TRES
CRUCES, TRES CENAS Y TRES AMORES
Estamos por estos días con el gozo
fresco de la Pascua, de haber celebrado con mucho entusiasmo la vida que
definitivamente vence a la muerte. Quisiera compartirles la reflexión que con
muchos de ustedes hicimos en el tiempo de Cuaresma como preparación a la
Pascua.
1.
TRES CRUCES: En esta Pascua, la del año
de la Misericordia, de una y otra manera la historia bíblica del camino de fe,
al igual que la historia humana es resumida en la experiencia que se vivió en
una montaña, en un solo momento y representada por tres cruces. En el monte
Calvario, de la Calavera, hace dos milenios atrás se vivió el drama de tres
vidas marcadas por la cruz. Cruz aquí significa dolor, angustia y sufrimiento.
Mateo y su comunidad es el que más dedica atención a este relato de los tres
personajes de la cruz. Podemos decir quizás que el primer crucificado al lado
de Jesús el de la izquierda, le injuriaba, pero el otro no. Este ladrón que en
el último momento pudo cambiar el rumbo e historia de su vida, no lo quiso
hacer, fue más grande su dureza de corazón, su rebeldía y falta de humildad;
quizás nosotros también podemos también tener en nuestra vida, algunos momentos
donde asumimos el dolor pero con dureza de corazón, con prepotencia, con
soberbia y rebeldía. Pero al otro extremo estaba otro crucificado, otro que
también tenía dolor, pero este lo asume con un reconocimiento total de su
pecado (arrepentimiento) y suplica perdón por sus pecados que reconoce y recibe ese perdón de labios de
Jesús, esta bella promesa que es para ti y para mí: “En verdad te digo que
estarás hoy conmigo en el paraíso (Lucas 23,43)”. Podemos decir hoy que de estos tres hombres
que sufrieron en la cruz, uno murió en sus pecados, rebelde, orgulloso y
soberbio sin recibir ayuda por no reconocer su incapacidad. El otro arrepentido
murió a sus pecados, y el tercero estaba en el centro, Jesús el Señor, moría,
para perdonar los pecados. Este hecho sigue sucediendo a nuestro alrededor la
sangre de Jesucristo sigue vigente y lista para limpiar el corazón herido de aquel
que ponga toda su fe en la cruz. Pero la gran mayoría, responde con la misma
actitud del ladrón rebelde y desafiante, que no se quiso arrepentir, transitan
por sus vidas indiferentes al llamado, que Dios les hace, y al final llegan a
la meta de su viaje sin recibir perdón ni una nueva vida para la eternidad.
Cristo Jesús al igual que ayer hoy sigue
en medio de nuestra vida, ofreciendo,
invitando y esperando. Pero cuidado el tiempo se acaba.
“EN LA CRUZ UNO MURIÓ EN SUS PECADOS, OTRO
MURIÓ A LOS PECADOS Y OTRO POR LOS PECADORES”
2.
TRES
CENAS: En la Pascua al igual que la cruz es importante el signo de la cena que
significa en el mundo judío de la Biblia, amistad, intimidad, cercanía,
fidelidad, fraternidad. Quisiera que reflexionáramos en medio de muchas cenas o
banquetes que aparecen en la Biblia especialmente en tres, siempre enmarcadas
en un ambiente festivo y de alegría. Son tres cenas o banquetes que nos dejan
lecciones acerca del carácter de Dios, pero también de nuestras condiciones y
características como discípulos(as) del Señor. -La primera la encontramos en
2da de Samuel 9,7-13 donde se nos narra que después de años de haber sido
perseguido injustamente David el rey se le concede el trono. En aquella cultura
el rey entrante tenía el derecho de aniquilar a toda la descendencia del rey
depuesto y quedarse con todas sus posesiones; en este caso Saúl; pero David en un acto de misericordia, no solamente
perdona la vida del nieto inválido de Saúl (Mefiboset); sino que como una
acción concreta de esa misericordia en clave con el fruto que en este mes vamos
a reflexionar, repara, restituye o le devuelve todo lo que le habían quitado,
lo saca de un basurero donde vivía, lo lleva a vivir al palacio y lo invita
para siempre a ser parte de su corte y a comer, participar y celebrar de su
mesa. - La segunda cena que les propongo como meditación en este tiempo de
Pascua, es la de Mateo 22,11-14, que nos cuenta la historia de un rey que hizo
un gran banquete o cena e invitó a sus comensales. Uno tras otro se
disculparon, lo cierto es que nadie asistió y la mesa estaba preparada repleta,
de las mejores bebidas y grandes manjares. Entonces la invitación del rey a sus
siervos fue: “Vayan por las calles e inviten a todos los que encuentren en el
camino”, obvio que en cuestión de horas la sala se llenó, pero dentro de los
invitados se infiltró uno que no entró por la puerta con el traje apropiado
para la cena y fue sacado (Ese traje es el amor, el perdón, la misericordia, la
justicia, el servicio, la disposición). Todos estamos invitados gratis a la
cena del Señor pero nadie entra a su manera, ni como se le antoje. - La última
de estas cenas que estamos reflexionando está en Lucas 15,22-24 y quizás es la
más conocida, es la cena que preparó el padre a su hijo pródigo, que levantó la queja del hermano mayor. El padre
le da nuevas sandalias (libertad), vestido (vida nueva y conversión) y anillo
(reconciliación, nuevo pacto, nueva alianza). Misericordia, justicia o gracia o
bondad de Dios, son las grandes características de estas cenas y de otras que
aparecen en el evangelio. El plato principal de cada cena o banquete y el
ingrediente principal de Dios que sazona y da sabor a tu vida, con el toque
sobrenatural de su presencia. ¿Lo tienes en este momento?, ¿Lo disfrutas?. Si
no es así todas las demás cenas son vacías, y entonces ¿Qué estas esperando?.
La invitación sigue abierta para ti y los tuyos, basta de soportar más, tanto
sinsabor en la vida, ven, anímate, acércate a la mesa y prepárate para
disfrutar de estas cenas en tu existencia. Él puede transformar tu insípida
existencia en una dulce experiencia.
“SU MISERICORDIA
TE RESCATA, SU JUSTICIA, TE RENUEVA Y SU GRACIA TE SOSTIENE”
3.
TRES AMORES: El tercer momento de
reflexión es una invitación a aplicar el sentido de la cruz (dolor) la
experiencia de la cena (compartir en cercanía y amistad) a los tres grandes
amores de la existencia humana:
- El
amor a Dios, entendiendo que este nuevo amor es como una doble calzada o
autopista por un lado se sube, pero por un lado se baja, que es amar a los
demás.
- El
amor a mí mismo, que significa dignificarme, tolerarme, valorarme, respetarme,
acogerme, perdonarme.
- El
amor al otro.
Bendiciones para ti y todos los tuyos en
este tiempo de Pascua, pidiéndole al Buen Dios te regale muchas experiencias
bonitas de resurrección en tu vida y entorno. Bendiciones.
Roberto Zamudio.
ORACIÓN
AL COMENZAR EL DÍA
Amado Dios en esta nueva mañana te damos
infinitas gracias por tu presencia en nuestras vidas, porque nos has permitido
permanecer en este mundo y nos has dado las herramientas para seguir caminando
en medio de todas las circunstancias que se nos presentan. Gracias por el pan
de cada día, por nuestra familia de sangre y
en el Espíritu, por la salud que nos permite trabajar y servir, pero también por las enfermedades y
dificultades que nos hacen más necesitados(as) de tu misericordia. Gracias
porque tu Palabra nos ha venido guiando en el Espíritu, para comprender el
verdadero sentido de los frutos de ser misericordiosos(as): el amor hasta el
extremo, el perdón y la reconciliación, que nos hace restablecer heridas, amar
aún a quien nos hace daño y liberarnos de sentimientos de odio, rencor y malas
intenciones.
Te pedimos nos ayudes a que estos frutos trabajados individual y comunitariamente, se vayan afianzando, que fluyan y se noten en
nuestra vida. Abre nuestro entendimiento y que a través de tu
Espíritu Santo podamos interiorizar el fruto de la REPARACIÓN Y RESTITUCIÓN durante
este mes, que reflexionemos sobre las equivocaciones e inadecuados
comportamientos, tanto personales y familiares, como los que han influido en el
respeto por la vida y la justicia social en nuestro país. Amén
ORACIÓN
AL FINALIZAR EL DÍA
Buenas noches Señor, ya terminada la
jornada de hoy, contamos con un espacio para cerrar la puerta y a solas hablar
contigo, buscar tu escucha, exhortación, orientación y guía, para seguir
caminando bajo tu voluntad, en tu acción
misericordiosa y unción de tu Espíritu. Recordamos en esta noche a todas aquellas
personas a quienes hemos hecho o nos han hecho daño, para seguir orando por que
nos devuelvas la paz y sanidad interior,
retomamos el primordial valor del amor en nuestras relaciones interpersonales y
en todos los espacios donde nos encontramos. Señor reafirma nuestra
reconciliación contigo, con nosotros mismos y con quienes nos rodean. Que nuestro
camino y proceso de conversión, nos
lleve a ser mejores personas con el
prójimo, sociedad y con todo lo que has creado para nuestro bienestar. Seguros(as)
que tú estás en todos los momentos de nuestra existencia, sabemos que tendremos
un sueño tranquilo y restaurador. Gracias Amado Dios. Amén
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