jueves, 1 de agosto de 2013

Lunes 12 de Agosto de 2013


“PERSONAS CON UN CORAZÓN ABIERTO

 A DIOS”

PRIMERA LECTURA
DEUTERONOMIO 10,12-22

“Circuncidad vuestro corazón. Amaréis al forastero, porque forasteros fuisteis”

Habló Moisés al pueblo, diciendo: "Ahora, Israel, ¿qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que temas al Señor, tu Dios, que sigas sus caminos y le ames, que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma, que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, y los mandatos que yo te mando hoy, para tu bien. Cierto: del Señor son los cielos, hasta el último cielo, la tierra y todo cuanto la habita; con todo, sólo de vuestros padres se enamoró el Señor, los amó, y de su descendencia os escogió a vosotros entre todos los pueblos, como sucede hoy.

Circuncidad vuestro corazón, no endurezcáis vuestra cerviz; que el Señor, vuestro Dios, es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, fuerte y terrible; no es parcial ni acepta soborno, hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al forastero, dándole pan y vestido. Amaréis al forastero, porque forasteros fuisteis en Egipto. Temerás al Señor, tu Dios, le servirás, te pegarás a él, en su nombre jurarás. Él será tu alabanza, él será tu Dios, pues él hizo a tu favor las terribles hazañas que tus ojos han visto. Setenta eran tus padres cuando bajaron a Egipto, y ahora el Señor, tu Dios, te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo."  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
En esta primera lectura, Moisés sigue dando las últimas recomendaciones a su pueblo, al final de la travesía del desierto. La lógica es muy hermosa : Dios, que ha hecho los cielos y la tierra, ha amado “con amor de predilección” a Israel. Por tanto, ahora le toca a su pueblo corresponderle. Los verbos se suceden: “ que temas al Señor, que sigas sus caminos, que le ames, que le sirvas, que guardes sus preceptos….”

Seguimos leyendo hoy el libro de Deuteronomio que significa “ segunda ley”, y recibe su nombre del hecho de que la mayor parte de su contenido son disposiciones legales como las que hemos escuchado hoy y nos invita continuamente a la obediencia a la “ley Dios”. Moisés ha promulgado la Ley, cuando le dice al pueblo que la obedezca, lo primero que hace es recordarle todo lo que Dios ha hecho por él, por eso dice: Del Señor son los cielos, hasta el último cielo, tierra y todo cuanto la habita, con todo. Sólo de vuestros padres se enamoró el Señor, los amó y de su descendencia os escogió a vosotros como sucede hoy"
Y porque Dios nos conoce y porque nos ama, nos dice : “Por aquí sí y por aquí no”, nos indica sus mandamientos, que aunque nos parezcan restricciones para nuestra vida, las consideremos fastidiosas y que nos limitan, están hechas para nuestro bien. Comparemos por ejemplo, estas normas con las normas de tráfico. En una carretera hay un letrero que dice que la velocidad máxima permitida es de 60 km por hora. Un joven amante de la velocidad se pregunta por qué le limitan su deseo de correr en su automóvil nuevo y aprovecha una noche en que no ve ningún policía para correr hasta el tope de lo que le da su motor. Uno entiende que si alguien puso ese límite de velocidad no fue por capricho. El camino tiene algunas curvas con limitada visibilidad. El joven de nuestra historia va a más de 100 k por hora cuando no logra tomar una curva; su carro sale volando por la barda y el muchacho, aunque no muere, queda paralítico. Es una historia real.
Así también nosotros sólo tenemos una vida, una vida para cuidar, no para dañar ni acabar. ¿Qué le pasa al mundo, a nosotros cuando no obedecemos a Dios? Pasa que al principio todo parece normal. Pero el tiempo pasa y empezamos a darnos cuenta del triste curso de los acontecimientos de la vida, del caos, del sin sentido, del desmoronamiento de las familias, de la misma vida. Dios nos da un Manual de Instrucciones y ese Manual de Instrucciones es la Ley maravillosa de Dios, la ley maravillosa del AMOR, que es en realidad protección para nuestras vidas y fue hecha para que llegara a nuestro corazón y fuéramos felices.

SALMO RESPONSORIAL: 147
R. / Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este es un canto de acción de gracias a Dios por la reconstrucción de Jerusalén y el regreso de los desterrados, y de alabanza por la providencia con que gobierna  el universo. La restauración de Jerusalén es anticipo y símbolo de la redención obrada por Dios en Cristo. Él sigue presente en medio de su pueblo y le ofrece diariamente pruebas de su amor.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 17,22-27
“Lo matarán, pero resucitará. Los hijos están exentos de impuestos”

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo Jesús: "Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día." Ellos se pusieron muy tristes.

Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?" Contestó: "Sí." Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?" Contestó: "A los extraños." Jesús le dijo: "Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El impuesto del que nos habla el evangelio no es un impuesto general, como los que se cobran hoy día sobre el consumo de bienes y servicios, sino un impuesto especial al que estaban obligados los israelitas para el mantenimiento del Templo de Jerusalén. El origen de este impuesto se remontaba a épocas remotas, cuando los santuarios locales eran sostenidos por las familias del lugar, y los artículos que se ofrecían para el sacrificio eran consumidos por los mismos oferentes (Ex 30,13.24). Este mismo impuesto se había convertido en una carga extremadamente pesada para el pueblo pobre, después de las reformas religiosas y las ampliaciones del edificio que había introducido el rey Herodes. La respuesta de Jesús a los cobradores de impuestos que interpelan a Simón Pedro se refiere al abuso que cometían las autoridades al hacer doble recaudación para el Templo. Les cobraban a todos los judíos y judíos que vivían en el extranjero, y al mismo tiempo les cobraban a los que vivían en Israel, quienes, además de los impuestos ordinarios sobre el sacrificio, debían pagar este impuesto adicional.

ORACIÓN
Amado Señor, muchas y muchos queremos servirte con todo el corazón y con toda el alma, pero necesitamos abrirnos en extremo a la experiencia de “amar”, para captar tu presencia, que parece estar escondida, pero que podemos encontrar en las personas más necesitadas, humildes y sencillas, que están tanto en nuestras familias como en quienes hemos encontramos y seguimos encontrando a cada paso por la vida. Por favor sensibiliza cada vez más nuestro corazón. Amén


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