INTRODUCCIÓN
LA UNIÓN HACE LA
FUERZA
En un Año Nuevo de traje o vestido nuevo, la
invitación es también para hacer de este año
una vida nueva y una renovación
de nuestra familia. Por lo que les
invito en este mes a reflexionar, valorar,
agradecer, cuidar, proteger y
trabajar por nuestra familia. Podemos hablar de familia especialmente desde dos
dimensiones: Nuestra familia de carne o sangre
y nuestra familia del espíritu (Iglesia o comunidad). Tener una familia es una bendición de Dios, es tener un tesoro
muy valioso, aunque hay algunos que no
lo tienen y lo desean. Tener una familia, es saber que no estoy solo(a), que le
importo a alguien; es contar con alguien que me acompaña en el camino de la
vida; si no lo tienes, si hoy te sientes
solo o sola, no te desanimes, no pierdas la esperanza, Dios está ahí para
acompañarte, para ser tu mejor compañero(a), para ser tu fortaleza.
Así como no hay
personas perfectas, tampoco hay familias perfectas. Tú, que tienes familia y
que quizás has detectado errores en ella, no te quedes más lamentándote o contando tus problemas sin buscar una
solución, empieza un nuevo tiempo para reflexionar y empezar un nuevo camino
con tu familia. Este año es el tiempo de empezar a apagar los pequeños o
grandes fuegos que ocupan el centro de
nuestras familias, ya sea por rencores, odios, falta de comunicación, de
unidad, por las heridas del pasado y del presente, falta de amor que poco a poco nos consume,
destruye y divide y que nos separan cada
vez más del proyecto y bendición de Dios.
Atrevámonos a
poner en práctica las siguientes estrategias, tú y yo que deseamos buenas
relaciones familiares, vivamos en unidad,
porque nadie puede alcanzar metas si no trabajamos en equipo,
necesitamos del otro, más vale dos que uno, pues si uno cae el otro lo levanta
( Ecle 4,9). Viviendo en unidad, juntos
en equipo, construiremos una familia más sólida y con la ayuda del Señor llegaremos a la meta deseada. Algunas de las
estrategias deben ser:
1.
Seamos
cordiales: porque a todos nos gusta que nos traten bien. Seamos amables, no esperemos que el otro de el primer paso,
hagámoslo nosotros
2.
El
respeto: no pasemos por encima del otro, si no queremos que nos hagan lo mismo,
seamos tolerantes, valoremos las opiniones del otro.
3.
La
confianza: que los demás sepan que estamos ahí, si así lo necesitan, y del
mismo modo que confiemos en nosotros, que les hagamos sentir personas dignas
capacitadas para lograr una meta.
4.
El
interés: demostrémosle a los demás que nos importa lo que les sucede a ellos.
Que todo lo de ellos también es valioso para nosotros.
5.
Apertura:
Seamos abiertos y comprensivos con las ideas de los otros o de las opiniones
distintas de las que nosotros tenemos, reconocer que existe una razón más allá de mi
razón, unos deseos más allá de los míos. Que la otra persona tiene algo que
aportarme y que yo no siempre tengo la razón.
Pidámosle al
Señor Jesús que seamos alimentados de la
Sabiduría Divina, día a día para que seamos signo de bendición para nuestras
familias.
Que en este
nuevo mes y año Dios siga bendiciendo, reconciliando, sanando, restaurando y
liberando nuestras familias; y no olvidemos que
siempre será mejor dos que uno, ya que uno podrá ser vencido pero dos
podrán resistir, y si la cuerda que los une es el Señor no se romperá fácilmente. (Ecle 4,9-11).
Dios los bendiga
Rut Arévalo
Equipo de
Intercesión
ECLESIASTÉS
4,9-12
“Más fruto se le
saca al trabajo de dos, y la unión hace la fuerza”
ORACIÓN
AL COMENZAR EL DÍA
Buenos
días Señor amado, al iniciar este nuevo hoy, te doy gracias por todas las circunstancias
que me permitirás vivir. Gracias también porque en este nuevo mes diriges
la reflexión de nuestra vida hacia un área tan importante y trascendental como
es el ser familia. Señor muchas cosas la han resquebrajado, que siendo tu
principal proyecto donde se fecunda el amor, se ha maltratado y subvalorado. Ayúdanos por favor a que volvamos a hacer de
nuestras familia templo, casa de oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura,
donde se aprende de la solidaridad y la misericordia, verdadera casa abierta al
servicio y el amor desde adentro y que se proyecta hacia afuera, pero primero ser abierta a Tí. Que volvamos desde lo que
no es tu propuesta a enderezarla, hasta que toda familia del mundo pueda
afirmar como el salmista: “Vean qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos
unidos” (Salmo 133,1).
Ayúdame
a mí y a cada uno de quienes integran mi
familia, a disponernos a cambiar el vestido viejo por uno nuevo en
compasión, en amor, porque hemos descubierto que poniéndonos en los zapatos del
otro lo podremos entender y ayudar. Y que cada día de este mes podamos
interiorizar a partir de tu Palabra, sobre cómo aprender y practicar la virtud
de la bondad. Empiezo mis actividades
contigo, recibiendo de tu Espíritu, con
el don de querer ser mejor persona para el bien de mi familia y de quienes me
rodean. Amén
ORACIÓN
AL FINALIZAR EL DÍA
Ya
en el silencio de esta noche, quiero decirte mi Señor amado, que deseo de
corazón morir a todo lo que me aleja de Ti, quiero vivir lejos de lo que me
aparte de ti y revestirme con tu gracia, que sea tu presencia la que me acompañe y me oriente en los
momentos en que debo discernir sobre las decisiones que debo tomar en mi vida.
No quiero dejar que las influencias del mal se apoderen de mi corazón y me
hagan actuar lejos de Ti, sabes que te amo y que estoy siempre dispuesto(a) a
escucharte. Por eso, ahora vuelvo a entregarte todo lo que soy y a decirte que
quiero que seas Tú en mí y en mi familia todo lo que necesitemos y que tu
presencia nos haga sentir que con tu amor basta para ser feliz.
Sabes
que solo estando a tu lado podré vivir en plenitud mi relación contigo y
aprender a ser compasiva(o) y bondadosa(o) con los que me rodean. Ayúdanos por
favor a cambiar el vestido viejo y ser nuevas personas. Gracias, amado Dios,
confío en ti hoy y siempre. Amén
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