronado, peleó y derrotó a sus enemigos vecinos, derrotó a los filisteos hostiles, quebrantando su poder hasta hoy.

De todas sus empresas daba gracias, alabando la gloria del Dios Altísimo; de todo corazón amó a su Creador, entonando salmos cada día; trajo instrumentos para servicio del altar y compuso música de acompañamiento; celebró solemnemente fiestas y ordenó el ciclo de las solemnidades; cuando alababa el nombre santo, de madrugada, resonaba el rito. El Señor perdonó su delito y exaltó su poder para siempre; le confirió el poder real y le dio un trono en Jerusalén. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Después de escuchar durante varios días la historia de los orígenes del reinado en Israel, y particularmente como una crónica de la vida de David, ahora la Iglesia nos ofrece una especie de resumen en forma de himno o de poesía.
Es un cántico que encontramos en el libro Eclesiástico,  que hace como un resumen de lo que es y lo que significa David en  el pueblo de Dios. Se presenta,  de manera sencilla, su falta, su pecado, y se  hace  sólo para decir que está perdonado. Dice aquí: "El Señor perdonó su delito y exaltó su poder para siempre"
Este texto es como una secuencia de alabanzas a Dios por David, y por eso, así como se cuenta que Dios le dio fortaleza, y se cuenta que Dios le dio inspiración, así también se cuenta que le dio perdón.
El perdón no es aquí un insulto para David, sino una alabanza para Dios;  no es para humillar a David, sino para ensalzar a Dios; el perdón no es para recordar un mal pasado de David, sino para proclamar un bien presente, siempre presente de Dios. El perdón que Dios le otorgó se convierte en una luz más, en una belleza más de la vida de David.
Es bien interesante reconocer que David también es recordado por la calidad y alegría de su oración. Mientras que otros hombres grandes son recordados por lo que hicieron para su propia gloria, para acrecentar sus riquezas, fama o territorios, la Biblia alaba a David fundamentalmente porque David supo alabar a Dios. Más que ante un rey, un filósofo, un artista o un pensador, estamos frente a un hombre que quiso amar y que de algún modo supo amar a Dios. Es la primacía de este amor lo que realmente importa aquí, y su expresión propia  en la oración de alabanza.

SALMO RESPONSORIAL: 17
R. / Bendito sea mi Dios y Salvador

Perfecto es el camino de Dios,
acendrada es la promesa del Señor;
 él es escudo para los que a él se acogen. R.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
 Por eso te daré gracias entre las naciones, Señor,
 y tañeré en honor de tu nombre. R.

Tú diste gran victoria a tu rey,
 tuviste misericordia de tu Ungido,
de David y su linaje por siempre. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Alabanza a Dios (puesta en la boca de David) por la protección que obtuvo en su lucha contra diversos enemigos. La presencia de Dios se manifestó en medio de la tormenta. El tono guerrero de este salmo podemos tomarlo como una imagen literaria y aplicarla a realidades nuevas, en el orden espiritual. También estamos en lucha con el pecado, con el mal con la muerte. Dios es el único que puede iluminar nuestras tinieblas.  


LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 6,14-29

“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”
En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él. Unos decían: "Juan Bautista ha resucitado, y por eso los poderes actúan en él." Otros decían: "Es Elías." Otros: "Es un profeta como los antiguos." Herodes, al oírlo, decía: "Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado." Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras, que te lo doy." Y le juró: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino." Ella salió a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" La madre le contestó: "La cabeza de Juan, el Bautista." Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: "Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista." El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
¿Por qué causa o proyecto ‘perdemos la cabeza’? En el lenguaje cotidiano existe la expresión ‘perder la cabeza’, sinónimo de realizar una gran locura o de actuar de una forma poco comprensible. Juan es decapitado en prisión por una locura de su gobernante Herodes, pero el Bautista no llega allí por accidente, sino como consecuencia de su testimonio. Marcos nos narra que Juan es arrestado al comienzo de la misión de Jesús (Mc 1,14) y los otros evangelios nos dicen que su constante denuncia de las perversiones de los gobernantes provoca pronto una fuerte represión contra él. Durante su prisión, Juan no cesa de exhortar al rey a observar el camino que la Ley de Moisés exige al gobernante de Israel. En esto sigue el camino de muchos profetas bíblicos, aunque sin caer nunca en el servilismo, ya que es consciente de que hace el llamado a un hermano de su propio pueblo.
Nosotros ahora debemos preguntarnos, ¿qué nos hace perder la cabeza? ¿Serán las locuras del consumismo, de la violencia, del fanatismo religioso, del sedentarismo? O, atendiendo al llamado de Jesús, ¿estamos dispuestos a ‘perder la cabeza’ por él y su evangelio? (Mc 8,34-38).

ORACIÓN
Bendito Señor, que a pesar de los momentos de equivocación en los que hayamos tenido que pasar por  nuestra historia, en nuestro corazón siempre esté el deseo de cumplir tu voluntad y permanecer  en una vida recta, llena de tu amor y sabiduría. Necesitamos ser luz en medio de esa oscuridad que se aprovecha del poder para alcanzar sus propios intereses.  Amén

Cuídate de privarte de las verdaderas riquezas de la vida persiguiendo

 sólo las materiales

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