“PASCUA: ESPERANZA
DE VIDA PARA TODOS LOS CRUCIFICADOS DE HOY”
En medio de los momentos
difíciles que atraviesa no solamente nuestro país sino el mundo entero, que
gran noticia la que nos recuerda la Palabra del Señor para estos nuevos días
del tiempo de Pascua: “Que la vida venció la muerte”.
La fiesta de la Pascua es el
momento central en la celebración cristiana y el motor o eje de la vida de todo
creyente, desde la cual brota toda una fuerza vivificante en medio de las
realidades y adversidades del mundo. Podríamos decir en un primer instante que
la Pascua Judía es la antesala o puerta que nos lleva a la Pascua Cristiana;
vale la pena resaltar que la primera es celebración del acontecimiento de Dios
pasando por en medio de su pueblo Israel para liberarlo de la esclavitud de
Egipto, mientras que en la segunda es Jesucristo, el Hijo del Dios vivo que se
ofrece como el Cordero Pascual que se ofrecía en la fiesta judía, quien pasa
por la existencia de la humanidad no solo liberándola del pecado, sino
abriéndole las puertas a la vida eterna. La Pascua, como “Paso”, es la fuerza
que mueve la vida del discípulo y le da verdadero sentido a su existencia, para
vivir como verdadero hijo de Dios y experimentar la vida del Resucitado, siendo
capaz de entregarse completamente a los demás en servicio ya que ha sido
salvado primero por el gran amor de Dios a la humanidad. No es la Pascua un
acontecimiento pasado, sino siempre actual, que debe mover al cristiano(a) a
salir de su oscuridad, de las tinieblas que le embargan, de la enfermedad que
le oprime, de los miedos que le paralizan, de los problemas que lo
intranquilizan, de las esperanzas rotas que lo desaniman, de tantas tristezas y
vacíos acumulados que desfiguran su rostro, a la novedad de la vida que se
impone por encima de la muerte.
La Pascua es la celebración de
Dios que es Padre-Madre, quien en su indescriptible amor por su creación no se
cansa de salir al encuentro de la humanidad para bendecir los caminos de dolor
y de sufrimiento que se han ido labrando como consecuencia del pecado y a
entregarse, por cada uno de nosotros. Por eso la Pascua debe ser un tiempo de
gracia para la comunidad, un tiempo festivo, un tiempo para celebrar la vida
por encima de las tentativas de la cultura de la muerte que quiere imponerse;
la Pascua nos da firmeza para mantenernos de pie en medio de tantas
adversidades, y como un faro que ilumina el horizonte del ser humano para
llenarlo de una esperanza, donde el mundo será un lugar mucho mejor para todos,
pues será presencia de Dios y su Reino de vida. Por lo tanto, en un primer
momento Pascua es toda una experiencia personal de encuentro con el resucitado.
Pero a continuación debe ser un compromiso de solidaridad con el otro(a), con
el que comparte conmigo este universo, con aquel que se configura en mi
hermano, mi hermana, mi madre y mi padre. Pascua es la buena noticia de
Jesucristo a sus discípulos de ayer, de hoy y de siempre. Hemos de ser, por
tanto, como cristianos verdaderos y más en estos días de dificultad, signos
unos de otros de la Pascua del resucitado. Que iluminados, quizás por la
oración del santo de Asís, podamos día a día compartir la oración o consigna:
de llevar la alegría a los tristes, el amor a los que odian, el perdón a los
que ofenden y han sido ofendidos, la esperanza a los que han sido separados de
ella, la seguridad y certeza a todos los que están viviendo momentos de
profundo miedo y la vida a aquellos que constantemente son amenazados de perderla
y se encuentran excluidos, marginados, solos y desanimados. En definitiva, la
celebración pascual en nuestras vidas es la ratificación de que ya no somos
esclavos, sino libres, ya no somos extraños sino hijos, ya no somos condenados,
ya no somos excluidos sino incorporados al amor del Padre, que se da por cada
uno de nosotros. Este es nuestro futuro que se hace realidad en nuestro
presente gracias a la resurrección de Jesucristo. No olvidemos la primera
palabra del Resucitado a María Magdalena: “No tengan miedo”. Que en estos días
todas estas palabras del resucitado se conviertan en fuerza motivadora para
nuestras vidas, invitándonos a vivir esa pascua en: …
-
la
vida personal
-
la
familia
-
la
iglesia
-
la
sociedad
-
la
ecología
-
el
trabajo
Bendiciones para este nuevo mes y
sigamos dejando que la buena noticia de la vida la podamos:
“ESCUCHAR-CREER Y
CELEBRAR”.
PROMESA
BÍBLICA DEL MES
“¿Por
qué buscan entre los muertos al que está vivo’ No está aquí, sino que ha
resucitado”
Lucas 24,5-6
Bendecido día, en estos momentos de dificultades que vive el mundo nos acogemos a la promesa del Todopoderoso "Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo Mateo 28,20
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