“SER LIBRES DESDE ADENTRO”
PRIMERA
LECTURA
ISAÍAS 55,6-9
“Mis planes no son
vuestros planes”
Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está
cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese
al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes
no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del
Señor-. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que
los vuestros, mis planes, que vuestros planes. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El texto del segundo Isaías centra su actividad
profética en el tema de la consolación del pueblo desterrado. Pero el destierro
fue por la desobediencia del pueblo y de sus dirigentes que se apartaron de
Dios y quebrantaron la alianza. Sin embargo, Dios no abandona a su pueblo. Si
el pueblo es infiel a la alianza, Dios permanece siempre fiel. Los caminos del
Señor son muy distintos de los caminos humanos. El profeta insiste en la
invitación a buscar al Señor. Hace un llamado a la conversión y al
arrepentimiento porque Dios es clemente y misericordioso y siempre está
dispuesto al perdón. Los planes de Dios no son tan limitados y mezquinos como
los de nosotros.
SALMO RESPONSORIAL: 144
R./Cerca está el
Señor de los que lo invocan.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré
tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este es un salmo de alabanza al
amor de Dios que se extiende a todas las criaturas. El reinado del Mesías,
reinado de amor y de paz será eterno.
SEGUNDA LECTURA
FILIPENSES 1,20C-24.27
“Para mí la vida es
Cristo”
Hermanos: Cristo será glorificado abiertamente en mi cuerpo, sea
por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el
morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé
qué escoger. Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar
con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida
veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis
una vida digna del Evangelio de Cristo. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pablo, en la carta a los Filipenses, plantea una
seria disyuntiva: o morir para estar con Cristo o quedarse en medio de ellos
para ayudarles en sus dificultades. Pablo, prisionero por Cristo, presiente que
sus días ya están llegando a su fin. Perseguido, calumniado, encarcelado,
azotado y despreciado de muchos ha vivido en su propia persona la pasión de su
Señor. Consecuente con su predicación, si se ha esforzado por vivir el
evangelio de Jesús, entonces es normal que corra la misma suerte que su
maestro. Pero también tiene la plena convicción de participar de la gloria de
la resurrección. Tanto su vida como su muerte está en función de Cristo. Si
está vivo es para seguir anunciando el evangelio, si muere es para entrar en la
plena comunión de los justificados por El. Así las cosas, Pablo siente que su
misión ha llegado a su fin. Como Jesús, puede decir todo está cumplido. Pero a
Pablo le queda la gran preocupación de la fragilidad de las comunidades, cuya
fe está fuertemente amenazada por el ambiente de las colonias del Imperio.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 20,1-16
¿Vas a tener tú
envidia porque soy bueno?
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
"El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a
contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario
por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros
que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi
viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía
y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros,
parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin
trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les
dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de
la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal,
empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del
atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros,
pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno.
Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han
trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos
aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos:
"Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario?
Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no
tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú
envidia por que yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los
primeros los últimos." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En la parábola de los trabajadores descontentos con la paga se refleja
el modo de actuar de Dios contrario a nuestra mentalidad. El contexto de la
parábola debió ser la controversia de Jesús con las autoridades judías por su continua
relación con personas de dudosa reputación como publicados, pecadores,
enfermos, niños, paganos y mujeres. Precisamente aquellos que estaba
considerados impuros y, por tanto, excluidos del círculo de santidad. Pero en
el contexto de la comunidad mateana se percibe el conflicto producido entre los
judeocristianos y paganos cristianos que confluyen en la misma comunidad. Era
inaceptable que los recién conversos tuvieran el mismo trato de los que han
pertenecido desde tiempos antiguos al pueblo elegido. Es claro que el encuentro
entre judaísmo y cristianismo en el seno de una misma comunidad resultó
bastante complicado.
La parábola, narrada por Jesús,
parte de un hecho real. El propietario representa a los terratenientes que a
base de aranceles habían quitado las tierras a los campesinos. Así mismo, los
desocupados eran los que lo habían perdido todo y se alquilaban por cualquier
cosa para poder vivir. Por supuesto que había quienes siempre eran clientes
fijos del propietario, es decir, aquellos a quienes siempre se les contrataba,
y estaban los que iban apareciendo a última hora. La clave de la parábola no
está en la actitud equitativa del patrón, pues él podría pagar como quisiera.
Lo que llamó la atención a los oyentes es que haya preferido a los que no eran
sus trabajadores (los de la última hora) sobre los que si lo eran (los de la
primera hora). Situación incomprensible desde todo punto de vista.
El
sistema religioso del tiempo de Jesús y de las primeras comunidades centraba la
práctica religiosa en el mérito y la paga. La salvación se había convertido en
un mercado de compra y venta. Jesús cuestiona a fondo esta mentalidad que tanto
mal le ha hecho al pueblo. La salvación es don gratuito de Dios. Y la gracia
tiene que ver con el amor misericordioso. Dios no maneja nuestros esquemas
contables interesados y lucrativos. Para Dios, tanto los primeros como los
últimos son objeto de su inmenso amor y misericordia.
Hoy tenemos que superar todo
espíritu de competencia y codicia, tenemos que superar sobre todo el
«exclusivismo», creer que nuestra religión, sería la única verdadera, y por
tanto la superior, la definitiva, la insuperable, aquella a la que las demás
religiones (¡y culturas!) deberán confluir... La apertura a todos, el
reconocimiento sincero de que no tenemos un «gratuito e inmerecido derecho de
primogenitura», que no somos «los (únicos) elegidos», que los que hemos
considerado tradicionalmente «últimos» (o en todo caso, posteriores a nosotros)
no lo son, que Dios es «gratuito» y sin favoritismos..
No cabe duda de que aceptar en profundidad el
mensaje evangélico de hoy de que «los primeros serán los últimos», nos exige un
cambio de mentalidad a fondo. También el pluralismo religioso, se encuentran
entre esos grandes desafíos generados por el descubrimiento más profundo de la
«gratuidad de Dios» que la parábola del evangelio de hoy vuelve a poner ante
nuestros ojos.
ORACIÓN
Dios incluyente, hoy a través de
la Palabra nos recuerdas la prioritaria necesidad de volvernos a Ti mientras
estés cerca de nosotros y a abrirnos a la universalidad de la liberación, donde
se incluye a todos dentro de la comunidad y con los mismos derechos. Queremos
comprometernos en abolir las diferencias que benefician a unos y discriminan a
muchos, para que sea tu justicia no la nuestra la que rija el mundo. Envía tu
Espíritu para ser capacitados(as) en estos propósitos. Amén
“Las
diferencias entre personas han de ser abolidas por la decisión de ejercitar la
bondad de Dios”
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