“ORAR SIEMPRE… PERO CON FE”
PRIMERA LECTURA
3 JUAN 5-8
“Debemos sostener a los hermanos en la fe”
Querido amigo Gayo, te portas con plena
lealtad en todo lo que haces por los hermanos, y eso que para ti son extraños.
Ellos han hablado de tu caridad ante la comunidad de aquí. Por favor, provéelos
para el viaje como Dios se merece; ellos se pusieron en camino para trabajar
por él sin aceptar nada de los gentiles. Por eso debemos nosotros sostener a
hombres como éstos, cooperando así en la propagación de la verdad. Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
Este texto es el único que la liturgia nos ofrece de la tercera
carta de san Juan destaca el valor de la hospitalidad cristiana. Nuevamente
estamos ante una virtud que tiene mucho aprecio en la sociedad humana, pero que
adquiere un sentido mayor a la luz de la fe. Acoger a los evangelizadores es
hacerse partícipe del fruto de la evangelización.
Significa mucho para nosotros aquella expresión del apóstol, referida a
quienes fueron hospedados: "se han puesto en camino por Cristo..." (3
Jn 7); literalmente: "por el Nombre". ¡Qué poder el de este Nombre (
Flp 2,9), que pone en movimiento a quien lo escucha y renueva a su paso cada
cosa, cada cultura y cada persona!
SALMO RESPONSORIAL 111
R. / Dichoso quien teme al Señor.
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este salmo, es un himno de gozo por las personas que aman a Dios y que
ponen en él su confianza. El gozo, anunciado por Jesús en las bienaventuranzas,
prometido en la última cena y comunicado en su resurrección, consiste en la
convicción de ser amados de Dios, y en la decisión de amarle y de compartir los
bienes con los demás.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 18,1-8
“Dios hará justicia a sus elegidos”
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a
los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta
parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le
importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a
decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario"; por algún tiempo se
negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los
hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar
pegándome en la cara"". El Señor añadió: "Fijaos en lo que dice
el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día
y noche?, ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero
cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?.
Palabra del Señor.
REFLEXION
Orar siempre y sin desfallecer, aquí está la lección que nos deja la
parábola del juez injusto y la viuda. La oración del discípulo no puede limitarse
sólo a los momentos de emergencia y dificultad, ni tampoco debe hacerse a
manera de prueba, por experimentar a ver si resulta o no. Jesús nos recomienda
que cuando oremos lo hagamos con la plena seguridad de que ya hemos obtenido
eso que hemos pedido.
La viuda de la parábola, que representa a las personas excluidas y menos
favorecidas, nos da ejemplo de insistencia y perseverancia en la oración. Con
frecuencia nos vemos tentados a desistir ante una espera prolongada, queremos
obtener resultados a la velocidad de la luz y, cuando Dios se “hace esperar”,
el ánimo se nos viene al piso e inmediatamente empezamos a cuestionar el poder
de Dios y muchas veces hasta su existencia. Si Dios existe, ¿Por qué no escucha
mis súplicas?
Dios elogia la actitud de los que luchan e insisten con sus oraciones
atrevidas y perseverantes. Ellas son la prueba de que en realidad queremos su
ayuda y confiamos en que tarde o temprano Dios acudirá en nuestro auxilio.
Recordemos que la oración para el mundo de la biblia es la respiración
para el alma; y es la manera, como el hombre confiadamente se dirige a Dios.
Jesús la enseña como medio para superar la tentación y fortalecerse en la
debilidad; pero particularmente para ponerse en comunicación con el Padre Dios.
La oración del cristiano debe nacer de una correcta actitud disponibilidad, y
abandono confiado en las manos del Padre Dios, fe, perseverancia, humildad, y
decisión de reconciliación con Dios y con los demás.
ORACIÓN
Hoy la palabra nos
invita a que oremos con perseverancia y caminemos hacia la victoria pidiendo al
Señor que obre plenamente en nosotros y que no permita que sucumbamos jamás en
el desánimo. Te pedimos hoy nos ayudes y fortalezcas para que nuestra vida sea
una oración continua, una oración confiada en el poder de Dios. Amén
“Necesitamos
de una fe muy grande y muy viva para creer que aquello que le pedimos al Señor,
nos lo va a conceder”
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