miércoles, 1 de mayo de 2019

Sábado 11 de Mayo de 2019


“El ESPÍRITU Y LA PALABRA ANIMAN A LA COMUNIDAD”

PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 9,31-42

La iglesia se iba construyendo y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo

En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.  Pedro recorría el país y bajó a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la camilla. Pedro le dijo: "Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y haz la cama." Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Saron, y se convirtieron al Señor. Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacia infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba. Lida está cerca de Jafa. Al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle que fuera a Jafa sin tardar. Pedro se fue con ellos. Al llegar a Jafa, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela cuando vivía. Pedro mandó salir fuera a todos. Se arrodilló, se puso a rezar y, dirigiéndose a la muerta, dijo: "Tabita, levántate." Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él la cogió de la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, se la presentó viva. Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
En el inicio de esta lectura se nos dice por primera vez que “la iglesia gozaba de paz”, pero se subraya por las constantes persecuciones que habían tenido –especialmente por el recién convertido Pablo-. Y aprovechando la ocasión, el protagonista de hoy. Pedro sale de Jerusalén y hace un recorrido por las comunidades cristianas, a modo de visita pastoral, para reanimarla en su fe. Su presencia va acompañada por dos hechos milagrosos: la curación de un paralítico llamado Eneas, en Lida, y la resurrección de una discípula que había fallecido en Jafa, Tabita. La fuerza curativa de Jesús se ha comunicado ahora a su Iglesia, en la persona de Pedro, que explícitamente invoca a Jesús: “Eneas, Jesucristo te da la salud, levántate”. Y también al resucitar a  la mujer, primero se arrodilla y se pone a rezar, antes de mandarle: “Tabita, levántate”. Es lo que habían hecho él y Juan a la puerta del Templo cuando curaron al paralítico “en el nombre de Jesús”. Vemos los protagonistas de la historia de la Iglesia: Jesús, su Espíritu y la comunidad misma, con sus ministros.  Jesús, desde su existencia gloriosa, sigue presente a su Iglesia, la llena de fuerza por su Espíritu y sigue así actuando a través de ella. Se explica que Lucas pueda describir un panorama tan optimista: “la comunidad se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba animada por el Espíritu Santo.

SALMO RESPONSORIAL: 115
R. / ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R.

OREMOS CON EL SALMO
Alguien que ha experimentado la protección divina en una grave aflicción da gracias al Señor por su bondad y  proclama ante la comunidad los beneficios recibidos de Dios. Nuestra Eucaristía es la acción de gracias de la Iglesia por los beneficios recibidos mediante Cristo  y así repite con el salmista “alzaré la copa de la salvación invocando su nombre”.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 6,60-69

“¿A quién vamos a acudir? Tú tienes Palabras de Vida Eterna”

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: "Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?" Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: "¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen." Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: "Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede." Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También vosotros queréis marcharos?" Simón Pedro le contestó: "Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
¿A quién iremos?  Si sólo tú tienes Palabras de Vida Eterna. Esta afirmación pronunciada por Pedro sigue siendo una palabra de vigente actualidad para la vida cristiana de todos nosotros.  El Espíritu del Resucitado es el único que puede dar vida en abundancia. Es el único que puede hacer posible la transformación total de la raíz egoísta que carcome la vida de las personas. El itinerario de la Pascua tendría que generar en la vida de cada creyente esta dimensión de ir derrotando la raíz del egoísmo permitiéndonos abrir una dimensión más solidaria y comunitaria en nuestra vida. Estar con Jesús, asumir que él tiene Palabras de Vida Eterna, tiene que manifestarse en formas concretas a nivel personal y social. Sólo una vida expresada en solidaridad y comunitariedad es creíble como vida nacida y adherida a Dios. Las palabras de Pedro son una "consuelo" para un pueblo latinoamericano con las "venas abiertas" como los niños que viven en la calle, los desplazados y migrantes , los adicto dependientes, los ancianos abandonados, tantas personas pobres y vulnerables de nuestra realidad.

ORACIÓN
Aunque humanamente parece difícil entender lo que nos revelas acerca de lo que tú eres, el tener un encuentro y caminar íntimamente contigo y tu Palabra, nos lleva a la luz de tu Espíritu a experimentarte en nuestras vidas y como  le sucedió a Pedro  poder exclamar: ¿A quién más iremos? Si  solo tú tienes palabras y hechos de vida eterna.  Gracias Amado Jesucristo, porque solo  en ti encontramos verdadera esperanza. Amén.


“Si tenemos a Jesús dentro nuestro debemos llevar la alegría y la Palabra como novedad al mundo” 

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