“LA FUERZA DE UNA FE TOTAL”
PRIMERA LECTURA
DEUTERONOMIO 6,4-13
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón”
Moisés
habló al pueblo, diciendo: "Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es
solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma,
con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria, se
las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de
camino, acostado y levantado; las atarás a tu muñeca como un signo, serán en tu
frente una señal; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portales.
Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que juró a tus padres -a
Abrahán, Isaac y Jacob- que te había de dar, con ciudades grandes y ricas que
tú no has construido, casas rebosantes de riquezas que tú nos has llenado,
pozos ya excavados que tú no has excavado, viñas y olivares que tú no has
plantado, comerás hasta hartarte. Pero, cuidado: no olvides al Señor que te
sacó de Egipto, de la esclavitud. Al Señor, tu Dios, temerás, a él sólo
servirás, sólo en su nombre jurarás." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Amar
a Dios es el primer mandamiento. Primero en la lista, pero sobre todo primero
en importancia. De él, del amor a Dios, nace la LUZ para comprender todo lo que
el Señor quiere de nosotros, y de ese mismo amor brota la FUERZA para realizar
ese mismo querer en nuestra vida. La primera lectura nos habla del amor. Hoy
todo el mundo habla del amor, y "hacer el amor" parece cosa tan
frecuente, sencilla y casi trivial, que quienes han "hecho el amor"
carecen a menudo de todo sentido de pertenencia mutua o de obligación recíproca.
Frente a esta banalización del amor, la Escritura nos invita a descubrir el
amor ante todo en su fuente. No serán los pantanos del amor trivial ni del amor
de compraventa los que nos van a ayudar a descubrir qué significa amar.
En
la fuente del amor encontramos a un Dios generoso, santo, puro, cargado de
promesas y abundante en vida y verdad. En la fuente del amor nos descubrimos a
nosotros mismos capaces de sacrificio, entrega, alegría y de un profundo
sentido de vida. Frente a un amor que se desgasta en la vaciedad, hoy la Biblia
nos plantea el hermoso desafío del amor sin límites, ese que no teme darse
"con todo el corazón y con todas las fuerzas".
SALMO RESPONSORIAL: 17
R./ Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador:
tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este
Salmo es una alabanza a Dios (puesta en boca de David) por la protección que
obtuvo en su lucha contra diversos enemigos. La presencia de Dios se manifestó
en medio de la tormenta. El tono guerrero de este salmo podemos tomarlo como
una imagen literaria y aplicarla a realidades nuevas, en el orden
espiritual. También estamos en lucha con el pecado, con el mal, con la muerte.
Dios es el único que pude iluminar nuestras tinieblas. Cristo el descendiente
de David, es el Rey victorioso.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 17,14-20
REFLEXIÓN
En este pasaje del evangelio vemos la insistencia de Jesús de
reprochar tanto al papá del epiléptico como sobre todo a los discípulos su
falta de fe. Jesús lamenta con frecuencia la falta de fe de la gente, pero
sobre todo de los discípulos, incluido Pedro. Y al mismo tiempo alaba a la
persona que tiene fe. Tanto es así que cuando cura o realiza un milagro no se
lo atribuye a sí mismo sino a la fe de la persona que solicita el milagro.
“Vete en paz, tu fe te ha salvado” es como un estribillo que se repite. Qué
será eso de tener fe que supone una energía interior tan grande hasta trasladar
una montaña, las montañas de las crisis, las montañas de los miedos, las
montañas de los egoísmos e injusticias. Una fe al menos como un grano de
mostaza, como es el inicio del reino de Dios, pequeño pero rebosante de
energía, ¡Auméntanos la fe! debe ser la oración constante de nosotros los
cristianos y así nada será imposible.
ORACIÓN
En gratitud y alabanza en este nuevo día, clamamos a ti Buen Padre
Dios, pidiéndote que aumentes nuestra fe en medio de nuestras debilidades y nos
permitas ser animadores auténticos de nuestros hermanos que están sometidos a
la duda y a la incredulidad en medio de su propia adversidad. Ayúdanos a
contagiar de ese motor de fe a nuestra familia, a nuestros compañeros de
trabajo, estudio y comunidad. Amén.
“Si tuviéramos fe, nada nos sería imposible.”
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