Vigilia
Pascual en la Noche Santa
Sábado Santo
La
vigilia pascual se inicia con la experiencia del fuego nuevo, y la luz que con
este fuego va iluminando poco a poco el recinto sagrado. Nuestra historia ha
sido una historia de tinieblas y de muerte, una historia que parece no poder
ver un camino de salida. Pero de la tumba vacía surge la luz, de la muerte
surge el fuego-luz que anuncia que podemos creer en la vida, que podemos
encontrar el camino en medio de la oscuridad, que la muerte no es la última
palabra para el hombre. Por el fuego nuevo, por la luz del Cirio Pascual, por
la luna llena que ilumina el firmamento en esta noche pascual, empezamos a
experimentar en nuestra vida las consecuencias de la Resurrección de Jesús.
La Vigilia Pascual recuerda en sus lecturas el camino que Dios ha hecho con
su pueblo. Dos palabras pueden resumir bien esa historia de amor y salvación
que hace posible nuestro cántico hoy: providencia y compasión. Y por eso en
esta vigilia santa recordamos todo cuanto el señor ha hecho y lo agradecemos a
nombre de todos los hombres, como canta el pregón de la Pascua.
Las
lecturas nos van conduciendo desde la experiencia de la creación hasta la tumba
vacía, porque Resurrección es agradecer los hermosos dones gratuitos de Dios
que rodean nuestra existencia. Es vivir como el pueblo de Israel, la
experiencia de la salida de la esclavitud a la libertad, una experiencia que
pasa por el contacto con el agua del Mar Rojo y para nosotros por la de las
aguas bautismales; un camino guiado por la columna de fuego y por la nube que
conduce a Israel de la experiencia de muerte a la de la vida.
LA BENDICIÓN DEL
FUEGO NUEVO
En
medio de las tinieblas del pecado y de la muerte, la bendición del fuego nuevo
tiene como finalidad proporcionar la llama para encender el cirio pascual, que
representa a Cristo Resucitado. A medida que el cirio avanza se va iluminando
el templo, y de la llama del cirio se van encendiendo las velas de los
presentes en el templo; se disipan las tinieblas cuando se propaga la salvación
a partir del Resucitado. El Cirio Pascual permanecerá todo el año en el templo,
como símbolo memorial de la celebración pascual.
“EL ESPLENDOR DE LA PALABRA DE DIOS DA VIDA”
PRIMERA
LECTURA
GÉNESIS
1,1-2,2
“Vio
Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno”
O más breve GÉNESIS 1, 1. 26-31A
“Al principio creó
Dios el cielo y la tierra”
Y dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra
imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los
animales domésticos, los reptiles de la tierra." Y creó Dios al hombre a
su imagen; a imagen de Dios lo creo; hombre y mujer los creó. Y los bendijo
Dios y les dijo: "Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla;
dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven
sobre la tierra." Y dijo Dios: "Mirad, os entrego todas las hierbas
que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales
que engendran semilla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la
tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo
ser que respira, la hierba verde les servirá de alimento." Y así fue. Y
vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Toda la creación
es la obra del amor de Dios Padre que quiso preparar para el hombre un lugar
hermoso y adaptado a su dignidad de imagen de Dios. Al ser humano le
corresponde el compromiso de continuar y conservar esta creación.
Nos recuerda que
toda realidad humana, todo el mundo como habitación humana es una buena obra de
Dios. El cristianismo no condena aquello
que es humano, ni mira con suspicacia la realidad del mundo. Porque es obra de
Dios y Él vio que “todo era muy bueno”, especialmente el hombre hecho a imagen
suya. La pascua no es condenación de la
realidad humana, no es un esperar otro mundo despreciando este, sino un
redescubrir la voluntad de Dios –a menudo estropeada por el hombre. El paso a
la mayor vida que ofrece la Resurrección de Jesús no es negación de lo que
llamamos lo “natural” sino valoración para ir más allá.
SALMO
RESPONSORIAL: 103.
R. / Envía tu Espíritu,
Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Bendice, alma
mía, al Señor; ¡
Dios mío, qué
grande eres!
Te vistes de
belleza y majestad,
la luz te
envuelve como un manto. R.
Asentaste la
tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará
jamás;
la cubriste con
el manto del océano,
y las aguas se
posaron sobre las montañas. R.
De los
manantiales sacas los ríos,
para que fluyan
entre los montes;
junto a ellos
habitan las aves del cielo,
y entre las
frondas se oye su canto. R.
Desde tu morada
riegas los montes,
y la tierra se
sacia de tu acción fecunda;
haces brotar hierba para los ganados,
y forraje para
los que sirven al hombre. R.
Cuántas son tus
obras, Señor,
y todas las
hiciste con sabiduría;
la tierra está
llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma
mía, al Señor! R.
OREMOS
CON EL SALMO
Este Salmo es un
canto de alabanza a Dios por las maravillas de su acción en la creación, desde
el comienzo y en cada momento. Reconocer la belleza de la creación es reconocer
la sabiduría del Creador. La grandeza de la acción creadora de Dios se
perfecciona en la nueva creación realizada en Cristo y llegará a su término en
los nuevos cielos y la nueva tierra que esperamos.
SEGUNDA LECTURA
ÉXODO 14, 15-15,
1
“Los israelitas
en medio del mar a pie enjuto”
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés:
"¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en
marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para
que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer
el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a
costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros.
Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a
costa del Faraón, de sus carros y de sus guerreros." Se puso en marcha el
ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a
retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se
colocó detrás, poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento
de los israelitas. La nube era tenebrosa, y transcurrió toda la noche sin que
los ejércitos pudieran trabar contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y
el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó
el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a
pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los
egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar,
todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.
Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al
campamento egipcio, desde la columna de fuego y nube, y sembró el pánico en el
campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar
pesadamente. Y dijo Egipto: "Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en
su favor contra Egipto." Dijo el Señor a Moisés: "Extiende tu mano
sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus
jinetes." Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el
mar a su curso de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el
Señor derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas y
cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había
seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.Pero los hijos de Israel caminaban por
lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e
izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio
a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del
Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el
Señor y en Moisés, su siervo. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Los israelitas
eran esclavos en Egipto, eran un pueblo sometido a otro pueblo. Pero Dios vio
la miseria y las penalidades del pueblo, escuchó sus clamores y le abre un
camino de salvación al pueblo esclavo y salva a Israel del poder del faraón.
Nos presenta la salida de Egipto con el paso del Mar Rojo, este texto se
describe con un género literario propio,
que caracteriza las narraciones de los orígenes todos los pueblos. Sin el Éxodo posiblemente
Israel, como pueblo, habría desaparecido de la historia.
TERCERA LECTURA
ISAÍAS 54, 5-14
“Con
misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor”
El que te hizo te tomará por esposa; su nombre
es Señor de los ejércitos. Tu redentor es el Santo de Israel, se llama Dios de
toda la tierra. Como a mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor;
como a esposa de juventud, repudiada -dice tu Dios-. Por un instante te
abandoné, pero con gran cariño te reuniré. En un arrebato de ira te escondí un
instante mi rostro, pero con misericordia eterna te quiero -dice el Señor, tu
redentor-. Me sucede como en tiempo de Noé: juré que las aguas del diluvio no
volverían a cubrir la tierra;
así juro no airarme contra ti ni amenazarte. Aunque
se retiren los montes y vacilen las colinas, no se retirará de ti mi
misericordia, ni mi alianza de paz vacilará -dice el Señor, que te quiere-. ¡Oh
afligida, zarandeada, desconsolada!
Mira, yo mismo coloco tus piedras sobre
azabaches, tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de rubí, y puertas de
esmeralda, y muralla de piedras preciosas. Tus hijos serán discípulos del
Señor, tendrán gran paz tus hijos. Tendrás firme asiento en la justicia.
Estarás lejos de la opresión, y no tendrás que temer; y lejos del terror, que
no se te acercará. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Este texto canta
la fecundidad de la nueva Jerusalén. Nos muestra al pueblo de Israel que, en el
exilio, se encuentra en una situación como la de una esposa abandonada, el
abandono en que Dios tiene a su pueblo no es más que aparente y “por un
instante”, porque Él mismo va a recobrar a su pueblo “con gran cariño”, ya que
le ama con “misericordia eterna· de la que jamás se echará atrás.
CARTA A LOS
ROMANOS
ROMANOS 6, 3-11
“Cristo,
una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más”
Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo
fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la
muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la
gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Porque, si
nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará
también en una resurrección como la suya. Comprendamos que nuestra vieja
condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra
personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque
el que muere ha quedado absuelto del pecado. Por tanto, si hemos muerto con
Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez
resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio
sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su
vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y
vivos para Dios en Cristo Jesús. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El apóstol Pablo
nos enseña que por el bautismo también el cristiano pasa de la muerte a la
vida. Ese misterio pascual de Jesús, misterio de muerte y resurrección es
nuestro propio misterio, porque el cristiano, mediante el bautismo, está muerto
al pecado y vivo para Dios. En Cristo Jesús el cristiano vive el misterio de
Cristo muerto y resucitado cada día en los momentos de tristeza y gozo, de
enfermedad y salud, cuando pecamos y sentimos que Dios Padre nos acoge con
misericordia. Lo vivimos especialmente en los sacramentos. Cada sacramento que
recibimos es una reactualización del misterio Pascual, y esto lo vemos muy
clara en el texto de Romanos que acabamos de escuchar.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MATEO
28,1,10
“Ha
resucitado y va por delante de vosotros a Galilea”
En la madrugada del sábado, al alborear el
primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el
sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor,
bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto
era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de
miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres: "Vosotras no
temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí: Ha resucitado,
como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus
discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de
vosotros a Galilea. Allí lo veréis". Mirad, os lo he anunciado. Ellas se
marcharon a toda prisa del sepulcro: impresionadas y llenas de alegría
corrieron a anunciarlo a sus discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro
y les dijo: "Alegraos". Ellas se acercaron, se postraron ante él y le
abrazaron los pies. Jesús les dijo: "No tengáis miedo: id a comunicar a
mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La escena del evangelio nos pone
ante una realidad teológica completamente nueva. Algo nuevo ha comenzado. Ha pasado el día de
reposo de los judíos, el día en que Jesús ha reposado, muerto, en el sepulcro. El primer día de la semana empieza a
despuntar. Las dos mujeres que se habían quedado sentadas ante el sepulcro
ahora vuelven a ir, para ver el lugar donde reposa aquel a quien habían seguido. De repente, todo cambia, Dios
interviene. El terremoto, el ángel del Señor resplandeciente
extraordinariamente, la piedra gira, los guardias quedan como muertos. Dios
interviene, nadie ve su acción, pero el ángel del Señor, aquel que habla en
nombre de Dios, explica a las mujeres lo que ha pasado. No es en el sepulcro
donde encontrarán a Jesús, el crucificado. La muerte en cruz no ha sido la
última palabra sobre Jesús, su vida, su mensaje. ¡Ha resucitado! Ha empezado
algo nuevo. Jesús continúa siendo el camino a seguir: “Va por delante de
vosotros a Galilea”
También este texto es una invitación a dejar
atrás el miedo. ¿Qué miedos? Hay una primera respuesta: "No temas al
enemigo ya vencido. No temas a los que Cristo ya derrotó." Esos que ya han
sido vencidos son el mal, la mentira del mundo, la fuerza del pecado, el
imperio de la muerte: ya no los temas más. Las mujeres también sintieron temor
al encuentro con la gloria divina reflejada en el personaje celestial. Ese
temor es como un reconocimiento de la distancia que nos separa del
infinitamente puro, el infinitamente bueno, el infinitamente veraz y santo. La
invitación del ángel sería entonces la declaración de que esa distancia ha
quedado vencida por la Pascua.
ORACIÓN
Muchos
seguidores tuyos de aquella época, creyeron
que tu vida que iluminaba a cada paso a quienes más lo necesitaba, se había
apagado y tus enemigos cantaban victorias porque creyeron vencerte, muchos
otros mantenían el amor y la esperanza que les había irradiado tu compartir en
el amor y la amistad. Que en esos momentos de oscuridad y sin salida, nosotros
también sigamos creyendo en ti, no perdamos la esperanza y encontremos la certeza de tu plan de bendición para
nuestra vida, para así vivir plenamente tu Resurrección. Amén.
“La
dignidad humana dañada por habernos separado de Dios, ha sido reconstruida con
la fuerza del amor”
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