EN
LAS DIFICULTADES NOS MANTENEMOS FUERTES GRACIAS A ÉL
En
este mes de noviembre que inicia con la celebración del Día de los Difuntos,
muchos tendemos a entristecernos y
llenarnos de vacío y de dolor, por los recuerdos. Sea ésta, una oportunidad para reflexionar de nuevo
sobre el sentido de las dificultades, sufrimientos y problemas. He oído en
repetidas ocasiones que los problemas son lecciones que debemos aprender, que
detrás de cada dificultad y sufrimiento hay bendiciones y debemos darle gracias
a la vida porque nos permite enfrentar situaciones adversas y nos posibilita
pelear batallas duras, muy difíciles. Recuerdo que un amigo al oír una de estas
expresiones afirmó: “¡entonces, según esto, yo estoy haciendo un doctorado, porque
qué pocotón de problemas por los que estoy atravesando!”.
Creo
que aprendemos mucho de todas estas situaciones que nos hacen sufrir; de esos
recuerdos tristes que nos duelen y no
quisiéramos tener. También me parece que tendríamos que trabajar más en el cómo
hacer que esas experiencias duras, difíciles, se vuelvan como un trampolín para
llegar a estados mejores de nuestra vida.
Para
ello te propongo tres reflexiones:
1. Reconocer las dificultades y los
problemas que tenemos, nunca negarlos, pues nada hacemos disfrazando la
realidad y tratando de huir de ella. Si tenemos una situación dura, lo primero
que debemos hacer es aceptarla. Tomar conciencia de qué es realmente, cómo se
produjo, qué actores están presentes y por qué y cómo puedo solucionarla. Nunca
culpes a nadie. Encontrar culpables no soluciona los problemas, a veces lo que
hace es agravarlos. Es bueno ver quiénes son los responsables para ver qué se
puede hacer; pero no sirve de nada señalar con el dedo índice a los otros con quienes
compartimos la vida.
2. Es necesario ser valientes (Josué 1,
8-9). No podemos desesperarnos ni angustiarnos, frente a los problemas y
dificultades; sino que debemos enfrentarlos. Ante todo problema, siempre hay
una solución. Hay que desterrar el negativismo de nuestra manera de pensar y de
hablar. Hay que hacerse sordo a todos esos comentarios de los “pesimistas y
negativos” que tratarán de desanimarte y decirte que te des por vencido(a).
3. El camino de la fe o espiritualidad
es fundamental. En épocas de dificultades o crisis Dios debe ser el centro de
la vida, y en Jesús, como Señor y Salvador, dejar que pronuncie palabras de
vida eterna, su Palabra nos levanta, nos llena de sabiduría, sana y anima. En
tiempos de dificultades el reto es acercarnos a tener una relación íntima e
intensa con Jesús, el Dios de la vida. Necesitamos conocerlo, amarlo, servirlo
y dejar que su presencia, sea poder, es decir, su Espíritu nos guíe y nos haga
crecer; cuando llegan los dolores, Él los consuela; cuando llegan las derrotas Él
está a nuestro lado para levantarnos; cuando estamos a oscuras, Él es la luz
que se enciende y nos orienta. Pero sobre todo, cuando estamos en relación con Él,
sabemos que todo lo que nos sucede es para nuestro bien (Rom. 8, 28-37).
Te
invito en este mes a identificar el problema que tienes y su posible origen.
Asúmelo y míralo con una actitud de fe, optimismo y esperanza. Desde la
sabiduría de Dios busca luces para solucionar la dificultad que estás
atravesando en este momento.
¡Vamos
levántate!, ten ánimo en medio de tu necesidad, de tu problema o dificultad,
Dios está contigo.
Oro
por ti y tu familia y te bendigo en este nuevo mes.
Robero
Zamudio
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