jueves, 1 de noviembre de 2012

Lunes 12 de noviembre 2012



“QUIEN DIRIGE LA VIDA DE LA COMUNIDAD ES MINISTRO DE LA MISERICORDIA”

PRIMERA LECTURA
TITO 1, 1-9

“Establece servidores siguiendo las instrucciones que te dí”
Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, para promover la fe de los elegidos de Dios, y el conocimiento de la verdad, según la piedad apoyada en la esperanza de la vida eterna.

Dios, que no miente, había prometido esa vida desde tiempos inmemoriales; al llegar el momento, la ha manifestado abiertamente con la predicación que se me ha confiado, según lo dispuso Dios, nuestro salvador.

Querido Tito, verdadero hijo mío en la fe que compartimos; te deseo la gracia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, salvador nuestro.

Mi intención al dejarte en Creta era que pusieras en regla lo que faltaba y establecieses presbíteros en cada ciudad, siguiendo las instrucciones que te di.

El candidato, que sea un hombre sin tacha, fiel a su única mujer, con hijos creyentes, que no sean indóciles ni acusados de mala conducta.

Porque el obispo, siendo administrador de Dios, tiene que ser intachable, no arrogante ni colérico, no dado al vino ni pendenciero, ni tampoco ávido de ganancias.

Al contrario, ha de ser hospitalario, amigo de lo bueno, prudente, justo, fiel, dueño de si.

Debe mostrar adhesión a la doctrina cierta, para ser capaz de predicar una enseñanza sana y de rebatir a los adversarios.
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La  lectura nos permite asomarnos a un momento muy singular de la vida de la Iglesia primitiva. Una primera generación de testigos declina y es preciso que el mensaje sea custodiado en su pureza y ofrecido con vigor a todos y en todas partes. Semejante coyuntura no podía escapar a la preocupación del apóstol que, precisamente porque no ha vivido para sí mismo sino para el Evangelio, escribe con rasgos vigorosos y profundos para definir en cuanto le es posible el cauce de la obra de la gracia en favor del pueblo santo.
Es hermoso percibir el alto sentido de responsabilidad que siente el apóstol. Sabe que la predicación es el gran instrumento querido por Dios para la realización de un designio antiguo y maravilloso, como no hay otro: la vida eterna. Este es el telón de fondo de toda su reflexión sobre la vida y el ministerio de los pastores al servicio de la Iglesia de Cristo.
Esta vida, por lo demás, no es una pura promesa, ni apunta sólo hacia el futuro. Tiene ya su expresión en la concreción de la fe. La fe es la circulación vital que liga a Pablo con Tito, a quien escribe, y por eso lo llama "verdadero hijo en la fe que compartimos". Así como en un organismo animal todo se pierde si deja de circular la sangre, así también, en este organismo vivo que es la Iglesia todo depende de la circulación vital de la fe.

R. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
 el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón, / que no confía en los ídolos. R.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 17,1-6

“Si siete veces vuelve tu hermano arrepentido, perdónalo”

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

-Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca!

Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar.

Tened cuidado.

Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás.

Los apóstoles le pidieron al Señor:

-«Auméntanos la fe.»

El Señor contestó:

-Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:


"Arráncate de raíz y plántate en el mar."

Y os obedecería.
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La comunidad de Lucas en el evangelio de hoy nos describe algunos de los rasgos propios de un discípulo de Jesús para llevar adelante la convivencia en la vida comunitaria: 1º cada uno debe poner atención a su responsabilidad en los problemas comunitarios; 2º cada uno debe vivir en una actitud continua de perdón al agresor y de ayuda al hermano débil; 3ª cada uno debe esforzarse por crecer y fortalecer su fe; 4º cada discípulo(a) cada uno debe descubrirse a si mismo servidor de los demás. En otras palabras, una comunidad en verdad nunca perfecta, por eso los “escándalos”, pero siempre en camino, crece en torno a los tres grandes elementos del discipulado: el perdón, la fe y el servicio.
Quien se ha comprometido con el proyecto de Jesús no puede ser arrogante, violento ni iracundo, todo lo contrario debe ser una persona hospitalaria, amable, dueña de sí misma, que sea capaz de anunciar y denunciar la conducta del adversario.
Pero el gran problema o enemigo característico del cristiano de todos los tiempos es la falta de capacidad para perdonar. No podemos ser tan ciegos para no reconocer que el perdón es una fuente de vida, de sanación y liberación. Qué otro medio sino el perdón nos ha dejado Dios para volver a una vida plena. Ojalá que nunca olvidemos que perdonar es el regalo más grande que podemos dar y debemos darnos. Quien perdona de corazón se brinda una nueva oportunidad de vida y, a la vez, permite que los demás vivan en armonía. Si no somos capaces de perdonar, podríamos convertirnos en motivo de escándalo para la gente sencilla.
Perdónate hoy a ti mismo. Acéptate tal como eres, con tus limitaciones, con tu edad, con tu enfermedad, con tu color, con tu estatura, con tu peso, con tu historia; deja de perder el tiempo lamentándote por lo que no eres o no tienes, para atrapar la felicidad que está al alcance de tu mano. La hormiga no envidia al elefante cuando lo ve comiendo, ella come lo necesario y queda satisfecha.

Jesús enseña a sus discípulos el elemento fundamental para permanecer unidos como comunidad alternativa y ser signo verdadero de la misericordia de Dios: la corrección fraterna. Únicamente quien tiene el don de la fe es capaz de perdonar ilimitadamente a su hermano, pues no tiene en cuenta la falta, el error, sino que tiene como prioridad la persona y su proceso de vida; el que actúa así es porque mira a su hermano y a su comunidad con los ojos de Dios y a reflexionado profundamente su querer: una comunidad fraterna y solidaria. El evangelio nos enseña que el perdón es un proceso de conversión personal y comunitario movido únicamente por la fe, por la acción misericordiosa de Dios con el fin de conducir a la comunidad a la santidad, es decir, a una vida regida por el amor y el servicio mutuo. El perdón entre los hermanos, así como el arrepentimiento y la corrección fraterna, es necesario para toda comunidad de creyentes, porque es la mejor forma de expresar que creemos en la misericordia de Dios y en una forma distinta de relacionarnos, en la que no nos condenamos ni nos juzgamos, sino que nos arrepentimos, enmendamos el error y perdonamos.

ORACIÓN
Maestro, nos enseñaste el valor de vivir en comunidad, de aprender a perdonarnos y a organizarnos para poder llevar un trabajo en la fraternidad, la tolerancia y la unión de fuerzas, ayúdanos a mantenernos firmes en ti para reproducir tu amor misericordioso. Amén.

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