domingo, 1 de marzo de 2020

Martes 24 de Marzo de 2020


“AGUA VIVA”

PRIMERA LECTURA
EZEQUIEL 47,1-9.12

“Vi que manaba agua del lado derecho del templo, y habrá vida dondequiera que llegue la corriente”

En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo. Del zaguán del templo manaba agua hacia levante -el templo miraba a levante-. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar. Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho. El hombre que llevaba el cordel en la mano salió hacia levante. Midió mil codos y me hizo atravesar las aguas: ¡agua hasta los tobillos! Midió otros mil y me hizo cruzar las aguas: ¡agua hasta las rodillas! Midió otros mil y me hizo pasar: ¡agua hasta la cintura! Midió otros mil. Era un torrente que no pude cruzar, pues habían crecido las aguas y no se hacía pie; era un torrente que no se podía vadear. Me dijo entonces: "¿Has visto, hijo de Adán?" A la vuelta me condujo por la orilla del torrente. Al regresar, vi a la orilla del río una gran arboleda en sus dos márgenes.  Me dijo: "Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales." Palabra de Dios

REFLEXIÓN
Este texto nos presenta un imposible realizado: sanear al Mar Muerto. Es llamado  "muerto" porque siglos de acumulación de sales minerales del Jordán han hecho de esta masa de agua una imagen de la muerte. El Mar Muerto, como sabemos, se encuentra cientos de metros por debajo del nivel del Mar Mediterráneo, de modo que las aguas que allí llegan no tienen adonde correr y simplemente salen por evaporación, dejando una acumulación creciente de sales que impiden la vida y que le dan el nombre que tiene: Mar Muerto.
La radical soberanía de la muerte en ese inmenso charco salino es una imagen viva de lo irreversible. Todo el mundo sabe que el agua se puede salar, pero ¿cómo quitarle esa sal para hacerla potable y útil a la agricultura? No hay procedimiento sencillo que lo logre, sobre todo: no lo había cuando Ezequiel nos cuenta que hay un agua tan poderosa, tan sana, tan santa, que tiene fuerza para limpiar y sanear el agua muerta de ese Mar. Agua limpia que limpia al agua sucia: algo que va contra nuestra experiencia. Lo que conocemos es que el agua sucia ensucia al agua limpia. Pero Dios puede transmutar la flecha del tiempo, por así decirlo, y vencer en las tierras de lo improbable y lo imposible. Y si puede hacerlo con esa agua muerta, ¿no lo podrá con nuestras vidas, que han acumulado la sal mortífera del pecado y que se han vuelto pozos de muerte?
SALMO RESPONSORIAL: 45
R. / El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. R.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora. R.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este canto triunfal contiene una admirable profesión de confianza en el Señor, que está presente en medio de su Pueblo, como una fortaleza invencible. El lugar privilegiado de esa presencia divina es la “Ciudad de Dios “Jerusalén, con su Templo de Sión-que el mismo Señor eligió como Morada.  Desde allí él manifiesta su poder, para asegurar la prosperidad y la paz de su Pueblo y para librarlo de todos los peligros.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 5,1-3.5-16
“Al momento aquel hombre quedó sano”
En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: "¿Quieres quedar sano?" El enfermo le contestó: "Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado." Jesús le dice: "Levántate, toma tu camilla y echa a andar." Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: "Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla." El les contestó: "El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar." Ellos le preguntaron: "¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?" Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: "Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor." Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado. Palabra del Señor
REFLEXIÓN
La Palabra de Jesús se manifiesta nuevamente portentosa en el relato del Evangelio: “levántate, toma tu camilla y camina”. Esta palabra, que Jesús lanza sobre el hombre que se encontraba paralizado junto a la piscina, en la puerta de las Ovejas, es una Palabra de vida, de sanidad, de restitución. El enfermo, en el relato, simboliza a la humanidad entera que se encuentra enferma y que no puede sostenerse por sus propios medios. Hay algo contundente que se debe resaltar: la insolidaridad de los que están al lado de enfermo. Dice el relato que “llevaba treinta y ocho años enfermo”. Jesús, con un gesto de misericordia y compasión, llega a la vida del paralítico y le devuelve a la vida. La Cuaresma puede ser el tiempo en el que volvamos a aprender a ser misericordiosos y compasivos, para llenar el mundo de solidaridad y justicia, a fin de que la vida renazca de las cenizas. La invitación es a colocarnos al servicio de la vida, de parte de los proyectos de humanidad. 

ORACIÓN
Gracias Señor, por este nuevo día y bendición a través de tu Palabra.  Tú eres el agua viva que viene del cielo, que sana hoy nuestras heridas, calma nuestro ser y restaura nuestra vida. Tú que conoces nuestra existencia que de ella nada oculto hay para ti, renuévanos y transfórmanos hoy, Señor y  Salvador. Amén.

“El agua verdaderamente viva proviene de la fe en Jesucristo”

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