miércoles, 1 de abril de 2020

Miércoles 15 de Abril de 2020


“EL RESUCITADO SIGUE ACTUANDO”

PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 3,1-10

Te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, echa a andar

En aquellos días, subían al templo Pedro y Juan, a la oración de media tarde, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada "Hermosa", para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo: "Míranos." Clavó los ojos en ellos, esperando que le dieran algo. Pedro le dijo: "No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar." Agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. La gente lo vio andar alabando a Dios; al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa, quedaron estupefactos ante lo sucedido. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Pedro y Juan son discípulos de Jesús. Ellos no se esconden detrás de un muro de recogimiento intimista, sino que ponen sus talentos al servicio de los más necesitados. Pedro y Juan no han desaparecido. En muchos lugares se constata la caridad cristiana en forma de dispensarios médicos y hospitales, apoyos a vivienda, refugios a migrantes, ayuda a vendedores informales, personas víctimas de la violencia y desamparados, distribución de ropa y comida, orfelinatos y asilos, escuelas y becas, apoyos psicológicos, consejerías, y un largo etcétera. Este enorme esfuerzo institucional, sin embargo, no debe exentarnos del contacto personal con el prójimo que sufre. Sin esta cercanía la fe terminará estéril. Abramos los ojos. En el barrio, en la plaza, en el vecindario, en este tiempo tan difícil de necesidad, hay gente paralizada y necesitada, que requieren una voz poderosa y una mano caritativa para salir de su postración. El discípulo de Jesús vive con y para los demás, sobre todo, entre los pobres y los menos favorecidos. ¿Con quiénes caminamos? ¿A quién podemos ayudar a levantarse y caminar?  

SALMO RESPONSORIAL: 104
R. / Que se alegren los que buscan al Señor.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R.

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este salmo es un himno litúrgico de alabanza a Dios por las maravillas hechas en favor de su pueblo, recordando la historia desde los patriarcas hasta la entrada a la tierra prometida. 

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 24,13-35

“Lo reconocieron al partir el pan”

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: "¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?" Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: "¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?" Él les preguntó: "¿Qué?" Ellos le contestaron: "Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron."
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?" Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída." Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?" Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: "Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón." Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Compartir el pan es el signo que hace reconocible a Jesús resucitado. Después de caminar juntos, el Misterioso peregrino acepta entrar a la casa de la pareja de Emaús y realiza el signo que lo identifica: comparte el pan. El papa Francisco quiere una Iglesia pobre para los pobres, porque desde los pobres se llega a que todos tengan el pan que necesitan. Una Iglesia comprometida en la tarea de que no haya mesas vacías, ni corazones destrozados por el aislamiento y la exclusión. Donde descubramos que lo poco con Dios es mucho y lo mucho sin Dios es nada. Trabajemos por la justicia de Dios que quiere igualdad en el repartir y compartir los bienes, para erradicar esa beneficencia crónica que esclaviza a quienes dan sin amor y a quienes reciben sin dignidad. Sólo de este modo la eucaristía será memoria de Jesús de Nazaret, alimento para un mundo nuevo, con justicia y solidaridad. Reducir la eucaristía a un rito religioso de media hora de celebración, desligada del proyecto de Jesús, es traicionar la entrega de Jesús.

ORACIÓN
Tenemos la  fe, la esperanza y el amor para reconocerte, vivir gozosos(as) y no parar de  compartir de ti al prójimo, para que también abran sus ojos, transformen su realidad, generen perspectivas, creen un ámbito de vida más digno y el corazón se llene de amor por Ti y tu Mensaje. Ayúdanos a mantener ese ardor y a no desfallecer. Amén                                                                                                                                                                                                                                                                                  
“No sólo con el anuncio de la resurrección sino con la dignificación de la vida humana es que se cumple la misión”


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: