domingo, 1 de marzo de 2020

Jueves 12 de Marzo de 2020



“LA RIQUEZA NO DEJA VER EL SUFRIMIENTO DEL PRÓJIMO”

PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 17,5-10

“Maldito quien confía en el hombre; bendito quien confía en el Señor”

Así dice el Señor: "Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor. Será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien; habitará la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita. Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto. Nada más falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo entenderá? Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Al Profeta Jeremías le tocó vivir uno de los tiempos más duros del pueblo de Dios, donde ya sólo quedaba el reino del sur. Le tocó anunciar y luego le tocó padecer el destierro. Vino un pueblo cruel, el pueblo de los caldeos, y se llevó al destierro a los habitantes del reino del sur. Las palabras de Jeremías por eso son tan duras porque lo que le había tocado vivir fue muy duro.
"Maldito quien confía en el hombre apartando del Señor su confianza" dice Jeremías 17,5. Él se dio cuenta de cómo aquellas personas que se apartan de Dios y creen que porque tienen amigos o porque pertenecen a determinado grupo, o a un partido, a este reino o a este otro reino, que ya con eso tienen, esas personas traen finalmente la peores calamidades para ellas mismas y para su pueblo.

Pero Jeremías no se queda solo en la palabra de maldición, tiene una palabra de bendición: “Bendito quien confía en el Señor” Jeremías 17,7.Bendito, quien confía en el Señor; así como el metal se acrisola en el fuego, así también el corazón humano se vuelve oro puro cuando ha pasado por el sufrimiento y conserva su confianza en Dios. Entonces, ese metal es oro puro, entonces esa persona es verdaderamente fiel, es verdaderamente amiga de Dios. Y eso fue lo que vivió Jeremías.
Toda persona cuando descarga su corazón en Dios, descubre que hay vida, que hay gracia, que hay perdón, siente la amistad, la sonrisa, el abrazo, el cuidado, el amor de Dios y se convierte en una fuente de amor, en una raíz de paz, en el comienzo de un mundo nuevo según la voluntad del Señor.


SALMO RESPONSORIAL: 1
R. /Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. R.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este salmo, proclama la dicha de seguir fielmente la voluntad de Dios, manifestada para el israelita en la ley. Se contrapone a la suerte que tendrán los que siguen el camino opuesto. Jesús también proclama dichosos a los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen. Seguir “el buen camino” es seguir a Jesús, camino, verdad y vida. 
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 16,19-31

“Recibiste tus bienes, y Lázaro males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces”

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.
Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas." Pero Abrahán le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros." El rico insistió: "Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento." Abrahán le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen." El rico contestó: "No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán." Abrahán le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto." Palabra del Señor
REFLEXIÓN
El abismo entre ricos y pobres es cada vez más grande. Mientras un puñado de hombres, los más ricos y poderosos de la tierra, viven en la opulencia, millones de seres humanos se debaten entre el hambre y la miseria. Esta parábola de Jesús -el rico Epulón y Lázaro- es quizá la más dura, profética y subversiva. Refleja la realidad de los tiempos de Jesús en que muchos terratenientes y aristócratas (herodianos y saduceos) de Jerusalén y de Palestina vivían y se enriquecían a costa de los campesinos, pescadores, pastores y labriegos, que cada vez eran más pobres a causa de las cargas de impuestos que, tanto el templo como el imperio romano, les imponían. En el proyecto de Jesús, el Reino, esta realidad es insostenible. Los responsables de la injusticia en el mundo se alejan cada vez más de Dios. Es el poder, la riqueza y la corrupción, lo que aleja de Dios. Quienes son víctimas de la injusticia están privilegiadamente en el corazón de Dios. La equidad, la justicia social, la solidaridad y la comunión de bienes son valores fundamentales que sostienen el proyecto de Jesús. El rico, que se obstina en su poder y en sus riquezas, no puede “entrar en el Reino”, ya que ha hecho del dinero y del prestigio su propio reino, mantenido por la codicia, la ambición y el egoísmo. Los generadores de inequidad e injusticia, están lejos de Dios, pero con una puerta siempre abierta para volver a Él. – Nuestros pueblos tendrán que seguir trabajando para que el proyecto de igualdad del Reino de Dios se haga realidad.

ORACIÓN
Buen Jesús, ayúdanos y guíanos para elegir un tipo de vida que sea digna y noble, desprendido y solidario y no tercamente egoísta, codicioso, opresor y manipulador. Llénanos de tu gracia, de la alegría y fuerza de tu Espíritu para bendecir a otros con nuestro servicio. Que en tu amor sea hoy y siempre lo más importante para nuestra vida la persona humana, el construir tu Reino y no las riquezas y la prioridades del mundo. Amén

“La riqueza crea comodidad, placer e indiferencia; pongamos nuestra esperanza solo en Dios y redescubramos al hermano en necesidad”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: