“LA UNIVERSALIDAD DEL
CRISTIANISMO”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 56,1.6-7
“A los extranjeros los traeré a mi monte santo”
Así dice el Señor: "Guardad el derecho, practicad la justicia,
que mi salvación está para llegar, y se va a revelar mi victoria. A los
extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo, para amar el nombre del
Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran
en mi alianza, los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración,
aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa
de oración, y así la llamarán todos los pueblos." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Esta primera lectura nos presenta un modo
de exclusión. Se trata de los extranjeros. En la mentalidad del Antiguo
Testamento lo que prima es la idea de que hay un solo pueblo que es el pueblo
elegido. El sentido que Dios quería dar a esa elección era este: ser elegido es
servir de instrumento y guía de la salvación de los demás pueblos. Sin embargo,
un modo cómodo de interpretar las cosas, un modo egoísta pero tentador, era
decir que los demás pueblos ya habían sido "descartados." El texto
del profeta Isaías se opone a esa interpretación miope y mundana de la elección
divina. Isaías viene a afirmar que hay promesas de vida y de felicidad para los
extranjeros, es decir, para los de fuera. Con eso también está desvirtuando lo
que podía servir de orgullo para los israelitas. Los discípulos de Isaías a la vuelta del
exilio, recobran las enseñanzas del
profeta del siglo VII y proponen al nuevo Israel, en proceso de formación, que
se abra a los valores de la universalidad y el ecumenismo. No por un compromiso diplomático ni en una
ilusión quimérica sino en la causa universal de la Justicia.
El nuevo Templo,
como símbolo de la esperanza y la resurrección de un pueblo, debía convertirse
en una institución que animara los procesos de integración universal. El
Templo, como casa de Dios, debía estar abierto a los creyentes en el Dios de la
Justicia y el Amor, cuya religión se inspira en el respeto por los más débiles
y en la defensa de los excluidos. Sin embargo, esta propuesta no tuvo casi resonancia y se convirtió
en un sueño, en una esperanza para el futuro, en una utopía que impaciente
aguarda a su realizador.
SALMO RESPONSORIAL: 66
R./ Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te
alaben.
El Señor tenga
piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro
sobre nosotros;
conozca la tierra
tus caminos,
todos los pueblos
tu salvación. R.
Que canten de
alegría las naciones,
porque riges el
mundo con justicia,
riges los pueblos
con rectitud
y gobiernas las
naciones de la tierra. R.
Oh Dios, que te
alaben los pueblos,
que todos los
pueblos te alaben.
Que Dios nos
bendiga; que le teman
hasta los confines
del orbe. R.
OREMOS CON EL SALMO
En esta hermosa oración, compuesta para celebrar
la recolección de las cosechas (Éx. 23. 16)- la comunidad agradece al Señor los
frutos de la tierra. Además, le suplica que renueve constantemente sus
bendiciones, a fin de que todos los pueblos reconozcan en el Dios de Israel al
único Dios. Esta perspectiva universalista se destaca particularmente en el
estribillo, que se repite en los vs. 4 y 6.
SEGUNDA
LECTURA
ROMANOS 11,13-15.29-32
“Los dones y la llamada de Dios son irrevocables para Israel”
Hermanos: Os digo a vosotros, los gentiles: Mientras sea vuestro
apóstol, haré honor a mi ministerio, por ver si despierto emulación en los de
mi raza y salvo a alguno de ellos. Si su reprobación es reconciliación del
mundo, ¿qué será su reintegración sino un volver de la muerte a la vida? Pues
los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Vosotros, en otro tiempo,
erais rebeldes a Dios; pero ahora, al rebelarse ellos, habéis obtenido
misericordia. Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la
misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia. Pues Dios nos
encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos. Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
Pablo, en la misma
línea, abandona los inútiles esfuerzos por abrir a Israel a la esperanza
profética y acepta la propuesta de los creyentes de otras naciones que están
dispuestas a formar las nuevas comunidades abiertas, ecuménicas y solidarias.
Dios es compasivo
y abre la puerta de su misericordia a los pueblos no judíos, es decir, a los
que la Biblia llama "gentiles." Los que estaban "lejos"
ahora están "cerca" enseña san Pablo, por ejemplo, en el capítulo
primero de su carta a los Efesios. Pero ¡cuidado! Estar cerca es empezar a
estar "adentro" y existe siempre el peligro de sentirse ya tan
adentro que uno empiece a despreciar a los que ahora vinieron a quedar afuera. Pablo
sale al paso de esta situación, mostrando que si es verdad que el orgullo de
aquellos judíos no condujo a nada, no podemos interpretar de ahí que ya ellos
han quedado "afuera" para siempre. Al contrario, temerosos de repetir
nosotros mismos el ciclo y anhelantes de la gracia y la salvación para todos,
tomamos en consideración las palabras de este apóstol: "Así como ustedes
antes eran rebeldes contra Dios y ahora han alcanzado su misericordia con
ocasión de la rebeldía de los judíos, en la misma forma, los judíos, que ahora
son los rebeldes y que fueron la ocasión de que ustedes alcanzaran la
misericordia de Dios, también ellos la alcanzarán. En efecto, Dios ha permitido
que todos cayéramos en la rebeldía, para manifestarnos a todos su
misericordia."
En nuestro tiempo continuamos sin romper
con tantos mecanismos que marginan y alejan a tantos auténticos creyentes en el
Dios de la Vida, únicamente porque son diferentes a nosotros por su
nacionalidad, clase social, estado civil o preferencia afectiva.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 15,21-28
“Mujer, qué grande es tu fe”
En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a
gritarle: "Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un
demonio muy malo." Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le
acercaron a decirle: "Atiéndela, que viene detrás gritando." Él les
contestó: "Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel."
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: "Señor, socórreme."
Él le contestó: "No está bien echar a los perros el pan de los
hijos." Pero ella repuso: "Tienes razón, Señor; pero también los
perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos." Jesús le
respondió: "Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas."
En aquel momento quedó curada su hija. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El evangelio de Mateo escrito para judíos
convertidos a Jesús, trae hoy un testimonio bello de una mujer pagana que busca
a Jesús con ardor y recibe de él una felicitación: “¡Mujer qué grande es tu
fe!”. De esta manera se hace una comparación clara entre la fe de los
discípulos y la fe que pueden tener los de afuera del círculo cristiano. Con
frecuencia, los paganos, los que consideramos no creyentes, pueden tener más fe
que nosotros mismos, lo de adentro, los que nos consideramos discípulos del
Señor.
Jesús llega con sus discípulos a la región
de Tiro y Sidón, tierra de paganos y no de judíos. Allí quiere estar a solas
con los suyos, pero se corrió la voz de su presencia, y una madre atribulada
con el dolor de su hija corrió a buscarlo y a gritos le decía: “Señor Hijo de
David, ¡ten compasión de mi!”. La expresión es curiosa en boca de una mujer
pagana, pero comienza a impresionar a los discípulos, para ellos, la mujer es
un estorbo a sus planes con Jesús; para el Maestro, es una oportunidad de una
catequesis práctica sobre la fe.
Vemos a unos discípulos, desesperados más
por la impaciencia que por la compasión, median ante Jesús para poner fin a los
ruegos de la mujer. El evangelista, entonces, pone en labios de Jesús una
respuesta típica de un predicador judío para explicar cuál debería ser la
actitud de Jesús: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Por fortuna, la mujer, haciendo a un lado los prejuicios raciales ajenos, corta
el camino a Jesús y lo obliga a dialogar. Cuál no sería la sorpresa de Jesús al
encontrar en esta mujer, sola y con una hija enferma, una fe que contrastaba
con la incredulidad de sus paisanos. Como Elías al comienzo de su misión, Jesús
comprende que aunque la misión comienza por casa, no puede excluir a aquellos
auténticos creyentes en el Dios de la Solidaridad, la Justicia y el Derecho.
Por esta razón, su palabra se acoge a la universal comunión de los seguidores
del Dios de la Vida.
Consideremos además las actitudes de la
mujer ante Jesús. Le sale al encuentro con su problema, le grita desde su
dolor, lo reconoce como el Hijo de David o el Mesías, se postra ante él, asume
el silencio inicial de Jesús pero insiste, entra en diálogo con él; reconoce
que, por ser pagana, no merece ni que la atienda; insiste y pide de él así sea
una migaja de la mesa de salvación. Los judíos consideraban a los paganos como
“perros” que eran temidos y despreciados.
Por eso la catequesis a la comunidad está
cargada de contenido, pero llena también de ternura. Jesús quiere que su
comunidad salga de su encierro y se abra a la realidad de muchos hombres y
mujeres, que sin ser creyentes, buscan a tientas a Dios, lo desean con ardor y
pueden tener más fe activa que los mismos discípulos. Estar abiertos a la fe de
los de afuera nos enriquece y nos compromete, rompe nuestro círculo egoísta y
nos ayuda a descubrir valores grandes en los que consideramos diferente u
opuestos a nosotros. La fe activa de muchos hombres y mujeres que no pertenecen
a nuestro grupo, puede fortalecer nuestra débil fe y animarnos a crecer en
ella.
ORACIÓN
Gracias, Señor porque abres nuestros ojos
y nuestros oídos al testimonio de muchos hombres y mujeres que no creen como
nosotros, pero son mejores que nosotros. Enséñanos a aprender de ellos y hacer
más activa nuestra fe. Fortalécenos en tu seguimiento y llénanos de paz y
alegría para vivir nuestro compromiso de discípulos misioneros. Amén.
“Personas que practican el
derecho y la justicia, son los que están construyendo un mundo nuevo”
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