“QUE NUESTRA VIDA SEA COMO LA SAL”
PRIMERA LECTURA
SANTIAGO 5,1-6
“El jornal defraudado a los obreros está clamando contra vosotros, y su
clamor ha llegado hasta el oído del Señor”
Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os
han tocado. Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están
apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre
será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego.
¡Habéis amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final! El jornal
defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra
vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de
los ejércitos. Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os
habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo; él
no os resiste. Palabra de Señor.
REFLEXIÓN
Nuevamente en este día se hace presente la valentía profética de
Santiago, con las expresiones de la primera lectura de hoy donde no calla sino
denuncia con firmeza las actitudes prepotentes de injusticia, acaparamiento y
egoísmo de los ricos en detrimento del derecho de los pobres. Dios creó el
mundo para que todos sus hijos e hijas viviéramos dignamente en él, por eso su
voluntad o proyecto es la comunión fraterna y equitativa de los bienes, no el
enriquecimiento de unos pocos a costa de la miseria de muchos. El apóstol no
ahorra palabras fuertes y amenazas de castigo contra los ricos, egoístas,
avaros e injustos. Entregados al placer y al lujo están engordando para
el día de la matanza. Entre tanto, lo gritos de los pobres a quienes ellos han
robado y explotado, llegan hasta el cielo y serán las pruebas básicas el día
del juicio. Ese es el destino de los que se confían y colocan su corazón y su
amor en sus riquezas y hacen de ellas su Dios y su dicha: “Bajan derecho a la
tumba; se desvanece su figura, y el abismo definitivo es su casa”. Hay
que aclarar que este texto bíblico al igual que otros de la Biblia no hablan
mal o dicen que el dinero sea malo, lo que si dice el texto es del amor al
dinero, es decir colocar mi corazón en el dinero, hacer de la riqueza mi amo o
dueño; las riquezas son buenas, se convierten en bendición, cuando hago de
ellas mi esclavo, es decir las coloco a mi servicio, compartiendo con los
demás. Por eso aunque le incomode a muchos, lo más triste, sobre todo al
interior de la iglesia, el tema de la justicia social tiene que ver con el
centro del mensaje del evangelio de Jesucristo, y no como una simple o
cualquier ideología de izquierda comunista o marxista.
SALMO RESPONSORIAL:
48
R./Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de
los cielos.
Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor. R.
Y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa.
Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo. R.
No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él. R.
Aunque en vida se felicitaba:
"Ponderan lo bien que lo pasas",
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este salmo presenta una reflexión a la manera de los sabios de Israel.
Las riquezas no pueden garantizar a los seres humanos la inmortalidad y la
verdadera felicidad. El amor de Dios es lo único que puede liberar la muerte.
La certeza de que el amor de Dios no es vencido por la muerte se hace más plena
con la esperanza d la participación en la victoria de Cristo sobre la
muerte.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 9,41-50
“Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al
infierno”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que os dé a beber
un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin
recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le
valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.
Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir
con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace
caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos
pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar
tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde
el gusano no muere y el fuego no se apaga. Todos serán salados a fuego. Buena
es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Que no falte
entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros." Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
El evangelio de hoy nos invita a una actitud resuelta, incluso radical,
expresada con imágenes casi agresivas por nuestro Señor: "Si tu mano te es
ocasión de pecado, córtatela" (Mc 9,43). Si hemos visto, en efecto, que la
negligencia aplaza la conversión y posterga una y otra vez las decisiones que
habría que tomar, la solución no puede ser otra que aquello que nos dice
Jesucristo: actúa ya. Este evangelio se puede leer en paralelo con aquel otro
pasaje, de lenguaje menos duro pero con igual sentido, en que el Señor nos
enseña: "Todo sarmiento que en mí no da fruto, mi Padre lo quita; y todo
el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. (Jn 15,2). Esa
"poda", de la que habla Juan, es lo mismo que nos enseña Marcos hoy:
hay que quitarse cosas, soltarse de apegos, desembarazarse de complicaciones,
alejarse de algunas relaciones y personas. Detrás de esta poda, hecha por Dios
o iniciada por nosotros mismos, hay una doble y noble motivación: necesitas ser
libre, necesitas tener un solo Señor, necesitas estar liviano. El camino es
largo y los enviados por Cristo han de gozar de agilidad para evadir
obstáculos, reconocer los dardos enemigos y conquistar para Dios la victoria
imperecedera.
ORACIÓN
Padre de bondad, quieres que seamos justos y misericordiosos como
lo eres Tú; concédenos en tu Espíritu la gracia de evitar todo mal uso de las
riquezas o bienes, de acaparar, más bien muévenos a ser generosos y compartir
nuestro bienes con los demás especialmente los más necesitados. Amén.
“El Dios de la
vida espera que optemos siempre por el bien, que seamos generosos, justos,
solidarios y que demos sabor a la vida de nuestro prójimo”
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