viernes, 1 de noviembre de 2013

Martes 12 de Noviembre de 2013


“LO QUE EL MUNDO DESPRECIA ES 

JUSTO PARA DIOS”

PRIMERA LECTURA
SABIDURÍA 2,23-3,9

“La gente insensata pensaba que morían, pero ellos están en paz”
Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo, y los de su partido pasarán por ella.
En cambio, la vida de los justos está en manos de Dios, y no los tocará el tormento. La gente insensata pensaba que morían, consideraba su tránsito como una desgracia, y su partida de entre nosotros como una destrucción; pero ellos están en paz. La gente pensaba que cumplían una pena, pero ellos esperaban de lleno la inmortalidad; sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí; los probó como oro en crisol, los recibió como sacrificio de holocausto; a la hora de la cuenta resplandecerán como chispas que prenden por un cañaveral; gobernarán naciones, someterán pueblos, y el Señor reinará sobre ellos eternamente. Los que confían en él comprenderán la verdad, los fieles a su amor seguirán a su lado; porque quiere a sus devotos, se apiada de ellos y mira por sus elegidos.

REFLEXIÓN
La primera lectura es un canto a la vida. Un canto recio, casi altanero; es una proclama firme de frente contra la muerte, y contra aquel que la entró al mundo. Los ateos, que en algunos lugares prefieren denominarse "humanistas", miran la muerte como el desenlace "natural" de la vida. De ahí a decir que la vida desemboca en la muerte o que la vida es para la muerte ya no falta mucho. Y es interesante ver adónde conduce la postura de tener sólo una "vida para la muerte".
En cambio nuestra fe es distinta. Se trata de una muerte serena, con la huella del plan de Dios, una muerte que debe ser vencida, incluso cuando parece vencer ella misma, cuando logra aplastar al pequeño, al inocente, al santo. Por fe sabemos que los justos están destinados a la vida: “La gente insensata esperaba que morían, pero ellos están en paz; la gente pensaba que eran castigados, pero ellos esperan seguros la inmortalidad.
Esta certeza es la que le da sentido a nuestro presente y la que nos mantiene en la esperanza. La muerte no es un absurdo, ni una desgracia. Los justos vivirán en Dios, en el amor, en la felicidad”. Las tribulaciones y pruebas por las que pasan pierden importancia, ante la intensidad de lo que les espera “sufriendo un poco, pero recibirán grandes favores”. Estamos destinados a compartir con Cristo su existencia gloriosa. El día de nuestra muerte nacemos a la vida definitiva.
SALMO RESPONSORIAL: 33
R. / Bendigo al Señor en todo momento.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
El salmista nos participa su experiencia del amor de Dios y nos invita a hacer nosotros mismos esa experiencia
Jesús más que nadie en este mudo, puede hablarnos del amor de Dios y puede hacérnoslo comprender en toda su profundidad.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 17,7-10

“Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”
En aquel tiempo, dijo el Señor: "Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.""
REFLEXIÓN
En este tramo del evangelio de Lucas comenzamos lo que llamamos el “camino hacia Jerusalén”; es un momento cargado de enseñanzas a los discípulos, preparándolos para el desenlace final. En este pasaje, Lucas nos presenta una imagen que muchas veces ha sido contemplada como sumisión ante los “amos” de turno. Pero no nos confundamos; lo que quiere mostrarse aquí es que el cristiano no es más que otros por el mero hecho de realizar lo que se le “ordena”. A nosotros nos toca servir al proyecto del Reino con amor y humildad, sin jactancias, pues al ser convocados no hacemos más que nuestro deber.
Entonces podemos notar que son dos los ejes de las palabras de Jesús: Por un lado, no debemos esperar agradecimientos ni retribuciones a cambio de lo que hagamos en su nombre; debemos ser obedientes, aun cuando tengamos la sensación de que se nos ignora y desprecia por nuestra labor. Por otro lado, debemos tener la lucidez para pensar que nadie puede, ni por sus obras en favor del proyecto de Dios ni por ningún otro motivo, considerarse amo de sus hermanos. Esto nos plantea una situación de igualdad.

ORACIÓN

Amado Dios ayúdanos para que vivamos no como pide este sistema mercantilista que promueve, además de una existencia sin principios trascendentes, sin valores y enmarcada en la tecnología, en la búsqueda del reconocimiento, sino que comprendiendo que  por gracia nos das tanto que solo debemos hacer lo que nos corresponde y sin jactarnos de nuestras obras. Amén

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