jueves, 1 de marzo de 2012

Miércoles 21 de Marzo de 2012

Miércoles 4ª semana de Cuaresma

“JESUS DADOR DE LA VIDA”

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 49,8-15


“Te he constituido alianza del pueblo, para restaurar el país”

Así dice el Señor: "En tiempo de gracia te he respondido, en día propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir heredades desoladas, para decir a los cautivos: "Salid", a los que están en tinieblas: "Venid a la luz." Aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua. Convertiré mis montes en caminos, y mis senderos se nivelarán. Miradlos venir de lejos; miradlos, del norte y del poniente, y los otros del país de Sin.
Exulta, cielo; alégrate, tierra; romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados. Sión decía: "Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado." ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré."

REFLEXIÓN
Hay dos palabras que tienen una gran relación, y esas dos están en las lecturas de hoy: la primera es la palabra "restaurar", y la segunda, "resucitar".

Restaurar es volver a su hermosura original, a su vigor primero, aquello que había decaído.
De esto nos habla Isaías en el capítulo cuarenta y nueve, que es la primera lectura de hoy. Dios va a restaurar a su pueblo, y esto es una noticia de alegría y es el fruto de la compasión de Dios. Dios restaura a su pueblo.
Hoy hemos leído uno de los pasajes más bellos del Antiguo Testamento. Dios declara y describe su amor tomando la tierna imagen del amor de una madre.
Descubramos en este solo hecho cuánto se equivocan los que nos han dicho que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios que sólo sabe de guerras, iras, castigos y justicia implacable.
La realidad es muy distinta: Dios declaró su amor desde antiguo y no lo ocultó a nuestros padres en la fe. ¿Por qué entonces no aceptaron ellos ese plan? ¿Por qué fue entonces necesaria la venida del Mesías y su dolorosa pasión? Tales preguntas nos conducen a misterios inescrutables, aunque hay cosas que alcanzamos a entender.
La gran novedad del Nuevo Testamento no es que Dios nos hable de su amor sino que infunda ese mismo amor en nosotros a través del Don de su Espíritu.
Sólo por el dolor de amor de Cristo, ofrecido en reparación de nuestras culpas, hay una grieta por la que ha podido entrar con ímpetu maravilloso el Espíritu de Dios para decir, en el secreto de nuestro corazón que sí, que es verdad, que nos ama.


SALMO RESPONSORIAL: 144
R. /El Señor es clemente y misericordioso.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos
es cariñoso con todas sus criaturas. R.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 5,17-30

"Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere "

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo." Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: "Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. Os lo aseguro: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

REFLEXIÓN
Jesús muestra la potestad que ha recibido y cómo su manera de ser no es otra cosa que la presencia del ser y quehacer del Padre entre nosotros. O con otro lenguaje: con lo que es y con lo que hace Jesucristo REVELA al Padre.
Afirmaciones que no debemos dejar perder del texto de hoy: "Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo tiempo"; "lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo"; "el Padre ama al Hijo y le manifiesta todas sus obras"; "El Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado al Hijo todo el poder de juzgar; y quiere que todos den al Hijo el mismo honor que dan al Padre"; "así como el Padre tiene el poder de dar la vida, ha dado al Hijo ese mismo poder"; "no pretendo actuar según mi voluntad, sino que cumplo la voluntad del que me envió".
La misión de Jesús es realizar la voluntad del Padre. Las acciones de Jesús están inspiradas y legitimadas por la acción continua del Padre: crear, salvar (redimir, liberar) y santificar. En crear, salvar y santificar se manifiesta el amor de Dios. Y Jesús vino a hacer visible, tangible y posible el amor de Dios en medio de la humanidad. La voluntad de Dios es que “todos los seres humanos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” y ésa es la misión permanente de Jesús. Es precisamente lo que no podían comprender los dirigentes religiosos judíos: ¿cómo es posible que Jesús se atreva a llamar Padre (Abba, papito) a Dios, con una confianza tal que les sonaba a blasfemia, es decir, a grave ofensa a Dios? ¿Cómo es posible que se atreva a afirmar que él sabe lo que piensa, siente y hace Dios, y, más aún, que él piensa, siente y actúa como el Padre Dios? – Pero también los creyentes, seguidores de Jesús, estamos llamados a realizar en todo la voluntad de Dios. Ésa es, precisamente, nuestra misión en medio de la vida presente. Estamos llamados a prolongar la misión salvífico-liberadora de Jesús en nuestra historia.

ORACIÓN
Señor Jesús, un día me llamaste a seguirte y yo acepté, desde entonces te convertiste en mi Señor y Salvador. Me rescataste de la fosa fatal y del fango cenagoso en el que el mundo me hundía. Ahora sé que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida; y dónde Tú estés, yo quiero estar. Amén

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