sábado, 1 de abril de 2023

Lunes 17 de Abril de 2023

 

“NUESTRO CORAZÓN NECESITA: NACER DE NUEVO”

 

 

PRIMERA LECTURA

HECHOS DE LOS APÓSTOLES  4,23-31

 

Al terminar la oración, los llenó a todos el Espíritu Santo, y anunciaban con valentía la Palabra de Dios

 

En aquellos días, puestos en libertad, Pedro y Juan volvieron al grupo de los suyos y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos. Al oírlo, todos juntos invocaron a Dios en voz alta: "Señor, tú hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que contienen; tú inspiraste a tu siervo, nuestro padre David, para que dijera: "¿Por qué se amotinan las naciones, y los pueblos planean un fracaso? Se alían los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías." Así fue: en esta ciudad se aliaron Herodes y Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel contra tu santo siervo Jesús, tu Ungido, para realizar cuanto tu poder y tu voluntad habían determinado. Ahora, Señor, mira cómo nos amenazan, y da a tus siervos valentía para anunciar tu palabra; mientras tu brazo realiza curaciones, signos y prodigios, por el nombre de tu santo siervo Jesús."  Al terminar la oración, tembló el lugar donde estaban reunidos, los llenó a todos el Espíritu Santo, y anunciaban con valentía la palabra de Dios.   Palabra del Señor

REFLEXIÓN

El texto de Hechos de los Apóstoles, nos va a presentar hoy una de las cualidades fundamentales de la nueva comunidad: es orante. Toda la vida debe ser un ejercicio de encuentro con Dios y la fuerza de la acción de esta nueva comunidad está en relación íntima y estrecha con el Padre Dios. Por eso, cuando Pedro y Juan volvieron a donde estaban reunidos –los suyos-  y contaron lo que había pasado en su encuentro con las autoridades, todos se pusieron a orar. Podían haber tenido otras reacciones: preparar argumentos  y salidas para escapar de la persecución, apelar a otras influencias, pero se pusieron a orar a Dios, a partir de las circunstancias que estaban viviendo. Saben “orar la vida” viéndola desde los ojos de Dios.  El temblor del lugar de la reunión se interpreta, en la Escritura, como asentimiento de Dios: Dios escuchó la oración de aquella comunidad. Los llenó de su Espíritu, como en un renovado Pentecostés, y así pudieron seguir predicando la Palabra, a pesar de los malos augurios de la persecución.

 

SALMO RESPONSORIAL: 2

R. /Dichosos los que se refugian en ti, Señor.

 

¿Por qué se amotinan las naciones,

y los pueblos planean un fracaso?

Se alían los reyes de la tierra,

los príncipes conspiran

contra el Señor y contra su Mesías:

"Rompamos sus coyundas,

sacudamos su yugo". R.

 

El que habita en el cielo sonríe,

el Señor se burla de ellos.

Luego les habla con ira,

los espanta con su cólera:

"Yo mismo he establecido a mi rey

en Sión, mi monte santo." R.

 

Voy a proclamar el decreto del Señor;

él me ha dicho:

"Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.

Pídemelo: te daré en herencia las naciones,

en posesión, los confines de la tierra:

los gobernarás con cetro de hierro,

los quebrarás como jarro de loza." R.

 

OREMOS CON EL SALMO

El Salmo 2 ha sido llamado el drama de los siglos. Contiene una declaración decisiva en cuanto al desenlace manifestación de una especial providencia de Dios. El escogió a David y a su descendencia y les prometió bienestar y perpetuidad. Después de la catástrofe nacional (año 57 a.C.), las miradas se volvieron al futuro y se concentraron en la esperanza mesiánica. El Nuevo Testamento aplica este salmo a Cristo, ve en su persona y en su obra salvadora la plena y perfecta realización de las promesas hechas a David.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

JUAN 3,1-8

 

“El que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios”

Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo: "Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él." Jesús le contestó: "Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios." Nicodemo le pregunta: "¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?" Jesús le contestó: Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: "Tenéis que nacer de nuevo"; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Toda persona cristiana, como discípula, está llamada a dar testimonio de su nuevo nacimiento en la fe. Este nacimiento, «nuevo» y «de arriba», la identifica profundamente. La identidad cristiana no es solo de referencia individual. Es, ante todo, comunitaria; es, por un lado, vida nueva que viene del Espíritu, y, por otro, decisión libre que la impulsa a romper con «el pecado del mundo». Sin ese nacimiento espiritual se hace más difícil abrazar la dinámica del Reino que busca generar alternativas o caminos para un mundo nuevo. El «Reino de Dios» no tiene límites porque el Espíritu Santo libera y dilata el «corazón» y su horizonte está más allá de las fronteras. «El espíritu sopla donde quiere…». El cristiano, animado por el Espíritu de Jesús, tiene la misma libertad para amar que tiene su Señor; no está sujeto a límites, prejuicios o legalismos convencionales. Para vivir en «comunión» con Jesús, se requiere esa libertad y madurez que permita el cuidado integral de la vida.  

ORACIÓN

Suplicamos a ti, Espíritu Santo de Dios, que nos guíes, fortalezcas e ilumines ante los acontecimientos que amenazan e impiden el anuncio de la Palabra de Dios, por eso ayúdanos en este tiempo a renacer de nuevo,  a empoderarnos de nuestra misión, que nuestro espíritu se adhiera a ti  para anunciar y denunciar sin desfallecer la revelación central de nuestra fe y todo lo que vaya en su contra. Amén.

 

“El cambio profundo de corazón, el nacer de nuevo no se realiza por nuestras fuerzas y méritos, sólo recibimos la vida nueva como don y gracia de Nuestro Dios”

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