LA
VIDA EN EL ESPÍRITU
Fin
de un semestre y comienzo de un nuevo mes, por el cual damos gracias, alabamos
y adoramos al Buen Dios resucitado en
este tiempo de Pascua. Hemos caminado
haciendo un itinerario de noventa días: cuarenta días de preparación, decisión y de cambios(Cuaresma), luego
reflexionamos queriendo hacer vida la pasión, muerte y resurrección del Señor
Jesús (Pascua), ahora celebrando cincuenta días, la Resurrección, es decir el
triunfo de la vida sobre la muerte, vamos hacia la meta o plenitud de la Pascua
que es Pentecostés.
La
Pascua del resucitado ha dado herramientas a los discípulos(as), a tomar
conciencia de la necesidad y acción de ese Cristo en sus vidas (mover del
Espíritu Santo). Ya ese Espíritu se manifestaba y estaba desde el comienzo de
la creación (Génesis, 1, 1-3) conduciendo a los animadores del pueblo de
Israel. El profeta Joel lo había anunciado como promesa para todos los integrantes de esa pequeña
comunidad tribal. Jesús resucitado congrega, motiva y guía a esta pequeña
comunidad cristiana, desde toda una escuela de vida, siguiendo los pasos del
verdadero Pastor y Maestro.
Recordemos
que luego de la muerte en la cruz en medio de todas las adversidades, pecados
(negación, traición y abandono) el Espíritu Santo guiaba la vida de estos
primeros y débiles discípulos. Aquí vemos al Espíritu Santo como animador,
conductor y maestro de esta pequeña comunidad. Pero debía cumplirse la plenitud
de esta experiencia del resucitado en
cada uno(a) y en la comunidad
discipular con el Pentecostés, que es el desenlace, bautismo y sello de una
nueva vida y relación comunitaria que comienza.
De
tal manera que podemos afirmar que Pentecostés
es la vida nueva en el Espíritu, es una propuesta e invitación del Maestro
Pastor resucitado a ser nuevos, como varias veces lo hemos dicho y hoy lo
recordamos: nuevos en la manera de pensar, sentir, ver el mundo (visión-
proyecto de vida) al estilo o modelo de Jesucristo el Crucificado y Resucitado,
verdadero hombre siempre nuevo.
Referirnos
a Pentecostés es volver a reflexionar, interiorizar y especialmente atrevernos
a vivir un nuevo plan, proyecto o propuesta de vida, en estas claves o ejes:
Búsqueda
en la vida del Espíritu
·
Espiritualidad
Cristocéntrica
·
Arraigo
profundo en la Palabra del Resucitado ( Biblia –texto y vida)
·
Vida
orante (oración nacida de la realidad)
·
Búsqueda
y construcción de la pequeña comunidad
·
Comunidad
centrada en la solidaridad, fraternidad y equidad (compartir del pan y la mesa)
·
Comunidad
que busca la información, formación, revelación y transformación desde el
discipulado
·
En
el DISCIPULADO siempre avanzar hacia el crecimiento desarrollo y madurez de la
comunidad, es decir MISION – SERVICIO-APOSTOLADO
· La
vida del Espíritu tiene que llevar a hacer de la comunidad de puertas abiertas
a las diferentes culturas, pensamientos y espiritualidades (inclusión)
· La
comunidad del Resucitado que está en un constante Pentecostés debe dar un papel
protagónico a las mujeres, a los pobres, necesitados y excluidos.
En este tiempo de Pentecostés recordamos, agradecemos e intercedemos por
todos los padres en su mes, así como lo
hacíamos en el mes anterior con las madres, hoy oramos, pidiendo la vida del
Espíritu sobre los padres; que el Espíritu del Señor les siga haciendo sabios,
compasivos, dedicados para que junto a las madres y esposas sigan guiando su
pequeña comunidad familiar en la vida del Espíritu. Que nuestro gran clamor
personal, familiar y comunitario en estos días sea: “¡Ven Espíritu Santo y
sigue transformando y guiando nuestra vida en el plan de Jesús Resucitado!”.
Declaro
bendiciones sobre ustedes en este nuevo mes.
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