domingo, 1 de junio de 2014

Sábado 14 de Junio de 2014


PRIMERA LECTURA
1REYES 19, 19-21

“Eliseo se levantó y marchó tras Elías”

En aquellos días, Elías se marchó del monte y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó a su lado y le echó encima el manto.
Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: "Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo."

Elías le dijo: "Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?"

Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Los profetas recibieron de Dios la capacidad de hablar no sólo con palabras sino también con actitudes señales y gestos. Un ejemplo muy típico es la escena que hemos visto en la primera lectura de hoy: Elías "echa el manto" sobre Eliseo, y este entiende ese gesto en su profundidad de llamado.

Pero Eliseo va más allá. Si nos parece débil su actitud cuando pide plazo para despedirse de sus papás, es indudable la fuerza de su resolución cuando quema el yugo, que debía ser inmenso y muy costoso, para los parámetros de la época. "Quemar el yugo" es dejar cerrada la posibilidad de volver a la vida anterior; es cerrar con fuerza un capítulo de la propia vida.

Eliseo no quemó muchos yugos en su vida. Su historia quedó partida por la mitad con este encuentro con Elías. De ello aprendemos que no cualquier día ni cualquier voz son una invitación a "quemar el yugo." Es preciso un discernimiento, tanto más profundo cuanto mayores son las implicaciones que se siguen. Pero hecho el discernimiento, hay que llegar también al momento de la verdad, y si es el caso, darse la oportunidad de empezar una etapa distinta y nueva.

SALMO RESPONSORIAL: 15
R. / Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: "Tú eres mi bien."
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
 y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Los levitas no recibieron una porción especial en Israel, porque el Dios mismo fue la parte que les tocó en herencia. El salmista expresa su alegría por esa suerte  y la certeza  de su pertenencia a Dios no será frustrada por la muerte. Esta herencia especial se extiende a todo el pueblo de Dios, pueblo  sacerdotal. Cada creyente puede repetirlo personalmente. Cristo, al resucitar, nos da la certeza de que Dios no dejará en el poder de la muerte a aquellos que Él ama.  

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 5, 33-37

“Yo os digo que no juréis en absoluto”

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Sabéis que se mandó a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor". Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir sí o no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno". Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Venimos de una tradición de años atrás en que la palabra representaba la credibilidad sin atenuantes. “Aquella persona es de una sola palabra”, comentaba la gente, “pues no necesita hacer juramentos”. El evangelio nos desafía a ser personas auténticas, firmes y consecuentes frente a nuestros actos y comportamientos en los diferentes campos de la vida personal, familiar y social. Se trata de vivir y actuar con franqueza y transparencia en las relaciones sociales, procurando buscar el bienestar común de los hermanos y hermanas.

La práctica de los juramentos falsos, probablemente era una costumbre muy difundida en tiempos de Jesús. Las relaciones con Dios se limitaban a simples promesas que no se tomaban con seriedad y responsabilidad. De ahí que se espere un «sí, sí» o un «no, no». Tomar compromisos a medias no va con el seguimiento de Jesús. Hoy como ayer seguimos actuando de esa manera, que no nos lleva a una auténtica vivencia de los valores éticos y cristianos. El Señor espera que nuestra palabra sea sincera, transparente y verdadera. Que asumamos de corazón nuestro actuar, con la convicción de no fallarle a nuestro Dios de la vida, a nuestras comunidades y a los procesos de dónde venimos.

ORACIÓN
Amado Dios, tú buscas que quienes te seguimos, al vivir en la verdad, seamos veraces y ya no tengamos necesidad de juramento alguno para asegurar lo que decimos. Por favor ayúdanos como a Eliseo para que al ponernos a tu servicio, lo hagamos de tal manera que toda nuestra vida esté consagrada a la verdad y seamos personas de palabra, que no necesitan más para ser creíbles. Amén
“Ser personas veraces en obras y palabras hace que se vuelva inútil recurrir a juramentos o letras que respalden lo acordado”


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: