sábado, 1 de febrero de 2014

FEBRERO 2014

INTRODUCCIÓN

LA UNIÓN HACE LA FUERZA

En un  Año Nuevo de traje o vestido nuevo, la invitación es también para hacer de este año  una vida nueva y una  renovación de nuestra familia.  Por lo que les invito en este mes a reflexionar, valorar,   agradecer, cuidar, proteger y trabajar por nuestra familia. Podemos hablar de familia especialmente desde dos dimensiones: Nuestra familia de carne o sangre  y nuestra familia del espíritu (Iglesia o comunidad).  Tener una familia  es una bendición de Dios, es tener un tesoro muy valioso, aunque hay algunos  que no lo tienen y lo desean. Tener una familia, es saber que no estoy solo(a), que le importo a alguien; es contar con alguien que me acompaña en el camino de la vida;  si no lo tienes, si hoy te sientes solo o sola, no te desanimes, no pierdas la esperanza, Dios está ahí para acompañarte, para ser tu mejor compañero(a), para ser tu fortaleza.

Así como no hay personas perfectas, tampoco hay familias perfectas. Tú, que tienes familia y que quizás has detectado errores en ella, no te quedes más lamentándote o  contando tus problemas sin buscar una solución, empieza un nuevo tiempo para reflexionar y empezar un nuevo camino con tu familia. Este año es el tiempo de empezar a apagar los pequeños o grandes fuegos que ocupan el  centro de nuestras familias, ya sea  por  rencores, odios, falta de comunicación, de unidad, por las heridas del pasado y del presente,  falta de amor que poco a poco nos consume, destruye y divide  y que nos separan cada vez más del proyecto y bendición de Dios.

Atrevámonos a poner en práctica las siguientes  estrategias, tú y yo que deseamos buenas relaciones familiares, vivamos en unidad,  porque nadie puede alcanzar metas si no trabajamos en equipo, necesitamos del otro, más vale dos que uno, pues si uno cae el otro lo levanta ( Ecle 4,9).   Viviendo en unidad, juntos en equipo, construiremos una familia más sólida y con la ayuda del Señor  llegaremos a la meta deseada. Algunas de las estrategias deben ser:

1.      Seamos cordiales: porque a todos nos gusta que nos traten bien. Seamos amables,  no esperemos que el otro de el primer paso, hagámoslo nosotros
2.      El respeto: no pasemos por encima del otro, si no queremos que nos hagan lo mismo, seamos tolerantes, valoremos las opiniones del otro.
3.      La confianza: que los demás sepan que estamos ahí, si así lo necesitan, y del mismo modo que confiemos en nosotros, que les hagamos sentir personas dignas capacitadas para lograr una meta.
4.      El interés: demostrémosle a los demás que nos importa lo que les sucede a ellos. Que todo lo de ellos también es valioso para nosotros.
5.      Apertura: Seamos abiertos y comprensivos con las  ideas de los otros o de las opiniones distintas de las que nosotros tenemos,  reconocer que existe una razón más allá de mi razón, unos deseos más allá de los míos. Que la otra persona tiene algo que aportarme y que yo no siempre tengo la razón.

Pidámosle al Señor Jesús  que seamos alimentados de la Sabiduría Divina, día a día para que seamos signo de bendición para nuestras familias.

Que en este nuevo mes y año Dios siga bendiciendo, reconciliando, sanando, restaurando y liberando nuestras familias; y no olvidemos que  siempre será mejor dos que uno, ya que uno podrá ser vencido pero dos podrán resistir, y si la cuerda que los une es el Señor  no se romperá fácilmente.  (Ecle 4,9-11).
Dios los bendiga

Rut Arévalo
Equipo de Intercesión


ECLESIASTÉS 4,9-12
“Más fruto se le saca al trabajo de dos, y la unión hace la fuerza” 

ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA
Buenos días Señor amado, al iniciar este nuevo hoy,  te doy gracias por todas las circunstancias que me  permitirás vivir.  Gracias también porque en este nuevo mes diriges la reflexión de nuestra vida hacia un área tan importante y trascendental como es el ser familia. Señor muchas cosas la han resquebrajado, que siendo tu principal proyecto donde se fecunda el amor, se ha maltratado y subvalorado.  Ayúdanos por favor a que volvamos a hacer de nuestras familia templo, casa de oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura, donde se aprende de la solidaridad y la misericordia, verdadera casa abierta al servicio y el amor desde adentro y que se proyecta hacia afuera, pero primero  ser abierta a Tí. Que volvamos desde lo que no es tu propuesta a enderezarla, hasta que toda familia del mundo pueda afirmar como el salmista: “Vean qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos” (Salmo 133,1).
Ayúdame a mí y a cada uno de quienes integran mi  familia, a disponernos a cambiar el vestido viejo por uno nuevo en compasión, en amor, porque hemos descubierto que poniéndonos en los zapatos del otro lo podremos entender y ayudar. Y que cada día de este mes podamos interiorizar a partir de tu Palabra, sobre cómo aprender y practicar la virtud de la bondad.  Empiezo mis actividades contigo,  recibiendo de tu Espíritu, con el don de querer ser mejor persona para el bien de mi familia y de quienes me rodean. Amén 

ORACIÓN AL FINALIZAR EL DÍA
Ya en el silencio de esta noche, quiero decirte mi Señor amado, que deseo de corazón morir a todo lo que me aleja de Ti, quiero vivir lejos de lo que me aparte de ti y revestirme con tu gracia, que sea tu presencia  la que me acompañe y me oriente en los momentos en que debo discernir sobre las decisiones que debo tomar en mi vida. No quiero dejar que las influencias del mal se apoderen de mi corazón y me hagan actuar lejos de Ti, sabes que te amo y que estoy siempre dispuesto(a) a escucharte. Por eso, ahora vuelvo a entregarte todo lo que soy y a decirte que quiero que seas Tú en mí y en mi familia todo lo que necesitemos y que tu presencia nos haga sentir que con tu amor basta para ser feliz.
Sabes que solo estando a tu lado podré vivir en plenitud mi relación contigo y aprender a ser compasiva(o) y bondadosa(o) con los que me rodean. Ayúdanos por favor a cambiar el vestido viejo y ser nuevas personas. Gracias, amado Dios, confío en ti hoy y siempre.  Amén    


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