“LA
PALABRA COMPROMETE CON LA VERDAD Y LA JUSTICIA”
Las lecturas de hoy nos dejan ver de
modo particular la inmensidad de la misericordia divina que todo lo abarca.
Aunque la misericordia está particularmente ligada a la obra de la redención,
como queda bien manifiesto en el evangelio de hoy, estaba ya presente desde el
hecho mismo de la creación: al Señor Dios nadie le obligó a crear; nos ha
creado sólo por amor de gratuidad. Esta idea aparece en el texto de la primera
lectura, tomada del libro de la Sabiduría.
PRIMERA
LECTURA
SABIDURÍA
11, 22-12,2
“Te
compadeces, Señor, de todos, porque amas a todos los seres “
Señor, el mundo entero es ante ti como grano de
arena en la balanza, como gota de rocío mañanero que cae sobre la tierra.
Pero te compadeces de todos, porque todo lo
puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan.
Amas a
todos los seres y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna
cosa, no la habrías creado.
Y ¿cómo
subsistirían las cosas, si tú no lo hubieses querido?
¿Cómo
conservarían su existencia, si tú no las hubieses llamado?
Pero a
todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida.
Todos
llevan tu soplo incorruptible.
Por
eso, corriges poco a poco a los que caen, les recuerdas su pecado y los
reprendes, para que se conviertan y crean en ti, Señor. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La lectura de hoy del
libro de la Sabiduría presenta una bella e impecable imagen de Dios... y es una
bella oración meditativa sobre Dios.
La misericordia divina, no es sólo un
"sentimiento." Produce fruto y su fruto es la conversión. La primera
lectura describe a Dios de modo poético,
muy hermoso: "a los que caen, los vas recogiendo poco a poco, los
reprendes y les traes a la memoria sus pecados, para que se arrepientan de sus
maldades y crean en ti Señor."
Es interesante notar en este último
versículo que la misericordia en realidad no elimina la justicia. El
reconocimiento del pecado cometido es una obra de la misericordia adentro de
nosotros; tal reconocimiento mueve a dolor de amor, es decir, arrepentimiento.
Tal dolor es de algún modo también obra de justicia que nos hace
"pagar" por el mal cometido. No es entonces que la misericordia
elimine el hecho de la culpa o el hecho de que es necesaria una restitución de
la gloria divina que hemos usurpado y robado con esa culpa. La misericordia no
quita la obra de la justicia, ni la justicia excluye el poder de la
misericordia: van juntas porque vienen de Dios.
SALMO RESPONSORIAL: 144
R. / Bendeciré
tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Te
ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré
tu nombre por siempre jamás.
Día
tras día, te bendeciré
y
alabaré tu nombre por siempre jamás. R.
El
Señor es clemente y misericordioso,
lento a
la cólera y rico en piedad;
el
Señor es bueno con todos,
es
cariñoso con todas sus criaturas. R.
Que
todas tus criaturas te den gracias,
Señor,
que te bendigan tus fieles;
que
proclamen la gloria de tu reinado,
que
hablen de tus hazañas. R.
El
Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El
Señor sostiene a los que van a caer,
endereza
a los que ya se doblan. R.
OREMOS CON EL
SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Salmo
de alabanza al amor de Dios que se extiende a todas las criaturas.
El
reinado del Mesías, reinado de amor y de paz, será eterno.
SEGUNDA
LECTURA
2TESALONICENSES
1, 11-2, 2
“Que
Cristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él “
Hermanos: Pedimos continuamente a Dios que os
considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita cumplir
buenos deseos y la tarea de la fe; para que así Jesús, nuestro Señor, sea
glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y
del Señor Jesucristo.
Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de
nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente
la cabeza ni os alarméis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras,
como si afirmásemos que el día del Señor está encima. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En esta segunda lectura escrita a la comunidad de
Tesalónica, debemos entender el texto de Pablo, en la realidad o contexto que
se produce. Al parecer, algunos
exaltados fanáticos de esa comunidad habían difundido la idea de que la venida
del Señor ( parusía) era ya, con lo cual habían creado pánico alarmando a los
creyentes, como sucede hoy en día en medio de algunas iglesias fanáticas. Estas
afirmaciones se fundaban en supuestas revelaciones y visiones de algunos
miembros de la comunidad y en algunas frases mal entendidas de Pablo en su
carta anterior, que podían ser y fueron, de hecho, muy mal interpretadas. En
efecto, la exhortación a la vigilancia ante la repentina venida del Señor y la
insistencia en la necesidad de orar comunitariamente sin interrupción, se prestaban a una interpretación milenarista;
se llamaba “milenarismo” a la actitud fanática de algunos primeros cristianos
que con el pretexto de la inmediata venida del Señor, se desentendían de vivir
su realidad en el mundo y la sana convivencia, dejando sus familias y el
trabajo sólo para dedicarse para el ayuno y la oración. Pablo condena aquí esa
actitud, los exhorta a no olvidarse de su realidad familiar, social y laboral
motivándolos en una actitud de fe viviendo el presente y serenando los ánimos
de la comunidad
LECTURA
DEL EVANGELIO
LUCAS
19, 1-10
“El
Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y
atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y
rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía,
porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para
verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos
y dijo: "Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu
casa."
Él bajo en seguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Ha
entrado a hospedarse en casa de un pecador."
Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor:
"Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de
alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más."
Jesús le contestó: "Hoy ha sido la salvación
de esta casa; también este es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a
salvar lo que estaba perdido." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En el evangelio de hoy, Jesús nos enseña hoy que
el Padre–Dios no deja de ser el mismo, siempre compasivo perdonador, amigo de
la vida, siempre saliendo al encuentro de sus hijos y construyendo con ellos
una relación nueva de amor. Las lecturas de este domingo son una preciosa
descripción de este comportamiento de Dios con la persona humana. Nos dicen que
Dios ama entrañablemente todo lo que existe, porque su aliento de vida está en
todas las cosas.
El episodio de la conversión de Zaqueo se
encuentra en el itinerario o “camino” de Jesús hacia Jerusalén y sólo lo
encontramos narrado por el evangelio de Lucas. En él pone de manifiesto el
evangelista, una vez más, algunas de las características más destacadas de su
teología: la misericordia de Dios hacia los pecadores, la necesidad del
arrepentimiento, la exigencia de renunciar a los bienes, el interés de Jesús
por rescatar lo que está “perdido”. Este evangelio es una ocasión excelente
para recordar que éstos son los temas que se destacan en el material particular
de la tradición lucana y que resaltan la predilección de Jesús por los pobres,
marginados y excluidos.
El relato nos muestra la pedagogía de Dios, en la
persona de Jesús, hacia aquellos que actúan mal. Dios es paciente y compasivo,
lento a la ira y rico en misericordia, corrige lentamente, respeta los ritmos y
siempre busca la vida y la reconciliación. En este sentido, Dios es definido
como “el amigo de la vida”, y buscando ésta, su auténtica gloria, sale hacia el
pecador y lo corrige, le brinda su amor y lo salva.
Muy seguramente nosotros, por nuestra incapacidad
de acoger y perdonar, no hubiéramos considerado a Zaqueo como un hijo
bienaventurado de Dios, como no lo consideraron sus paisanos que murmuraron
contra Jesús diciendo: “Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador”.
Decididamente, Jesús y sus contemporanéos creían en un Dios diferente. Por eso
pensaban también de forma diferente. Para el judaísmo de la época el perdón era
cuestión de ritos de purificación hechos en el templo con la mediación del sacerdote,
era un puro cumplimiento; para Jesús la oferta del perdón se realiza por medio
del Hijo del hombre, ya no en el templo sino en cualquier casa, y con ese
perdón se ofrece también la liberación total de lo que oprime al ser humano.
ORACIÓN
Señor reconocemos que
eres el creador de todo cuanto existe y amante de la creación, enséñanos a amar
tu obra y a comprometernos en la solidaridad y la justicia para con todos los
que amas y quieres liberar, y a estar comprometidos con tu palabra en la
construcción de una sociedad basada en tus valores del evangelio de la verdad,
la solidaria y la justicia. Amén
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