lunes, 1 de julio de 2019

JULIO 2019


“VIVIENDO Y CELEBRANDO EL PAN DE LA VIDA”

Hace unas semanas celebrábamos con mucha pompa la fiesta de la Eucaristía, es decir del Corpus Cristi, hoy quiero que reflexionemos un poco en torno a su significado. Hace, talvez unos dos años atrás, Alfredo Molano columnista de un periódico muy destacado de la capital escribía en una de sus columnas, que creo debió inquietar muchas conciencias de los que nos consideramos cristianos y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad que peregrinamos por esta patria amada colombiana. El artículo se titulaba “Sopa de Periódico”, decía, ente otras cosas, lo siguiente: Se podrá decir que es demagogia, se podrá decir que es fantasía, pero como lo vi con mis ojos, debo contarlo: Hay gente que, en Bogotá, no importa el número, se alimentan con un extraño y extravagante menjurje llamado sopa de papel o sopa de periódico. La receta es sencilla: Se pone agua a hervir en un caldero y se le agrega un periódico picado; cuando se deslíe el papel y cuando se forme una especie de colada gris negruzca, se añade un cubito concentrado de caldo de res o de gallina. Se rebulle constantemente hasta que la sopa adquiera consistencia. Se le agrega sal y un picadillo de cilantro. Y se toma.
Yo sabía que muchas familias del estrato cero, el más numeroso y desconocido y del uno, comen solo una vez al día, y lo hacen con alimentos para perros y gatos. Pero esta nueva e inédita modalidad de miseria y resistencia, y digamos de paciencia política, rebasa la imaginación más extremista. El hambre física es una realidad palpable que se vive en Bogotá. Frente a ella ¿Qué importancia tienen las cifras que elaboran los gobiernos para afianzar el régimen y velar la dolorosa condición de los pobres? Más aún, ¿Qué trascendencia tiene el día sin carro o el respeto a los pasos por la cebra, o las rutas cada vez más de moda para las bicicletas?, meritorias campañas, sin duda, pero irrelevantes frente a la condición del par de millones de menesterosos que aguantan hambre y que habitan en la capital.
Una realidad como la que se describe aquí, nos debe plantear preguntas muy serias a todos los que creemos y celebramos a Jesús Eucaristía. Ya lo decían nuestros obispos latinoamericanos en el año 1968 en Puebla México “Es un ultraje al Evangelio hablar de Eucaristía mientras tantos niños y ancianos mueren por desnutrición”.
El Evangelio nos dice que cuando ya comenzaba a hacerse tarde, se acercaron a Jesús sus discípulos y le dijeron: “Despide a la gente, para que se vayan a descansar y a buscar comida por las aldeas y los campos cercanos, porque en este lugar no hay nada”. Como quien dice, cuando los discípulos (Iglesia) vieron que llegaba la hora de comer y que esa multitud hambrienta podía arruinar su paseo, le pidieron al Señor que los despachara, lo que tenemos nosotros no alcanza para tanta gente. Pero Jesús, desconcertando a sus seguidores, como lo hizo más de una vez, les dice:“Denles ustedes de comer”. Ellos contestaron: “No teneos más que cinco panes y dos pescados”. Jesús quería que sus discípulos aprendieran a compartir lo poco que tenían con aquella multitud. En días pasados hemos hablado de algunos de loms efectos de Pentecostés, especialmente el tema de hoy la Eucaristía; recordamos que hay unos elementos que hacen que la Eucaristía se convierta en verdadera vida como: la oración, la Palabra y el compartir solidario y fraterno (Hechos 2, 42-47).
Cuando desde la fuerza del amor nos disponemos a ser solidarios y compartir con los demás siempre vamos a hacer posible el milagro de la multiplicación, es decir de la vida eucarística. Destacamos que hay movimientos, acciones y hechos concretos de la iglesia, como el banco de alimentos de la Arquidiócesis de Bogotá que nos aproximan a mirar a Jesús resucitado como verdadero pan de vida en los más sufrientes y necesitados. Para todos nosotros los discípulos y discípulas del Señor es una obligación moral respaldar y trabajar por proyectos que ayuden a que desaparezca un poco el fantasma del hambre que azota a tantos hermanos nuestros. Y si eso pasa en nuestra capital, en todo el país no es ajeno. Por eso respetamos, pero no basta las celebraciones y procesiones solemnes en torno a la Eucaristía, sino no se traduce en hechos de acción de vida.
“Es hora de ir colocando el amor en acción”
Roberto Zamudio


PROMESA BÍBLICA DEL MES
“Jesús contesto: Denles ustedes de comer”

LUCAS 9,13

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