lunes, 1 de julio de 2019

Martes 30 de Julio de 2019


“PACIENCIA Y PERDÓN”
PRIMERA LECTURA
ÉXODO 33,7-11;34,5B-9.28

“El Señor hablaba con Moisés cara a cara”

En aquellos días, Moisés levantó la tienda de Dios y la plantó fuera, a distancia del campamento, y la llamó "tienda del encuentro". El que tenía que visitar al Señor salía fuera del campamento y se dirigía a la tienda del encuentro. Cuando Moisés salía en dirección a la tienda, todo el pueblo se levantaba y esperaba a la entrada de sus tiendas, mirando a Moisés hasta que éste entraba en la tienda; en cuanto él entraba, la columna de nube bajaba y se quedaba a la entrada de la tienda, mientras él hablaba con el Señor, y el Señor hablaba con Moisés. Cuando el pueblo veía la columna de nube a la puerta de la tienda, se levantaba y se prosternaba, cada uno a la entrada de su tienda. El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo. Después él volvía al campamento, mientras Josué, hijo de Nun, su joven ayudante, no se apartaba de la tienda.
Y Moisés pronunció el nombre del Señor. El Señor pasó ante él, proclamando: "Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad. Misericordioso hasta la milésima generación, que perdona culpa, delito y pecado, pero no deja impune y castiga la culpa de los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta generación." Moisés al momento, se inclinó y se echó por tierra. Y le dijo: "Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo de cerviz dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya." Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches: no comió pan ni bebió agua; y escribió en las tablas las cláusulas del pacto, los diez mandamientos. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La primera lectura de hoy introduce un tema bellísimo, y hasta cierto punto inesperado, del libro del Éxodo: Moisés, el contemplativo. Quizá nos hemos acostumbrado a pensar en Moisés ante todo como un hombre de acción, por su fe resuelta que puso en marcha la inmensa odisea que da nombre al segundo libro de la Biblia. Pero ese vigor formidable no nace por pura generosidad, ni mucho menos del deseo de marcar con su huella las dunas del desierto del Sinaí. Su fuerza reside en el volumen de amor que le desborda el alma. Y su amor tiene su fuente propia en la oración. Dios y Moisés hablaban "como un hombre con su amigo". La unión de amistad es una preciosa imagen de lo que es la genuina oración. ¿Nos hemos dado cuenta de cuánto tiempo "perdemos" con nuestros verdaderos amigos? Y no es que lo "perdamos", es que el tiempo deja de existir, simplemente no importa, cuando el corazón se expande gozoso y libre ante otro corazón que sabe recibirlo.
SALMO RESPONSORIAL: 102
R./ El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R.

No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles. R.

Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este salmo, es un canto de alabanza a Dios por la bondad que ha tenido con el pueblo y con el salmista en particular. En medio de la fragilidad del ser humano se revela la grandeza del amor de Dios. Al asumir el Hijo de Dios nuestra propia fragilidad, nos permite participar con él de la misma herencia y nos revela la inmensidad del amor de Dios. 

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 13,36-43

“Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo”
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: "Acláranos la parábola de la cizaña en el campo." Él les contestó: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La cosecha, en los profetas, se refiere muchas veces al juicio de Dios. Ya no se trata de ver por qué el trigo y la cizaña se dejan crecer juntos, sino el discernimiento que se llevará a cabo el día del juicio. El evangelista nos invita a poner en práctica las enseñanzas del Maestro pues ellas determinarán nuestra suerte. No es determinante en el momento del juicio nuestra pertenencia a la Iglesia, incluso ni siquiera conocer a Jesús, sino la práctica auténtica del amor al prójimo. Por lo anterior debemos dejar el juicio a Dios y su ejecución a los ángeles. Nuestra tarea consiste en seguir trabajando por el Reino, haciendo todo lo posible para cuidar la buena semilla y convertir, por qué no, “las malas hierbas” que habitan en nosotros y entre nosotros en excelente trigo ya que para Dios no hay imposibles cuando dejamos actuar su gracia. Esforcémonos por tener “oídos para oír” ¿Me esfuerzo con fe, esperanza y alegría para que mis palabras y acciones me hagan “brillar como el sol”? 

ORACIÓN
Señor Jesús, ayúdanos a escuchar y a creer en tu Palabra. Que esa Palabra se convierta en un signo de paciencia y perdón en nuestra vida. Que podamos antes que mirar la cizaña que hay en la vida de los demás y en los diferentes círculos que nos rodean, identificar y reconocer que dentro de nosotros también hay cizaña, que podemos y si queremos corregirla y cambiarla más bien por buenas obras. Amén.  

“Necesitamos permanentemente de la oración y la conversión”


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